Hezbolá forja un nuevo mando para la guerra terrestre tras los duros golpes de Israel

11 de octubre, 2024 | 14.27

Hezbolá se prepara para una larga guerra de desgaste en el sur de Líbano, después de que Israel aniquiló a su cúpula dirigente, con un nuevo mando militar que dirigirá el lanzamiento de cohetes y el conflicto terrestre, dijeron dos fuentes conocedoras de sus operaciones.

Hezbolá se ha visto mermada por tres semanas de devastadores golpes israelíes, entre los que destaca el asesinato de su líder Sayed Hasán Nasralá. Amigos y enemigos por igual observan ahora con qué eficacia resiste a las tropas israelíes que han cruzado a Líbano con el objetivo declarado de alejarlo de la frontera.

El grupo respaldado por Irán aún dispone de un considerable arsenal, incluidos sus misiles de precisión más potentes, que todavía no ha usado, según cuatro fuentes familiarizadas con sus operaciones, a pesar de las oleadas de ataques aéreos que, según Israel, han mermado gravemente sus reservas.

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El mando de Hezbolá estuvo interrumpido durante los primeros días tras el asesinato de Nasralá el 27 de septiembre, hasta que los militantes chiíes establecieron una nueva "sala de operaciones" 72 horas después, dijeron a Reuters las dos fuentes: un comandante de campo de Hezbolá y una fuente cercana al grupo.

Nasralá murió, junto con otros dirigentes de Hezbolá y un comandante iraní, cuando Israel localizó y bombardeó su profundo búnker bajo Beirut.

El nuevo centro de mando ha seguido funcionando pese a los posteriores ataques israelíes, lo que significa que los combatientes del sur pueden disparar cohetes y luchar siguiendo órdenes desde el centro, según las fuentes, que pidieron no ser citadas para no hablar de asuntos delicados.

Una tercera fuente, un alto cargo cercano a Hezbolá, dijo que el grupo está librando ahora una guerra de desgaste.

Avraham Levine, analista del centro de estudios israelí Alma, dijo que hay que suponer que Hezbolá está "bien preparado y esperando" a las tropas israelíes y no es un objetivo fácil.

"El hecho de que la cadena de mando haya sido dañada no le quita la capacidad de disparar a las comunidades israelíes o intentar golpear" a las fuerzas israelíes, dijo Levine a Reuters, que describió a Hezbolá como "el mismo poderoso ejército del terror que todos conocemos".

Los combatientes tienen flexibilidad para cumplir las órdenes "según las capacidades del frente", dijo el comandante de campo de Hezbolá, que describió el nuevo mando como "un círculo estrecho" en contacto directo con el terreno. Es poco frecuente que un comandante de campo de Hezbolá hable con medios de comunicación internacionales.

El nuevo mando, dijo, opera en total secreto y no dio más detalles sobre sus comunicaciones o estructura. Hezbolá no ha nombrado a un nuevo líder después de Nasralá, y el sucesor más probable también ha muerto. El líder adjunto del grupo chií, el jeque Naim Qassem, dijo esta semana que apoya los esfuerzos de alto el fuego, pero afirmó que las capacidades del grupo están intactas.

Otra fuente familiarizada con las operaciones de Hezbolá afirmó que la red telefónica fija del grupo es "esencial" para las comunicaciones actuales. Las fuentes han afirmado que la red sobrevivió a los ataques contra las comunicaciones del grupo en septiembre.

En una declaración firmada esta semana por la "sala de operaciones de la Resistencia Islámica" se afirmó que los combatientes están resistiendo las incursiones y "vigilando y escuchando" a las tropas israelíes donde menos se lo esperan, una aparente referencia a las posiciones ocultas de Hezbolá. La declaración, el primer reconocimiento público de la existencia de un nuevo comando, no mencionó a sus miembros ni dijo cuándo y en qué contexto se había establecido.

La oficina de prensa de Hezbolá no respondió a una solicitud de comentarios antes de la publicación, que incluía un resumen detallado de la información facilitada por el comandante de campo y otras fuentes. Tras la publicación de este artículo, la oficina afirmó en un comunicado que la parte del artículo de Reuters "atribuida a un comandante de campo de Hezbolá es completamente falsa" y que "no hay fuentes en Hezbolá".

DEBILITAMIENTO SIGNIFICATIVO

Andreas Krieg, profesor de la Escuela de Estudios de Seguridad del King's College de Londres, afirmó que las capacidades de Hezbolá se han degradado, pero sigue siendo capaz de disparar cohetes con intensidad sobre Israel, manteniendo sus misiles balísticos como armas de último recurso.

Antes del último conflicto, el World Factbook de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense indicó que Hezbolá posee más de 150.000 misiles y cohetes.

Las dos fuentes dijeron que Hezbolá había optado por no usar sus cohetes más potentes -incluidos los misiles guiados de precisión- para mantener algo en reserva para una guerra larga y evitar dar a Israel un pretexto para ampliar sus ataques a las infraestructuras libanesas, como el aeropuerto, las carreteras y los puentes de Beirut.

La tercera fuente dijo que el grupo no había atacado las ciudades israelíes, como Tel Aviv, con sus armas más potentes porque tal medida daría a Israel una razón para golpear con más fuerza al Líbano.

No cabe duda de que Israel ha infligido enormes daños a Hezbolá. En septiembre, detonaron miles de dispositivos de comunicación con trampas explosivas utilizados por miembros de Hezbolá, un ataque cuya autoría Israel no ha confirmado ni negado.

A partir del 23 de septiembre, Israel intensificó de forma drástica los ataques aéreos y afirmó haber destruido decenas de miles de cohetes de Hezbolá, principalmente en el sur del Líbano, el valle de la Bekaa y los suburbios del sur de Beirut.

Funcionarios israelíes han afirmado que el hecho de que Hezbolá haya estado disparando una media de 100-200 misiles y cohetes al día, y no los miles que se esperaban, demuestra un debilitamiento significativo.

El ejército israelí afirma haber matado a cientos de combatientes de Hezbolá, incluida la mayor parte del alto mando de las fuerzas especiales de Radwan.

(Reporte adicional de Maya Gebeily en Beirut y James MacKenzie en Jerusalén; editado en español por Javier López de Lérida)