Una investigación de la emisora pública británica BBC contactó a mujeres de distintos orígenes que abandonaron el Reino Unido y buscaron refugio en el norte de Chipre, territorio bajo administración turca, con el argumento de que fallos de tribunales de familia en Inglaterra y Gales otorgaron la custodia de sus hijos a sus parejas a pesar de que habían sido denunciadas por abusos.
El medio británico pudo constatar que muchas de estas mujeres, marcadas por el miedo y la desesperación, habían adoptado nuevas identidades, modificando incluso su apariencia para evitar ser reconocidas por las personas de las que deseaban escapar, principalmente sus exparejas.
El Reino Unido no tiene un acuerdo oficial de extradición con el norte de Chipre, lo que facilita la permanencia allí de esas mujeres.
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Según los testimonios, el motivo que las llevó a huir fue la posibilidad de que sus hijos fueran entregados de manera permanente a sus exparejas, a quienes previamente habían denunciado por conductas abusivas.
Algunas contaron que en vez de recibir protección, fueron acusadas de "alienación parental", un término que hace referencia a la manipulación de un hijo por uno de los progenitores para que rechace al otro.
También dijeron que les congelaron las cuentas bancarias, les cancelaron los pasaportes e Interpol emitió notificaciones de alerta para su arresto.
La BBC tuvo acceso a numerosos informes policiales que documentaban acusaciones de violencia doméstica relacionadas con estas mujeres.
Una de ellas, Rose, que usó un nombre ficticio, contó que a pesar de la orden de arresto y sus cuentas bancarias congeladas, el norte de Chipre, no reconocido internacionalmente como estado, se convirtió en un refugio para ella y su hijo.
"Las órdenes judiciales dicen que no puedo contactar a mis familiares, mi hijo no puede hablar con sus abuelos. Ha destruido a mi familia", indicó.
La mujer afirmó que el tribunal interpretó erróneamente la negativa de su hija a ver a su padre como evidencia de "alienación parental", un concepto controvertido. Esta interpretación llevó a la Corte a dictaminar que la niña debía vivir con el padre. "Eso casi me destruye. Mi hija gritaba: 'No me hagas ir, mamá'", recordó.
A pesar de las preocupaciones esgrimidas por la escuela de la niña y de la organización Apoyo a las Víctimas, el tribunal priorizó el contacto con el padre, por lo que Rose decidió huir con su hija al norte de Chipre.
Sophie, una madre que también solicitó el anonimato, relató un angustiosa huida al territorio bajo dominio turco, donde cambió su nombre y su apariencia, tras haber denunciado a su expareja ante la policía por violación, así como abuso emocional y económico.
No obstante, tras romper la relación, su expareja se tornó más dominante y controlador hacia su hijo, quien llegó a querer quitarse la vida si seguía en contacto con su padre.
La mujer, que fue acusada de "alienación parental", aseguró que la experiencia con el tribunal de familia la destrozó, llevándola a perder su empleo y su salud mental, por lo que decidió huir.
Según consignó la BBC, la Relatora Especial de la Organización de Naciones Unidas (ONU) sobre violencia contra mujeres y niñas, solicitó este año que la "alienación parental" fuera prohibida a nivel global.
En respuesta a esto, el Consejo de Justicia Familiar británico propuso nuevas pautas para tratar las acusaciones relacionadas con este comportamiento.
Mine Atlı, política y abogada chipriota, pidió que se brinde un tipo de amnistía a estas madres y enfatizó en garantizar un camino seguro para ellas y sus hijos, quienes son despojados de sus identidades a causa de agresiones.
Con información de Télam