Por segundo año consecutivo, el mundo festejó una Nochebuena en pandemia, con las vacunas ofreciendo un panorama de esperanza ensombrecido por las nuevas olas de contagios que provoca la variante Ómicron. La misma fue detectada en 110 países de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Las restricciones llegaron hasta el propio corazón de la Navidad: en la ciudad palestina de Belén, lugar de nacimiento de Jesús según la tradición cristiana, el sector hotelero que esperaba la llegada de turistas se mostró decepcionado. Con una economía basada principalmente en el turismo en esta época del año, la llegada de peregrinos cristianos se vio afectada ya que tras un confinamiento casi total hace un año, Israel, que ocupa la localidad ubicada dentro de Cisjordania, volvió a cerrar sus fronteras.
Otro punto central del culto católico, el Vaticano, no fue la excepción: como en 2020, la misa de gallo encabezada por el Papa Francisco estuvo reservada a un pequeño círculo de fieles, solo bajo invitación.
Ómicron complica los vuelos internacionales
La expansión de Ómicron también afectó a miles de pasajeros en todo el mundo que tenían intenciones de viajar a su casa para Navidad y no pudieron hacerlo por los más de 2.000 vuelos cancelados ante la falta de personal. De acuerdo con el sitio Flight Aware, especializado en proporcionar datos en tiempo real sobre tráfico aéreo, la gran mayoría de las interrupciones tenían como destino o punto de partida Estados Unidos, pero la situación se repitió en otros países como Reino Unido y Australia.
"El aumento a nivel nacional en los casos de Ómicron esta semana ha tenido un impacto directo en nuestras tripulaciones de vuelo y las personas que dirigen nuestra operación. Como resultado, lamentablemente hemos tenido que cancelar algunos vuelos y estamos notificando a los clientes afectados antes de que lleguen al aeropuerto ", señaló United, una de las compañías con más retrasos y suspensiones, de acuerdo a lo que informó el medio The Guardian.
Limitaciones a la circulación
Todo esto se suma a un endurecimiento de restricciones y suspensiones de fiestas públicas de Navidad y Año Nuevo decretados en varias latitudes frente a un abrupto incremento de contagios de coronavirus, repitiendo lo ocurrido el año pasando.
En España, los ciudadanos volvieron a llevar mascarilla de forma obligatoria en exteriores mientras que en la región de Cataluña, una de las más pobladas, las autoridades impusieron un toque de queda de 1 a 6 de la madrugada y limitaron las reuniones a diez personas justo antes de las fiestas.
También Grecia recuperó el uso de la mascarilla tanto en interior como en exterior desde el viernes hasta el 2 de enero y en Italia, el tapabocas será igualmente obligatorio en exteriores, aunque en este caso el gobierno no precisó la fecha de la entrada en vigor de la medida.
Por el contrario, el gobierno británico se negó a decretar nuevas medidas pero, en su discurso de Navidad, el primer ministro Boris Johnson llamó a sus compatriotas a regalarse una dosis de vacuna en momentos en que el país superó en los últimos dos días los 100.000 nuevos casos de Covid-19. De hecho, Reino Unido viene de registrar más de 122.000 nuevos contagios, otro máximo histórico desde el inicio de la pandemia, en momentos en que las infecciones ascienden a pasos agigantados.
Para Navidad, "siempre hay algo maravilloso que puedes regalar a tu familia y al país entero (...) hacerse vacunar, sea la primera, la segunda o la dosis de refuerzo", expresó Johnson en un mensaje trasmitido en redes sociales.
A diferencia de las fiestas de 2020, el avance de las vacunación generó una baja en la cantidad de muertes y hospitalizaciones globales, pero no pasó lo mismo con los contagios ante la virulencia de la variante Ómicron. La mutación ya fue detectada en 110 países y se expande "significativamente más rápido que la Delta" duplicando la cantidad de casos cada dos o tres días en los lugares donde circula con transmisión comunitaria, informó hoy la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Sobre su gravedad, la agencia sanitaria de la ONU indicó que los datos procedentes de brotes en Sudáfrica, Reino Unido y Dinamarca parecen sugerir un menor riesgo de internación en comparación con Delta, aunque todavía son datos preliminares.