La policía alemana realizó hoy allanamientos en siete estados contra miembros del movimiento ecologista Última Generación, responsable de bloqueos al tráfico y ataques sobre obras de arte para denunciar el cambio climático, a los que la justicia investiga por "desobediencia civil".
Los siete acusados de "formar parte o apoyar una organización criminal" tienen entre 22 y 38 años, según se consignó.
Puntualmente, se los acusa de haber hecho "publicidad en internet" y haber "organizado colectas de fondos" por "1,4 millones de euros" (1,5 millones de dólares) para "financiar nuevas acciones de desobediencia civil", informó la agencia de noticias DPA.
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Unos 170 agentes de la policía registraron propiedades en los estados de Hesse, Hamburgo, Sajonia-Anhalt, Sajonia, Baviera, Berlín y Schleswig-Holstein.
Además, la Fiscalía ordenó el cierre de la página web del grupo.
Última Generación negó con vehemencia ser una organización criminal.
"Los 15 registros domiciliarios han golpeado duramente a todos los simpatizantes. Nos dan miedo, pero no debemos permanecer aterrados", dijo la portavoz Aimée van Baalen.
"¿Tenemos que experimentar en Alemania una sequía, sufrir escasez de alimentos antes de entender que Última Generación defiende todas nuestras vidas y que esto no es criminal?", criticó la vocera, según la cual el grupo quiere seguir resistiendo.
Otros activistas de la protección del clima reaccionaron con duras críticas.
El grupo Ende Gelände criticó en Twitter que se estuvieran llevando a cabo procedimientos contra "quienes advierten de la crisis climática y no contra sus responsables".
La ministra del Interior alemana, Nancy Faeser, justificó los procedimientos: "La Policía y la Justicia no aceptan delitos sino que actúan como es su deber".
Según la funcionaria, la protesta legítima siempre termina cuando se cometen delitos y se violan los derechos de otras personas: "Cuando se cruza esta línea roja, entonces la Policía debe actuar", apuntó.
Última Generación es el grupo ecologista más activo en Alemania.
Entre sus acciones, se cuentan bloqueos de tráfico o el ataque de obras de arte en museos, que dieron lugar a la apertura de centenares de procedimientos judiciales por alteración del orden público.
Alemania viene endureciendo su política contra activistas de organizaciones ambientalistas.
En enero pasado, la policía mantuvo detenida por algunas horas a la activista sueca Greta Thunberg, que junto a otros manifestantes participaron de una protesta contra la extensión de una mina de carbón en el oeste de Alemania.
El canciller Olaf Scholz comentó esta semana que le parecía "totalmente idiota pegarse a un cuadro o una ruta", e incluso los Verdes, miembros de la coalición gubernamental, se mostraron en desacuerdo con esos métodos, considerando que no favorecen que la población se una para exigir medidas contra el calentamiento global.
"Al contrario, eso enfada a la gente, divide a la sociedad", señaló el ministro de Economía y Clima, el ecologista Robert Habeck, tal como recordó la agencia de noticias AFP.
En los últimos meses, se han registrado acciones similares en otras partes de Europa, como en Ginebra (Suiza), donde ayer decenas de activistas interrumpieron temporalmente el tráfico aéreo; o en Roma, donde unos manifestantes tiñeron de negro las aguas de la Fontana di Trevi.
Con información de Télam