Los talibanes se preparaban el jueves para presentar su nuevo Gobierno de Afganistán mientras la economía del país se precipitaba al colapso, más de dos semanas después de que la milicia islamista capturara Kabul y pusiera fin a 20 años de guerra.
El representante talibán Ahmadullah Muttaqi dijo en redes sociales que se estaba preparando una ceremonia en el palacio presidencial de Kabul, mientras que la emisora privada Tolo afirmó que el anuncio del nuevo Gobierno era inminente.
La legitimidad del nuevo Gobierno a ojos de los donantes e inversores internacionales será crucial para la economía afgana, ya que el país lucha contra la sequía y los estragos de un conflicto que se ha cobrado la vida de unos 240.000 afganos.
Los talibanes han prometido permitir el paso seguro fuera del país a cualquier extranjero o afgano que haya quedado atrás por el puente aéreo masivo que terminó con la retirada de las últimas tropas estadounidenses el lunes, pero con el aeropuerto de Kabul todavía cerrado muchos intentaban huir por tierra a los países vecinos.
Un equipo técnico qatarí había llegado a Kabul para discutir la reanudación de las operaciones en el aeropuerto, lo que facilitaría la asistencia humanitaria y nuevas evacuaciones, dijo una fuente con conocimiento del asunto.
El ministro británico de Asuntos Exteriores, Dominic Raab, visitará Doha el jueves para tratar la situación en Afganistán con el emir de Qatar, el jeque Tamim bin Hamad al-Thani, según informó la oficina de Raab.
"Las perspectivas de poner en marcha el aeropuerto de Kabul y el paso seguro de los extranjeros y afganos a través de las fronteras terrestres (son) lo más importante de la agenda", dijo el Ministerio de Asuntos Exteriores británico en un comunicado.
Se espera que el líder supremo de los talibanes, Haibatullah Akhundzada, detente el máximo poder sobre un nuevo consejo de gobierno, con un presidente por debajo de él, según declaró un alto cargo talibán a Reuters el mes pasado.
El líder supremo talibán tiene tres adjuntos: Mawlavi Yaqoob, hijo del difunto fundador del movimiento, el mulá Omar; Sirajuddin Haqqani, líder de la poderosa red Haqqani; y Abdul Ghani Baradar, uno de los miembros fundadores del grupo.
Un consejo de liderazgo no elegido es la forma en que los talibanes dirigieron su primer Gobierno, que aplicó brutalmente una forma radical de la 'sharía' desde 1996 hasta su derrocamiento por las fuerzas lideradas por Estados Unidos en 2001.
Los talibanes han intentado presentar una cara más moderada al mundo desde que derrocaron al gobierno respaldado por Estados Unidos y volvieron al poder el mes pasado, prometiendo proteger los derechos humanos y abstenerse de tomar represalias contra antiguos enemigos.
Pero Estados Unidos, la Unión Europea y otros países han puesto en duda estas garantías, afirmando que el reconocimiento formal del nuevo Gobierno -y la ayuda económica que se derivaría de él- está supeditado a la adopción de medidas.
"No vamos a tomarles la palabra, sino los hechos", dijo la subsecretaria de Estado estadounidense, Victoria Nuland, en una rueda de prensa el miércoles.
"Así que tienen mucho que demostrar basándose en su propio historial (...), ahora también tienen mucho que ganar, si son capaces de dirigir Afganistán, de forma muy, muy diferente a como lo hicieron la última vez que estuvieron en el poder".
Gunnar Wiegand, director general de la Comisión Europea para Asia y el Pacífico, declaró que la Unión Europea no reconocerá formalmente al grupo islamista hasta que cumpla unas condiciones que incluyen la formación de un gobierno integrador, el respeto de los derechos humanos y el acceso sin restricciones de los trabajadores humanitarios.
Colapso económico
Las organizaciones humanitarias han advertido de una catástrofe, ya que la grave sequía y los trastornos de la guerra han obligado a miles de familias a huir de sus hogares.
Afganistán necesita desesperadamente dinero, y es poco probable que los talibanes consigan un acceso rápido a los aproximadamente 10.000 millones de dólares en activos que el banco central afgano tiene en su mayoría en el extranjero.
El nuevo jefe del banco central, nombrado por los talibanes, ha tratado de asegurar a los bancos que el grupo quiere un sistema financiero que funcione plenamente, pero ha dado pocos detalles sobre cómo proporcionará la liquidez necesaria, dijeron banqueros familiarizados con el asunto.
Se espera que el producto interior bruto real de Afganistán se reduzca un 9,7% este año fiscal, y que el año que viene se produzca una nueva caída del 5,2%, según los analistas de un informe de Fitch Solutions, la rama de investigación de la agencia de calificación Fitch Group.
La inversión extranjera sería necesaria para apoyar una perspectiva más optimista, un escenario que supondría que "algunas economías importantes, concretamente China y potencialmente Rusia, aceptaran a los talibanes como Gobierno legítimo", dijo Fitch.
Mientras los talibanes afianzan el control de Kabul y de las capitales de provincia, luchan con grupos de la oposición y los restos del ejército afgano que resisten en las montañas del norte de la capital.
El alto dirigente talibán Amir Khan Motaqi, pidió a los rebeldes de la provincia de Panjshir que se rindieran, afirmando que "el Emirato Islámico de Afganistán es el hogar de todos los afganos", en referencia al Estado gobernado por los talibanes.
El líder de la oposición, Ahmad Massoud, hijo de un antiguo comandante muyahidín que luchó contra los talibanes en el noreste de Afganistán a finales de la década de 1990, declaró a la CNN que sus fuerzas luchan por un "Estado descentralizado en el que el poder se distribuya equitativamente entre los diferentes grupos étnicos y sectarios".
"Desgraciadamente, los talibanes no han cambiado, y siguen persiguiendo el dominio en todo el país", dijo.
Con información de Reuters