Israel atacó múltiples objetivos en Líbano el domingo, presionando a Hezbolá con más ataques y anunciando la muerte de otra figura de alto rango tras haber asestado un gran golpe al eliminar al líder del grupo respaldado por Irán, Sayed Hasán Nasralá.
El ejército israelí declaró que la fuerza aérea "atacó decenas de objetivos terroristas de Hezbolá en Líbano, incluidas lanzaderas que apuntaban hacia territorio israelí, estructuras en las que se almacenaban armas y otras infraestructuras terroristas de Hezbolá".
También dijo que acabó con la vida de Nabil Kaouk, destacado dirigente de Hezbolá, el último de una serie de ataques israelíes dirigidos contra muchas de las figuras más importantes del grupo. Hezbolá aún no ha hecho comentarios sobre la suerte de Kaouk, pero sus seguidores llevan publicando mensajes de duelo por él desde el sábado.
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La marina israelí dijo que interceptó un proyectil que se acercaba a Israel desde la zona del mar Rojo y que otros ocho proyectiles procedentes de Líbano cayeron en zonas abiertas.
Nasralá murió en un ataque aéreo israelí masivo el viernes contra la sede del grupo en los suburbios del sur de Beirut. Fue un duro golpe para Hezbolá y para Irán, al eliminar a un influyente aliado que ayudó a convertir a Hezbolá en el eje de la red de grupos aliados de Teherán en el mundo árabe.
Hezbolá afirmó que seguirá luchando contra Israel y ha continuado lanzando cohetes en su contra, incluida una salva el domingo por la mañana.
La muerte de Nasralá coronó una quincena traumática para Hezbolá, que comenzó con la detonación de miles de dispositivos de comunicación utilizados por sus miembros. Se da por sentado que Israel perpetró esa acción, pero no ha confirmado ni desmentido que lo hiciera.
El Ministerio de Salud libanés dijo que fallecieron 33 personas en ataques israelíes el sábado. Más de mil muerto en Líbano y más de 6.000 han resultado heridas como consecuencia de los ataques israelíes en las últimas dos semanas, según informó anteriormente el Ministerio de Salud. No especificó cuántos eran civiles y cuántos combatientes.
La escalada ha aumentado el temor a que el conflicto se descontrole y pueda atraer tanto a Irán como a Estados Unidos, el aliado más cercano de Israel.
En Israel, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, mantuvo conversaciones sobre la ampliación de la ofensiva, según informó su oficina el sábado.
En Beirut, algunas familias desplazadas pasaron la noche en los bancos de la bahía de Zaitunay, una cadena de restaurantes y cafés en el paseo marítimo de Beirut. El domingo por la mañana, familias que no tenían más que una bolsa de lona con ropa habían tendido colchonetas para dormir y se habían preparado té.
"No podrán destruirnos, hagan lo que hagan, bombardeen lo que bombardeen, desplacen a la gente, nosotros nos quedaremos aquí. No nos iremos. Este es nuestro país y nos quedamos", dijo Françoise Azori, una residente que se ejercitaba por la zona.
Se trata de una de los cerca de un millón de libaneses que se han visto obligados a abandonar sus hogares tras las dos últimas semanas de ataques, según el gobierno. El Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas declaró el domingo que había puesto en marcha una operación de emergencia para suministrar alimentos a los afectados por el conflicto.
EQUILIBRIO DE PODER
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, describió la eliminación de Nasralá como un paso necesario para "cambiar el equilibrio de poder en la región en los próximos años". En un comunicado afirmó que "Nasralá no era un terrorista, era el terrorista", advirtiendo de que se avecinan días difíciles.
Israel afirmó haber matado a Ali Karaki, alto cargo de Hezbolá, y a otros comandantes junto con Nasralá.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, describió la muerte de Nasralá como una medida de justicia para lo que denominó sus numerosas víctimas, entre ellas miles de estadounidenses, israelíes y libaneses, y dijo que su gobierno apoya plenamente el derecho de Israel a la autodefensa.
No obstante, cuando se le preguntó si es inevitable una incursión terrestre israelí en Líbano, Biden dijo a los periodistas el sábado: "Es hora de un alto el fuego".
Algunas fuentes dijeron a Reuters que el líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, fue trasladado a un lugar seguro en Irán tras el asesinato de Nasralá. Según afirmó, su muerte será vengada y otros militantes seguirán su camino en la lucha contra Israel.
Teherán pidió una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU sobre las acciones de Israel en Líbano y en otros lugares de la región, advirtiendo contra cualquier ataque a sus instalaciones y representantes diplomáticos.
Un alto mando de la Guardia Revolucionaria iraní, el subcomandante Abbas Nilforoushan, también pereció en los ataques israelíes en Beirut el viernes, según los medios iraníes.
Hezbolá ha dicho que sólo cesará el fuego cuando termine la ofensiva israelí en Gaza. Hamás y otros aliados de Hezbolá emitieron declaraciones lamentando su deceso.
El ministro de Información libanés declaró durante una reunión del gabinete celebrada el domingo que siguen en marcha los esfuerzos diplomáticos para lograr un alto el fuego.
Con información de Reuters