La décima conferencia del Convenio Marco para el Control del Tabaco (FCTC) que se desarrolla en Panamá termina este sábado con marcadas diferencias sobre los procesos de medición y control de sustancias tóxicas en los productos de tabaco.
Después de una semana de reuniones en la también llamada COP10, los desacuerdos entre los delegados de los 180 países participantes de este mecanismo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que apunta a controlar la epidemia de tabaquismo, se concentran en la aplicación de dos artículos del convenio.
Se trata de los artículos 9 y 10, que determinan que los integrantes de este mecanismo busquen los caminos dentro de su legislación, para medir la toxicidad de los productos de tabaco, y lograr que esa información llegue a las autoridades y el público.
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Mientras algunos países pretenden que se conforme un "grupo de expertos" independientes que proponga pruebas científicas para lograr este objetivo, una veintena de naciones, entre ellas Guatemala, impulsa la creación de un "grupo de trabajo" compuesto apenas por funcionarios que podrían recibir órdenes de sus respectivos gobiernos.
"Los temas que son más controvertidos específicamente tienen que ver con los artículos 9 y 10", reconoció la jefa del Secretariado del Convenio Marco, Adriana Blanco, y agregó: "Siempre en estas conferencias multilaterales hay demoras porque cada país tiene su propio enfoque".
El problema podría resolverse este sábado por votación, aunque el convenio marco, vigente desde 2005, busca que las resoluciones sean por consenso y de no haberlo, también podría pasar a la próxima reunión de 2025, en sede a definir.
La OMS calcula que el tabaco mata actualmente a más de ocho millones de personas por año en el mundo, incluyendo 1,3 millones de fumadores pasivos expuestos al humo.
Con información de Télam