Los talibanes que tomaron el poder en Afganistán anunciaron el martes que querían mantener relaciones pacíficas con otros países y que respetarían los derechos de las mujeres en el marco de la ley islámica, en su primera rueda de prensa oficial desde su toma relámpago de Kabul.
Los anuncios de los talibanes, escasos de detalles pero que sugieren una línea más suave que durante su Gobierno de hace 20 años, se produjeron cuando Estados Unidos y los aliados occidentales reanudaron la evacuación de diplomáticos y civiles, al día siguiente de las escenas de caos en el aeropuerto de Kabul, cuando los afganos se agolparon en la pista.
Un oficial de la Casa Blanca dijo que los vuelos militares habían evacuado a unos 1.100 estadounidenses de Kabul el martes.
Mientras consolidaban el poder, los talibanes dijeron que uno de sus líderes y cofundadores, el mulá Abdul Ghani Baradar, había regresado a Afganistán por primera vez en más de 10 años. Baradar fue arrestado en 2010, pero fue liberado de prisión en 2018 a petición de la administración del ex presidente estadounidense Donald Trump para que pudiera participar en las conversaciones de paz.
"No queremos enemigos internos ni externos", dijo el principal portavoz del movimiento, Zabihullah Mujahid.
Las mujeres podrán trabajar y estudiar y "serán muy activas en la sociedad, pero dentro del marco del Islam", añadió.
Mientras se apresuraban a evacuar, las potencias extranjeras evaluaban cómo responder después de que las fuerzas afganas se deshicieran en tan sólo unos días, con lo que muchos habían predicho como el probable rápido desmantelamiento de los derechos de las mujeres.
"Si (los talibanes) quieren algún tipo de respeto, si quieren algún tipo de reconocimiento por parte de la comunidad internacional, tienen que ser muy conscientes del hecho de que estaremos observando cómo tratan a las mujeres y a las niñas y, más ampliamente, a la comunidad civil mientras intentan formar un Gobierno", declaró el martes la embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Linda Thomas-Greenfield, a la cadena MSNBC.
Inminente reunión del G7
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el primer ministro británico, Boris Johnson, dijeron que habían acordado celebrar una reunión virtual de los líderes del G7 la próxima semana para debatir una estrategia y un enfoque comunes para Afganistán.
Durante su Gobierno de 1996-2001, también guiado por la sharía islámica, los talibanes impidieron a las mujeres trabajar. A las niñas no se les permitía ir a la escuela y las mujeres tenían que llevar burkas que las cubrieran completamente para salir a la calle, y sólo cuando estaban acompañadas por un familiar masculino.
El Consejo de Derechos Humanos de la ONU celebrará una sesión especial en Ginebra la próxima semana para abordar "las graves preocupaciones en materia de derechos humanos" tras la toma del poder por los talibanes, según un comunicado de la ONU.
Ramiz Alakbarov, coordinador humanitario de la ONU para Afganistán, dijo a Reuters en una entrevista que los talibanes habían asegurado a las Naciones Unidas que podían continuar con el trabajo humanitario en Afganistán, que está sufriendo una sequía.
Cumplir lo prometido
La Unión Europea dijo que sólo cooperaría con el Gobierno afgano tras el regreso de los talibanes al poder si respetaban los derechos fundamentales, incluidos los de las mujeres.
En Afganistán, numerosas mujeres expresaron su escepticismo.
La activista afgana por la educación de las niñas, Pashtana Durrani, de 23 años, desconfiaba de las promesas de los talibanes. "Tienen que cumplir lo que dicen. Ahora mismo no lo están haciendo", dijo a Reuters. Varias mujeres recibieron la orden de abandonar sus puestos de trabajo durante el rápido avance de los talibanes en Afganistán.
Mujahid dijo que los talibanes no buscarían represalias contra los antiguos soldados y miembros del Gobierno, y que estaban concediendo una amnistía a los antiguos soldados, así como a los contratistas y traductores que trabajaban para las fuerzas internacionales.
"Nadie va a haceros daño, nadie va a llamar a vuestras puertas", dijo, y añadió que había una "enorme diferencia" entre los talibanes de ahora y los de hace 20 años.
También dijo que las familias que intentan huir del país en el aeropuerto deben volver a casa y no les pasará nada.
Resistencia y críticas
El tono conciliador de Mujahid contrastó con los comentarios del primer vicepresidente afgano, Amrullah Saleh, que se declaró "presidente provisional legítimo" y prometió no doblegarse ante los nuevos gobernantes de Kabul.
No estaba claro de inmediato el grado de apoyo de que goza Saleh en un país agotado por décadas de conflicto.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo que los talibanes deben permitir la salida de todos los que quieran abandonar Afganistán, añadiendo que el objetivo de la OTAN es ayudar a construir un Estado viable y advirtiendo que la alianza podría atacar si el país vuelve a convertirse en un caldo de cultivo para el terrorismo.
La decisión de Biden, un demócrata, de atenerse al acuerdo de retirada alcanzado el año pasado por su predecesor republicano Trump ha suscitado críticas generalizadas en su país y entre los aliados de Estados Unidos.
El índice de aprobación de Biden cayó 7 puntos porcentuales hasta el 46%, el nivel más bajo de sus siete meses de presidencia, según una encuesta de Reuters/Ipsos realizada el lunes. También se constató que a menos de la mitad de los estadounidenses les gustó cómo ha manejado Afganistán.
Biden dijo que había tenido que decidir entre pedir a las fuerzas estadounidenses que lucharan sin cesar o seguir el acuerdo de retirada de Trump. Culpó de la toma de posesión de los talibanes a los líderes afganos que huyeron y a la falta de voluntad del ejército para luchar.
Washington estaba bloqueando el acceso de los talibanes a los fondos del Gobierno afgano que se encontraban en Estados Unidos, incluidos unos 1.300 millones de dólares de reservas de oro en el Banco de la Reserva Federal de Nueva York, dijo un oficial de la administración Biden.