La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner sobrevivió el jueves por la noche a un intento de asesinato en la puerta de su casa porque la pistola cargada de un atacante no se disparó, un hecho que se consagra como uno de los ataques políticos más importantes desde la vuelta de la democracia en Argentina. En la región de América Latina y el Caribe, cada país construyó distintos recorridos y distintos estándares sobre la defensa de los derechos humanos, sobre todo al cabo de las dictaduras cívico militares que atravesaron a la región en la década de 1970.
Como resultado, hay países en donde la violencia política es moneda corriente: los atentados políticos en Colombia son ejemplo de ello. Pero no es el único caso. En los últimos años, se sumaron otros lamentables ejemplos que pusieron en jaque la institucionalidad en otros países. A continuación, algunos de los atentados contra dirigentes de alto perfil de América Latina en los últimos años.
Jair Bolsonaro en Brasil
Durante su primera campaña presidencial en septiembre de 2018, el ahora mandatario brasileño de extrema derecha Bolsonaro fue apuñalado. Le llevaron al hospital y operaron de urgencia del hígado. El hecho sacudió a una sociedad brasileña todavía golpeada por el golpe parlamentario a Dilma Rousseff y tras la asunción de Michel Temer. En ese entonces, las movilizaciones feministas Ele Não en contra de los discursos de odio y de la violencia política, misógina hacia las mujeres y LGBTI+ habían tomado las calles brasileñas.
La respuesta al ataque contra Bolsonaro por parte de los sectores afines fue salir a las calles en su apoyo y, desde su familia, aseguraron que el atentado buscó sacarlo de carrera porque su victoria ya era segura. En paralelo, sus entonces contrincantes Fernando Haddad y Ciro Gómez calificaron el ataque como una "vergüenza" y un "horror", además de expresar su indignación por la violencia política.
Adélio Bispo Oliveira, el hombre que apuñaló al candidato presidencial brasileño Jair Bolsonaro, fue detenido de manera inmediata. La Justicia brasileña investigó y concluyó que su agresor sufría un transtorno delirante permanente paranoico y no podía responder criminalmente. Los abogados de Bolsonaro no apelaron y el caso se dio por cerrado.
Jovenel Moise en Haití
El presidente haitiano Moise fue asesinado a tiros en julio de 2021 y su esposa, Martine Moise, resultó gravemente herida cuando un grupo de hombres fuertemente armados irrumpieron en la casa de la pareja. En el asesinato estuvieron involucrados más de veinte sicarios colombianos. Seguido a ello, Claude Joseph, asumió como primer ministro del país y declaró el estado de sitio.
El magnicidio conmovió al mundo y dejó en estado de shock a la sociedad hatiana, que ya venía bastante golpeada por la situación económica como por el marco de violencia generalizado que todavía pesa sobre la isla. Los hechos, que aún no fueron del todo esclarecidos, estuvieron marcados por acusaciones cruzadas entre oficialistas y opositores, así como por la intervención de la agencia estadounidense FBI y el Departamento de Estado. Según una investigación de The New York Times Moise había estado trabajando en una lista de poderosos políticos y empresarios involucrados con el narcotráfico de drogas.
Aún no se sabe quién fue el autor intelectual del magnicidio y pocos creen que se llegue a saber.
Iván Duque en Colombia
En una visita a una zona cercana a la frontera entre Colombia y Venezuela en junio de 2021, el helicóptero del presidente derechista colombiano Duque fue alcanzado por múltiples balas. Las autoridades culparon a ex combatientes de las disueltas FARC que se negaron a abandonar la lucha armada.
Desde la misma campaña a la presidencial, Duque se manifestó en contra de los Acuerdos de Paz firmado con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en 2016; y cerró el diálogo a el Ejército de Liberación Nacional (ELN) a pocos meses de iniciar su gestión. Los hechos de violencia fueron en incremento durante su mandato.
El repudio por parte de la dirigencia política local fue unánime, aunque marcaron justamente la falta de respuestas ante el conflicto armado que atraviesa Colombia desde hace 60 años.
Francia Márquez en Colombia
La ahora vicepresidenta de Colombia se salvó por los pelos en mayo de 2019, antes de presentarse a las elecciones, cuando unos atacantes lanzaron una granada y dispararon contra ella y otros activistas medioambientales. Los magnicidios y ataques contra políticos tienen historia en la tierra del café desde el magnicidio de Jorge Eliecer Gaitán, en 1948; y los asesinatos de Luis Carlos Galán (1989) y Carlos Pizarro León Gómez (1990).
El actual mandatario, Gustavo Petro, debió cancelar actos de campaña o realizarlos con chalecos antibalas puesto por el riesgo y las amenazas que implicaban para su vida. El clima de violencia política es tal en Colombia que también son moneda corriente las masacres y los crímenes contra líderes y lideresas populares.
"Pensé, hasta acá llegamos", dijo Márquez que entonces emprendía su campaña para postular al Ejecutivo colombiano desde su lugar de reconocida activista afrofeminista y medioambiental. “Celebro que el presidente Iván Duque se haya pronunciado y manifestara su solidaridad con quienes han sido víctimas de este atentado”, dijo en ese momento, y agregó “la razón por la cual nosotros fuimos víctimas de ese atentado es por defender la vida, el territorio y el medio ambiente”.
Nicolás Maduro en Venezuela
El presidente venezolano Nicolás Maduro acusó a sus enemigos políticos de intentar matarlo durante un discurso al aire libre en agosto de 2018 mediante el uso de drones cargados de explosivos en la capital del país, Caracas. El hecho sucedió en el marco de un acto -que se transmitía en cadena nacional- por la conmemoración de los 81 años de la creación de la Guardia Nacional Bolivariana, en donde se produjeron al menos dos explosiones.
La muerte del presidente Hugo Chávez por una enfermedad marcó un punto de inflexión en la historia política venezolana, mientras Maduro intentó siempre mantener y sostener poder y adhesiones, creció la polarización, se debilitó la economía, así como sus lazos con la comunidad internacional por los fuertes cuestionamientos en términos de transparencia electoral.
La casi extinta Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR), Evo Morales, Salvador Sánchez Cerén, Manuel Zelaya y Rafael Correa fueron los líderes de izquierda que en ese momento condenaron y se solidarizaron con Venezuela y con Maduro.
Mientras tanto, distintos medios y personalidades internacionales pusieron en duda de que efectivamente se haya tratado de un intento de magnicidio, pese a que un comando autoproclamado "Soldados de Franela" asumió la autoría del atentado. Pocos días después de lo sucedido, Maduro presentó ante la prensa un video con pruebas, en el que se incriminó a opositores políticos al chavismo, los diputados Julio Borges y Juan Requesens, ambos del partido Primero Justicia.
Con información de Reuters