El gobernante movimiento islamista talibán ordenó hoy retirar todos aquellos libros contrarios al islam y a los intereses de Afganistán, entre ellos los que promueven, por ejemplo, el secularismo o la "inmoralidad" entre los jóvenes.
"Todavía hay cientos de libros en el mercado que están escritos contra el islam, contra los principios islámicos o que promueven otras ideologías como el secularismo", protestó el director del Ministerio de Información y Cultura afgano, el talibán Abdulhaq Hemad.
"Hay también algunos libros que conducen a la inmoralidad de los jóvenes", aseguró Hemad a la cadena de noticias afgana Tolo News.
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El funcionario agradeció que editores hayan entregado ya miles de estos libros con supuesto contenido dañino para el pueblo afgano.
Por su parte, el Sindicato de Editores y Libreros de Afganistán se sumó a la ola de censura decretada por los talibanes.
El secretario general del sindicato advirtió que tomarán todas las medidas necesarias para evitar la circulación de este tipo de contenidos y con ello aumentar tensiones innecesarias en el país.
"Si se publican libros que aumentan la tensión nacional, los problemas políticos y las controversias, que llevan a la nación a una crisis, intentaremos no volver a publicarlos", dijo Sayed Ahmad Saeed, citado por la agencia de noticias Europa Press.
Los talibanes reconquistaron el poder en Afganistán en agosto de 2021 luego de la retirada y la derrota de las tropas estadounidenses e internacionales que los habían derrocado en 2001, tras 20 años de guerra insurgente.
La vuelta de los talibanes al poder en Kabul, la capital afgana, puso punto final a los escasos avances en materia de derechos y libertades que la sociedad civil afgana había logrado conseguir bajo el ahora derrocado Gobierno apoyado por Occidente.
Las mujeres afganas se encuentran entre las más afectadas, que los talibanes les les impusieron las mismas restricciones sociales y educativas que ya les habían hecho padecer en la década de los 90, antes de la invasión estadounidense.
Pese a sus promesas iniciales de respetar los derechos de las mujeres y no volver a la brutal represión de su primer Gobierno (1996-2001), los talibanes fueron cercenando los derechos de las mujeres, impidiéndoles terminar sus estudios secundarios y superiores.
A fines de enero, se les sumó la prohibición a las estudiantes presentarse a las pruebas de acceso a la universidad, una medida que amplía el veto a la educación superior femenina
Meses antes, el Gobierno talibán ordenó a las ONGs locales e internacionales que suspendan la contratación y el trabajo del personal femenino.
En esa etapa, las 19 millones de afganas se vieron excluidas del empleo -salvo algunos trabajos específicos como sanitarios o de enseñanza- y privadas de la educación secundaria y la práctica deportiva, además de estar obligadas a usar el velo integral, no poder viajar solas y estar segregadas en los espacios públicos.
Más allá de las críticas de la comunidad internacional e incluso de la Organización para la Cooperación Islámica (OCI), los talibanes insisten en pedir respeto a su decisión basada en su interpretación radical de la ley islámica.
Con información de Télam