En medio del recrudecimiento de las relaciones entre ambos países, Corea del Norte acusó nuevamente a Estados Unidos de violar su espacio aéreo pero también por un supuesto plan de Washington para enviar misiles nucleares cerca de la península coreana. Pyongyang aseguró que se trata de un “chantaje nuclear” que supone “una grave amenaza para la paz”. Además, advirtió que derribará cualquier avión espía estadounidense que viole su espacio aéreo.
De acuerdo al Ministerio de Defensa Nacional de ese país, llegó al puerto de Busan, en Corea del Sur, un submarino de misiles de crucero de propulsión nuclear estadounidense y el temor es que desde allí se aproxime cada vez más. La agencia oficial de noticias KCN afirmó que esos movimientos son para introducir activos nucleares estratégicos en la península y que representan "un flagrante chantaje nuclear contra Corea del Norte y los países de la región".
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En abril, los líderes de Corea del Sur y Estados Unidos acordaron que un submarino de misiles balísticos de propulsión nuclear de la Armada estadounidense visitaría Corea del Sur por primera vez desde la década de 1980, pero no dieron más detalles. El Gobierno norcoreano también afirmó que aviones de reconocimiento estadounidenses violaron recientemente su espacio aéreo cerca de la costa oriental, citando a un portavoz anónimo de su Ministerio de Defensa Nacional.
"No hay garantía de que no ocurra un incidente tan chocante como derribar un avión estratégico de reconocimiento de la Fuerza Aérea estadounidense" en el mar de Japón, dijo el portavoz en una declaración difundida por la agencia oficial KCNA.
El vocero citó incidentes pasados en que Pyongyang derribó aviones estadounidenses y advirtió que Estados Unidos pagará por ese espionaje aéreo "montado frenéticamente", informó la agencia de noticias AFP. "La actual situación claramente prueba que la situación en la península coreana se acerca al umbral de un conflicto nuclear debido a las acciones militares provocadoras de Estados Unidos", agregó.
Corea del Norte argumenta que su ola de pruebas de armas estaba destinada a emitir una advertencia sobre los ejercicios militares ampliados de Corea del Sur y Estados Unidos que considera como ensayos de invasión. La tensiones entre Corea del Sur y sus aliados (entre ellos Estados Unidos y Japón), y el gobierno norcoreano del líder Kim Jong-un son cada vez más elevadas.
Corea del Norte realizó numerosos lanzamientos de misiles este año, mientras que Estados Unidos y Corea del Sur intensificaron su cooperación militar con varios ejercicios bélicos en la zona. Por su parte, el presidente surcoreano Yoon Suk Yeol tiene previsto participar esta semana en la cumbre de la OTAN en Lituania de mañana y el miércoles, en busca de mayor cooperación con esa alianza de defensa ante las crecientes amenazas bélicas de Corea del Norte, informó su despacho.
"Ahora es el momento de demostrar claramente que la determinación de la comunidad internacional de disuadir el programa de armas nucleares de Corea del Norte es más fuerte que el deseo de Corea del Norte de desarrollar armas nucleares", dijo.
Este será el segundo año consecutivo que Yoon participará en la cumbre, lo que subraya su impulso para profundizar los lazos con la alianza militar más grande del mundo. Corea del Sur enfrenta una combinación de desafíos de seguridad, incluido el programa nuclear de Corea del Norte y la rivalidad estratégica entre Estados Unidos y China.
La discusión de Yoon sobre Corea del Norte con los líderes de la OTAN podría desencadenar una reacción violenta de Corea del Norte, que calificó el aumento de la cooperación entre la OTAN y los aliados de Estados Unidos en Asia como un proceso para crear una "versión asiática de la OTAN" que, según dijo, generará animosidades regionales.
En abril de este año, Seúl inició junto con Washington el mayor simulacro con fuego real en su historia contra instalaciones militares de Corea del Norte. Se trató del primer Ejercicio de su tipo en seis años que tuvo lugar en el marco de la conmemoración del 70º aniversario de la alianza forjada entre Estados Unidos y Corea del Sur tras el armisticio de la Guerra de Corea (1950-1953) contra Corea del Norte, que técnicamente sigue abierta.