Israel ataca a Hamas como si fueran "animales": todos los palestinos de Gaza encerrados, sin agua, luz y con apagón mediático

Tras el ataque de Hamas que mató a más de 1.200 israelíes, el Gobierno de Netanyahu lanzó una ofensiva militar con una promesa: "Cada hombre de Hamas es un hombre muerto". Para conseguirlo, hace seis días que bombardea el sobrepoblado territorio, pese a que los palestinos no tienen donde esconderse. Las imágenes de los horrores escasean, sin embargo, porque, al igual que la ayuda humanitaria, las cámaras y los periodistas no pueden entrar.

12 de octubre, 2023 | 19.33

En los últimos seis días, el mundo conoció detalles escalofriantes de las masacres y la crueldad de los milicianos palestinos de Hamas que el sábado atacaron pueblos, ciudades y kibbutz del sur de Israel, con un saldo de más de 1.200 muertos, la mayoría de ellos civiles. Mientras los horrores de esa agresión eran revelados a cuentagotas, el Gobierno israelí de Benjamin Netanyahu comenzó una ofensiva militar masiva contra la Franja de Gaza, el territorio palestino ocupado que Hamas gobierna, también con mano de hierro. Hace seis días que bombardea un territorio que no llega a ser el doble de CABA, tiene una de las mayores densidades demográficas del mundo, con más de un 80% de pobres y que hace más de 15 años está completamente encerrado por un bloqueo militar. Las denuncias hablan de múltiples masacres, pero casi no hay cámaras ni periodistas para contarlas porque Israel no permite el ingreso. También les cortó la electricidad por lo que cada vez menos consiguen conexión de internet. En otras palabras, un apagón en todos los sentidos. 

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Según el último informe del Ministerio de Salud del Gobierno de Hamas, los palestinos muertos superan los 1.500. Fuentes oficiales y organizaciones humanitarias internacionales coinciden en que la situación en los hospitales es crítica. "Cuando Gaza pierde la electricidad, los hospitales pierden la electricidad, lo que pone en peligro a los recién nacidos en incubadoras y los adultos mayores que son pacientes de riesgo y son oxígeno-dependientes. Las diálisis de riñones se interrumpen y las radiografías no pueden hacerse. Sin electricidad, los hospitales pueden convertirse en morgues", advirtió el director regional para Medio Oriente del Comité Internacional de la Cruz Roja, Fabrizio Carboni, en un comunicado. Además, agregó: "Hay familias en Gaza que ya tienen problemas para acceder a agua limpia. Ningún padre quiere verse obligado a darle de beber agua sucia a su hijo sediento."

Antes que comenzara esta última ofensiva militar israelí contra Gaza -la franja ya había sufrido otras cuatro con un total de casi 100 días de bombardeos y ataques terrestres-, el 96% del agua no era potable y, por eso, dependía del ingreso de agua limpia de Israel, la potencia ocupante que al igual que la electricidad le vendía al territorio. Aún así, las familias apenas contaban con 13 horas de luz por día.

En este contexto de pobreza, escasez, encierro y violencia recurrente, es que, después de las masacres de Hamas en Israel, el ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, anunció: "Di la orden para un bloqueo total sobre la Franja de Gaza. No habrá electricidad, alimentos, combustible, todo quedará cerrado. Estamos peleando con animales humanos y actuamos de manera acorde". El miércoles, cuando se agotaron las reservas, la única central de energía de Gaza se apagó. Por eso, esa noche, el territorio y sus más de 2,1 millones de palestinos -de los cuales casi la mitad son menores de 18 años- se quedaron completamente a oscuras, prácticamente sin conexión a internet ni capacidad de saber que estaba pasando afuera. Solo les queda escuchar los constantes bombardeos hasta poder salir a la calle al día siguiente y enterarse qué edificio sigue en pie y quién sobrevivió.

Para completar este apagón, casi no hay prensa internacional en Gaza para ponerle cara y voz a esas otras víctimas civiles.

Las fuerzas armadas de Israel facilitan recorridos a la prensa internacional para mostrar las consecuencias del ataque masivo de Hamas del sábado pasado, lugares donde se encontraron cuerpos sin vida días después y donde los habitantes están en shock por lo vivido. Por eso, los canales argentinos y del resto del mundo muestran en loop imágenes de periodistas e israelíes corriendo aterrados buscando refugio cuando las alarmas se encienden por nuevos lanzamientos de cohetes desde la Franja de Gaza. En cambio, son muy pocas las imágenes -y muchos menos videos, informes y entrevistas- que se conocen de lo que está pasando en ese sobrepoblado territorio palestino, pese a que hace ya seis días que Israel bombardea barrios civiles. Esto tiene una sola explicación: el Gobierno de Netanyahu no permite que entre la prensa internacional.

Lo poco que se conoce es gracias a los medios y los periodistas freelance que trabajan de manera estable en Gaza, es decir, ya estaban allí una vez que comenzaron los bombardeos. Pero ellos también están sufriendo los ataques. Según el Comité de Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), una organización internacional con sede en Nueva York, ya identificaron 10 periodistas en la escalada, de los cuáles nueve fallecieron en la Franja de Gaza

La destrucción hasta ahora, según la ONU

La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de la Ayuda Humanitaria (OCHA) publicó este jueves un parte del nivel de destrucción y la situación humanitaria en Gaza, tras seis días de bombardeos israelíes y cuando parece inminente una invasión terrestre de esas fuerzas, que ya movilizaron alrededor de 300.000 reservistas.

Según la agencia, los ataques destruyeron por completo 1.000 viviendas, otras 560 fueron gravemente dañadas y quedaron inhabitables, y más de 12.600 sufrieron daños. Además, unos 650.000 habitantes ya sufren una grave escasez de agua, combustible y suministros médicos.

En cuanto a los hospitales, de los 13 que tiene el territorio, todos están trabajando de manera parcial por esta escasez. Finalmente, destacó que los sistemas de alcantarillado fueron destruidos. Esto sumado a la falta de agua potable hace temer un grave problema de salud pública.

Durante la madrugada de este viernes, Israel lanzó un ultimátum sin consecuencias definidas: le informó a la ONU que alrededor de la mitad de la población de la franja -unos 1,1 millones de palestinos- que viven en el Norte del territorio tienen 24 horas para desplazarse al Sur. 

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