Palestinos desplazados del norte de Gaza dicen que las fuerzas israelíes han infligido una destrucción generalizada en sus distritos de origen en su última ofensiva, mientras un grupo de derechos humanos expresó su preocupación por la posibilidad de que Israel prohíba permanentemente el acceso a algunas zonas.
Jabalia, uno de los mayores de los ocho campos de refugiados históricos de Gaza, así como las localidades de Beit Lahiya y Beit Hanun y los pueblos cercanos, estuvieron entre los primeros objetivos de la ofensiva terrestre israelí de octubre de 2023, después de que militantes de Hamás atacaron Israel.
Los tanques han entrado varias veces más en lo que Israel dice que son operaciones necesarias contra los militantes que todavía representan una amenaza. El jueves, dijo que sus tropas habían matado a decenas de "terroristas" y encontrado una gran cantidad de armas.
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El excontratista de obras Abu Raed, desplazado de Yabalia, dijo que las fuerzas israelíes estaban volando edificios a distancia tras colocarles trampas explosivas o enviar robots.
"La destrucción antes del 5 de octubre de 2024 fue grande, pero lo ocurrido en el último mes no se puede describir con palabras. La mayor parte del campo ha quedado destruida esta vez", dijo a Reuters a través de una aplicación de chat.
"Tengo amigos y familiares en Beit Hanun, apenas quedan edificios en pie allí, y también en Beit Lahiya", dijo el hombre de 75 años. "Al menos la mitad o el 60 por ciento de los edificios y carreteras de Yabalia, Beit Hanun y Beit Lahiya están ahora en ruinas".
Las imágenes de video de personas que huyen de las zonas muestran muchos edificios destruidos, pero la falta de acceso de los periodistas hace difícil verificar el alcance total de los daños.
LLAMADAS DESDE DEBAJO DE LOS ESCOMBROS
Hussam Abu Safiya, director del hospital Kamal Adwan, cerca de Beit Lahiya, dijo que no había ambulancias trabajando en el norte.
"Desgarradoramente, he recibido múltiples llamadas de socorro de personas atrapadas bajo los escombros de sus casas, pero no pude hacer nada por ellas", dijo a Reuters. "Al día siguiente, sus voces habían desaparecido y sus casas se habían convertido en sus tumbas. Esta escena se repite a diario".
El informe de Human Rights Watch ha sido el último en alertar sobre la grave situación humanitaria. "El desplazamiento forzado ha sido generalizado, y las pruebas demuestran que ha sido sistemático y parte de una política de Estado. Tales actos constituyen también crímenes contra la humanidad".
Según la organización, es probable que el desplazamiento "se planifique para que sea permanente en las zonas tampón y los corredores de seguridad", una acción que, en su opinión, equivaldría a una "limpieza étnica".
El Ejército israelí ha negado que pretenda crear zonas tampón permanentes y el ministro de Asuntos Exteriores, Gideon Saar, dijo el lunes que los palestinos desplazados de sus hogares en el norte de Gaza podrían regresar al final de la guerra.
Abdel-Hadi, un residente de Beit Lahiya ahora desplazado en la ciudad de Gaza, se mostró escéptico.
"Han incendiado escuelas y otros refugios antes de ordenar a las familias que se dirijan al sur, hacia la ciudad de Gaza. ¿Cómo se llama eso si no limpieza étnica?", dijo.
"Muchas familias que al principio se oponían a marcharse se vieron obligadas a hacerlo después de quedarse sin agua ni comida", comentó a Reuters. "Grandes zonas han quedado vacías, bajo el control de la ocupación. Esas zonas se han convertido en zonas prohibidas".
En las tres zonas del norte vivían unas 400.000 personas antes de que comenzara la guerra el año pasado; al menos la mitad seguían allí antes de la nueva ofensiva, una cifra que el Servicio Civil de Emergencias palestino estimó que se había reducido ahora a 80.000 personas que, agregó, estaban atrapadas sin equipos de rescate ni un hospital plenamente operativo.
El director del hospital, Abu Safiya, dijo que el poco personal que le quedaba había empezado a registrar casos de desnutrición y deshidratación entre niños y adultos, e instó a la comunidad internacional a ayudar.
Israel afirma que ordena evacuaciones para proteger a los civiles de los combates y niega las acusaciones de matarlos de hambre. Recientemente dijo que había atendido la mayoría de las peticiones de su principal aliado, Estados Unidos, para mejorar el flujo de ayuda e informó el jueves que la ayuda de Emiratos Árabes Unidos entregada por mar había cruzado al norte de Gaza.
Los palestinos sostienen que sus declaraciones son engañosas.
El servicio civil de emergencias palestino calcula que los cadáveres de 10.000 personas pueden estar atrapados bajo los escombros, lo que elevaría la cifra de muertos a más de 50.000.
El Ministerio de Sanidad de Gaza declaró el jueves que se había confirmado la muerte de 43.736 personas desde el 7 de octubre de 2023. Los militantes de Hamás mataron a unos 1.200 israelíes ese día y siguen reteniendo a decenas de los 250 rehenes que tomaron en Gaza, según los recuentos israelíes.
(Reporte y redacción de Nidal al-Mughrabi; información adicional de James Mackenzie y Emily Rose en Jerusalén y Tala Ramadan en Dubai. Editado en español por Natalia Ramos)