A casi tres meses del inicio de la ofensiva masiva contra la Franja de Gaza con la que Israel respondió al ataque de Hamas, las voces más radicales del Gobierno de Benjamin Netanyahu se multiplican para pedir una avanzada más dura contra los palestinos. El último fue el ministro de Finanzas, el dirigente ultrareligioso y colono Bezalel Smotrich, quien abogó y justificó una limpieza étnica de la población de alrededor de 2,3 millones de ese territorio ocupado: "No dejaremos que dos millones de personas vivan allí".
En una entrevista con la radio pública del ejército israelí, el ministro sostuvo: "Si actuamos estratégicamente, ellos se irán y nosotros viviremos en la Franja de Gaza. No dejaremos que haya una situación en la que dos millones de personas vivan allí. Si hay 200.000 árabes en Gaza, la conversación sobre 'el día después' será diferente. Quieren irse, llevan 75 años viviendo en un gueto."
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No es la primera vez que un ministro o funcionario israelí plantea como solución al actual conflicto que los palestinos de Gaza se muden a algún país árabe vecino. Sin embargo, oficialmente, el Gobierno de Netanyahu ha negado que su intención será desplazar a la mayoría de la población local de ese territorio que, desde 2007, está bloqueado por tierra, aire y mar por Israel, con la asistencia del otro vecino de la franja, Egipto.
De hecho, uno de los principales cuestionamientos internacionales a Israel, incluso de su aliado incondicional Estados Unidos, es que el Gobierno de Netanyahu no tiene un plan claro para "el día después". Otros le señalan otra debilidad en su estrategia: sus objetivos no parecen ser alcanzables, al menos militarmente. En una columna de opinión publicada la semana pasada en el diario The Wall Street Journal, el primer ministro Netanyahu escribió: "Hamas debe ser destruido, Gaza debe ser desmilitarizada y la sociedad palestina debe ser desradicalizada. Estos son los tres prerequisitos para una paz entre Israel y los vecinos palestinos en Gaza".
Informes de la ONU y de organizaciones humanitarias presentes en Gaza advierten sobre el efecto contrario. Los continuos ataques del ejército israelí, que ya provocaron casi 22 mil muertos, más de 56 mil heridos y forzó que el 85% abandonara su casa, están generando una situación caótica que, sostienen, podría salirse por rápido de control. Las escenas de esta semana de la desesperación de cientos de personas alrededor de un camión con ayuda humanitaria muestra que la crisis humanitaria está profundizándose todos los días.
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En este contexto y con los objetivos declarados de Netanyahu, Israel sostiene que no volverá a instalar colonias y desplegar permanentemente a soldados en la Franja de Gaza, como sucedió hasta que se retiró en 2005 y como continúa sucediendo en el otro territorio palestino ocupado, Cisjordania. El propio Gobierno de Joe Biden se lo pidió públicamente y le propuso que el territorio vuelva a ser gestionado (al menos administrativamente) por la Autoridad Nacional Palestina (ANP), el Gobierno de Mahmud Abbas que ya demostró ser incapaz de generar cambios significativos en la ocupada Cisjordania o de convencer a Israel a volver a la mesa de negociación.
Netanyahu ya respondió que no permitirá que la ANP de Abbas vuelva a Gaza, de donde el movimiento rival Hamas la expulsó en 2007, y evitó contestar a otra propuesta de una fuerza internacional. En resumen: no está claro a quién aceptaría Israel en Gaza después de su ofensiva militar.
En esta ambigüedad, crecen las voces desde su Gobierno para volver a ocupar con soldados y colonos de manera permanente la Franja de Gaza y retomar la misma estrategia que mantiene en Cisjordania, donde el número de colonias y colonos judíos no para de crecer año y año y ya superó el medio millón. Están rodeados, claro, de la población palestina: un poco más de 2,8 millones de personas.
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"No creo que haya alguien en Israel que no quiera ver asentamientos (colonias) judías en todos lados", aseguró Smotrich en la entrevista con la radio del ejército y, ante la pregunta de si quería volver a poblar Gaza de colonos, respondió: "Quiero que resolvamos el problema de Gaza", según reprodujo el diario The Times of Israel.
La actual ofensiva militar contra Gaza comenzó el 7 de octubre, luego que el movimiento extremista palestino Hamas atacara varias comunidades y poblados en el sur de Israel. Mató a 1.200 personas, la mayoría civiles, y secuestró a más de 200, también la mayoría civiles. En estos casi tres meses, hubo apenas una semana de tregua, en la que la Cruz Roja Internacional concretó siete intercambios de rehenes israelíes por prisioneros palestinos. En los dos casos, la mayoría fueron mujeres y niños.
La semana pasada, según la prensa israelí, Netanyahu pospuso una reunión de su gabinete de guerra en la que debían definirse los planes para el futuro de Gaza por crecientes tensiones dentro de su coalición de Gobierno. Las declaraciones recientes de su ministro de Finanzas parecen buscar incrementar la presión al premier, quien también estaría siendo presionado por sus aliados estadounidenses para no seguir dilatando la ofensiva militar y buscar una solución para los más de 100 rehenes israelíes que aún siguen en control de Hamas y otros grupos armados en Gaza.