Máxima tensión en Bolivia: Evo Morales denunció que "agentes de élite del Estado" quisieron matarlo

El auto del ex presidente fue atacado hoy con 14 disparos y su chofer resultó herido. Morales denunció que se trató de un operativo combinado entre fuerzas militares y policiales. 

27 de octubre, 2024 | 17.12

La primera lectura que sobrevuelva en Bolivia tras el ataque a tiros contra el ex presidente Evo Morales indica que habrá una profundización de la crisis social y política de final incierto. Sectores evistas sostienen la hipótesis de un intento de magnicidio y tienen videos en los que se ve a un militar de la 9na División del Ejército afirmar que los autores materiales fueron miembros de la policía.

Morales los nombró "agentes de élite del Estado Boliviano", en una denuncia que hizo ante la Comisión Intramericana de Derechos Humanos (CIDH), mientras que el presidente Luis Arce se limitó a comunicar en X que instruyó una "inmediata y minuciosa investigación". Lo cierto es que sectores afines a Morales y movimientos sociales que sostienen un bloqueo de rutas de forma ininterrumpida hace 15 días no ven la madurez necesaria en el Gobierno para frenar esta escalada. 

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La hipótesis de "agentes de élite del Estado Boliviano"

La denuncia de Morales es clara: "Agentes de élite del Estado Boliviano atentado contra mi vida", publicó el ex presidente y denunció una alianza entre el Gobierno y las fuerzas oficiales (militares y policías) con paramilitares y grupos de choque. La principal prueba que tiene Morales es un video que grabaron quienes estaban en las inmediaciones del atentado frustrado luego de perseguir a las dos camionetas que intentaron embestirlo mientras se dirigía a la localidad Lauca Ñ, en el departamento de Cochabamba, a realizar su programa de radio. En él, se ve a un militar de la 9na División del Ejército que confirma que las camionetas ingresaron a la sede militar y se tomaron dos helicópteros que estaban en la pista para huir. 

"Nos han correteado los pacos (policías), ellos han entrado y se han ido en los helicópteros. Saben ustedes que con los pacos siempre nos hemos odiado", dijo uno de los miembros de la 9na división. Arce había cambiado en la noche del sábado a su cúpula militar, que ya había renovado meses atrás cuando el general Juan José Zúñiga había intentado un golpe en su contra. Versión que quedó en entredicho luego que el general admitiera que se había reunido con Arce el fin de semana anterior y que el Presidente le había pedido que bajara los tanques a la plaza, en una especie de escenificación de un golpe. Lo mismo hizo con la cúpula de la policía 15 días atrás cuando empezaron los bloqueos de rutas. "El cambio de mandos tiene que ver con que hay, dentro de la Policía y las Fuerzas Armadas, un límite a no estar dispuesto obedecer órdenes que generen mayor violencia en Bolivia. Ante esta situación el Gobierno tiene la necesidad cambiarlas", analizó en diálogo con El Destape Gabriela Montaño, ex ministra de Salud de Morales

Para la ex funcionaria hoy se "cruzaron límites" y, por lo tanto, -afirmó- es imposible "desligar la acción del Estado de lo que pasó". Además anticipó un escenario oscuro si no hay participación de organismos internacionales en la investigación, dado que consideró que el Gobierno "no puede" ofrecer garantías suficientes para un proceso "transparente e imparcial". Y alertó: si llega a hacerse efectiva la proscripción de Morales para las elecciones del año próximo y la inhabilitación de Movimiento al Socialismo (MAS), ella ve el fin de la vía democrática electoral en el país vecino. 

Radicalización de las protestas

El ataque a Morales sucedió en medio de una creciente crisis política y económica. Sectores sociales de Bolivia sostienen cerca de 50 cortes de rutas en distintas zonas del departamento de Cochabamba, de Oruro, de Potosí y Santa Cruz en reclamo por el aumento de costo de vida, de una inflación que cada vez parece más descontrolada y la falta, casi absoluta, de combustibles que obliga a hacer filas de tres a cinco horas promedio.

Tanto Montaño como fuentes cercanas a Morales avisoran una radicalización del conflicto a partir del atentado y una masificación del mismo porque esperan que sectores que no se habían sumado hasta ahora lo harán en solidaridad. "Lo que sucedió hoy puede modificar el ánimo y las demandas de quienes están movilizados", apuntó Montaño y coincidió con las fuentes evistas al decir que el reclamo podría pasar de pedir el adelantamiento de las elecciones, como se escuchaba hasta hoy, a pedir la renuncia de Arce.  

Pero la preocupación no se queda ahí. Están alarmados porque ya ven en funcionamiento una alianza entre el Gobierno y grupos paramilitares que denunció Morales. Citan un episodio de unos viernes atrás cuando la policía intentó desarmar un corte de ruta en Cochabamba con dos mil policías y no lo logró. Eso fue leído como una señal de debilidad del Gobierno que recibió apoyo de grupos de extrema derecha coordinados por el alcalde de Cochabamba Manfred Armando Antonio Reyes, los mismos que también estuvieron operativos en el golpe de Estado de 2019 contra Evo y que el viernes pasado quemaron las instalaciones de la Federación de Trabajadores Campesinos del Trópico de Cochabamba.

Ese mismo alcalde hoy pide que Arce "intervenga" para "restablecer el orden". Para Morales, está llamando a que se decrete un estado de sitio. "Que el mundo sepa que Luis Arce ha reactivado el fascismo en Bolivia junto a su aliado Manfred Reyes Villa. Como se hizo durante el golpe de 2019, se utilizan grupos paramilitares para quemar las instalaciones de la Federación de Trabajadores Campesinos del Trópico de Cochabamba. Esos mismo grupos de choque, que el GIEI se instruyó desarticular, son usados por este gobierno para atacar al pueblo", ya había denunciado ayer el ex presidente.