La pérdida de la mayoría parlamentaria del bloque gobernante de Japón ha aumentado las perspectivas de que el nuevo Gobierno tenga que aumentar el gasto y de posibles complicaciones para nuevas subidas de los tipos de interés del banco central.
El Partido Liberal Democrático (PLD) del primer ministro Shigeru Ishiba y su antiguo socio Komeito no lograron mantener la mayoría en las elecciones a la cámara baja celebradas el fin de semana, lo que pone en duda que el primer ministro, de 67 años, pueda conservar su cargo.
"Independientemente de quién ocupe el poder, el nuevo Gobierno se verá obligado a adoptar políticas fiscales y monetarias expansivas para no infligir cargas a los votantes", afirmó Saisuke Sakai, economista jefe de Mizuho Research and Technologies.
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Para mantenerse firmemente en el poder, el PLD, que ha gobernado Japón durante casi toda su historia de posguerra, probablemente tendrá que cortejar a los partidos más pequeños de la oposición, como el Partido Democrático para el Pueblo y el Partido de la Innovación de Japón, como socios de coalición o, al menos, para alianzas basadas en políticas.
Los dos partidos más pequeños han descartado formar una coalición con el PLD, pero se han mostrado abiertos a algún tipo de cooperación política.
En sus campañas electorales, tanto el Partido Democrático para el Pueblo como el Partido de la Innovación prometieron rebajar el impuesto sobre el consumo del 10%. Las propuestas del primero también incluían recortar las facturas de los servicios eléctricos y el impuesto para las rentas más bajas.
Aunque Ishiba ya ha propuesto un presupuesto suplementario que supera los 13 billones de yenes (85.000 millones de dólares) del año pasado, podría verse presionado para un paquete que supere los 20 billones de yenes, dijo Sakai.
RUIDO POLÍTICO
La agudización de la agitación política podría dificultar la labor del Banco de Japón (BoJ) en su intento de liberar a la economía de décadas de estímulos monetarios, según los analistas.
El banco central puso fin a los tipos de interés negativos en marzo y subió los tipos a corto plazo al 0,25% en julio, al considerar que Japón estaba avanzando hacia la consecución duradera de su objetivo de inflación del 2%.
El gobernador del BoJ, Kazuo Ueda, ha prometido seguir subiendo los tipos y los economistas no ven ningún cambio inmediato importante en la orientación general de la política.
Sin embargo, una composición parlamentaria marcadamente nueva podría privar al BoJ de la estabilidad política que necesita para dirigir un despegue suave desde unos tipos de interés cercanos a cero, afirman los analistas.
"El listón está más alto para que el BoJ vuelva a subir los tipos de interés a finales de este año en medio de este ruido político", dijo Masahiko Loo, estratega de renta fija de State Street Global Advisors.
El líder del Partido Democrático para el Pueblo, Yuichiro Tamaki, ha criticado al BoJ por subir los tipos prematuramente.
El Partido de la Innovación de Japón propone cambios legislativos que impongan al banco central objetivos que vayan más allá de la mera estabilidad de precios, como una tasa de crecimiento económico nominal sostenida y la maximización del empleo.
Por el contrario, la mayor oposición, el Partido Democrático Constitucional de Japón, ha pedido que el objetivo de inflación del BoJ se rebaje a uno "superior a cero" desde el 2% actual, lo que reduciría el umbral para más subidas de tipos.
Al mismo tiempo, la debilidad del yen podría convertirse en un quebradero de cabeza para los responsables de política monetaria japoneses, al aumentar el coste de las materias primas importadas, disparar la inflación y perjudicar el consumo.
Si el yen se debilita hacia los 160 por dólar, el Banco de Japón "se vería presionado a subir de nuevo los tipos para frenar la debilidad de la moneda japonesa", afirma Takeshi Minami, economista jefe del Instituto de Investigación Norinchukin.
La necesidad de otra subida de tipos también podría aumentar si la caída del yen se acelera por una victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos del 5 de noviembre, añadió.
Las políticas arancelarias y de inmigración más estrictas de Trump se consideran inflacionistas, lo que disminuiría la necesidad de recortes de tipos en Estados Unidos, empujando a su vez al dólar al alza frente al yen.
"La visibilidad ha bajado significativamente para el BoJ", dijo Minami.
(1 dólar = 153,5700 yenes)
Con información de Reuters