Labrusca, compañía de investigación teatral integrada por un quinteto de jóvenes actores, estrenará mañana en Casa Estudio Teatro su tercera obra, titulada Casual de noche, un ensayo sobre el universo interior del artista y una obsesión que ponen literalmente en escena algunos de los misterios y las preguntas fundamentales de la actuación, apuntó el director Valentino Grizutti.
La maquinaria de los castings, las escenas absurdas, los imperativos de la edad y lo que los actores jóvenes deberían representar, son algunos de los tópicos en los que indaga la nueva propuesta del colectivo de creadores escénicos -que completa Juan Cottet, Miranda Di Lorenzo, Violeta Postolski y Patricio Penna- dedicado a reflexionar e investigar los modos de representación.
Particularmente en Casual de noche indagamos la relación del yo con la actuación y el mercado cultural dijo Gizutti en charla con Télam-, trabajamos sobre esa sensación indecible que se genera en quien actúa al transformarse en la imagen de algo: el famoso doy o no doy.
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Uno en pocos años pasa, en la vida y en la ficción, de hacer de niño pre-adolescente a hacer de padre joven; el cuerpo es un signo del que no se puede relegar que constituye todo lo que uno es o potencialmente puede ser. Para el actor/actriz ese territorio enmarañado es la vida cotidiana. Todo se vuelve ajeno, la identidad siempre está en crisis, agregó el director de la puesta que tendrá funciones los sábados de septiembre y octubre a las 23 en el espacio porteño ubicado en Guardia Vieja 4257.
Casual de noche, tercera pieza de Labrusca dirigida por Grizutti, después de Toma tres y Así así, acá acá, transcurre en medio de una reunión entre colegas actrices y actores que se encuentran con el propósito de enumerar sus fracasos.
La obra, cuya trama se sumerge en la vida del actor, un eterno casting (una práctica misteriosa ceñida por la neurosis, el misticismo y la cabulería) está integrada por los cinco intérpretes que conforman la compañía, a quienes se suman Ailín Luna, Raimondi y Sofía Siniscalco.
Télam: Después de "Así así, acá acá", ¿cuál es la propuesta de "Casual de noche" y el desafío de una nueva obra?
Valentino Grizutti: En general pensamos nuestras obras como territorios a indagar. En Así así, acá acá, nuestra obra anterior, planteamos un espacio estrictamente frontal, con foco en las actuaciones y una serie de capas que el texto planteaba. En Casual de noche, intentamos darle lugar al misterio. Construir un ritual singular y sensible. Tal vez esa sea su clave: su pequeñez, su sencillez; ese también fue en gran parte el desafío. En general nuestras obras suelen trabajar sobre el exceso: exceso de palabras, de información, de capas/niveles en la estructura. Fue un buen ejercicio intentar llegar al núcleo del material. En ese sentido, la mirada de Martín Flores Cárdenas, director y dueño de Casa Teatro Estudio, fue clave. De igual forma, el espacio ya plantea una dinámica y un ritual muy diferente; propone otras convenciones, otras reglas.
T: ¿Observan cierta continuidad en el planteo escénico entre la obra anterior y Casual de noche?
VG: Sin duda hay una continuidad en relación a la actuación como tema: pensar qué sucede con la actuación como problema artístico, pero también como un fenómeno que se manifiesta en distintos estratos de la sociedad. La actuación se dispersa en la memoria del cuerpo social, se filtra en las napas más profundas, y una vez que se manifiesta sigue existiendo mucho más allá del momento en que se produce. Como sostenía Alberto Ure, nosotros como individuos somos también el resultado de una serie de actuaciones; las que vimos, las que han visto nuestros padres, o nuestros abuelos, y nosotros hemos vislumbrado a través de ellos. Hay una memoria colectiva, un archivo inefable de la actuación, que puede remontarse hasta los comienzos de la humanidad.
T: ¿Qué significa para ustedes escribir y actuar sus propias obras con "veintipocos" años?
VG: En principio, un enorme privilegio; es un privilegio del que gozamos porque en definitiva las obras son también puro deseo. En el teatro hay una inmensa libertad, que no es posible en otras formas de ficción. Es un privilegio de clase, sin duda, pero también del orden del contexto: Buenos Aires es la única ciudad donde esto es posible. Sin dudas debe ser de las ciudades más estimulantes para formarse y producir que existen.
T: ¿Cómo ven la escena teatral actual?
VG: Se ve una escena bastante fragmentada y dispersa; creo que a esta altura del partido no hay formas de encasillar las obras; ni en sus propuestas, ni en sus modos de producción, ni en sus nichos o aspiraciones.
Las obras del teatro oficial parecieran estar pensadas bajo lógicas propias del teatro comercial; de igual forma, gran parte de las propuestas de lo que llamamos teatro independiente replican a pequeña escala las formas del teatro comercial con fines meramente económicos. Pero a la vez uno se encuentra con casos particulares: muchas obras de una calidad arrolladora, hechas por artistas de enorme trayectoria en el teatro independiente, encuentran su lugar en salas comerciales de la calle Corrientes.
T: ¿Cuál es la propuesta de "Casual de noche" hacia el público?
VG: Casual de noche es la primera obra en la que no trabajamos sobre una dramaturgia escrita previamente. Aquí abrimos un proceso de creación alrededor de una serie de preguntas y materiales particulares: las escenas de casting; esos fragmentos de ficciones que debemos hacer propios por poco tiempo y luego dejar ir, con los se supone que uno debería conseguir trabajo y pagar el alquiler. Esas escenas tan banales -y en general deficientes- ponen literalmente en escena algunos de los misterios y las preguntas fundamentales de la actuación, que es, en definitiva, el territorio que queríamos indagar. Todo actor reconoce esa pesadilla que tiene la noche anterior al estreno de una nueva obra; creo que esta obra también es un poco esa pesadilla.
Con información de Télam