Se estrena la comedia correntina "La luz mala", del debutante Carlos Kbal

01 de diciembre, 2022 | 12.38

La caída de un objeto en los Esteros del Iberá y un grupo de convencidos “especialistas” en el fenómeno de los ovnis que ven una oportunidad única de rubricar la pasión de sus vidas y, de paso, cumplir con el sueño de un programa propio en la televisión, es la propuesta de “La luz mala”, de Carlos Kbal, que se estrena hoy.

Jorge Román ("El Bonaerense", “Nordeste”, la serie “Monzón”) y Horacio Fernández (“Granizo”, “Hoy partido a las tres”, “Un Gauchito Gil”), encarnan a dos esforzados periodistas de radio que subsisten a duras penas y con la caída de un supuesto ovni en la provincia, esperan hacer un programa sobre el fenómeno y saltar a la televisión, acompañados por la periodista de la capital que compone Giselle Motta (“El clan”, “Ojalá vivas tiempos interesantes”).

“Cuando era un adolescente, iba con mi papá a conferencias sobre ovnis y misterios del universo”, cuenta en comunicación telefónica con Télam el director correntino sobre el origen de su opera prima, realizada íntegramente en el nordeste argentino y rodada en las provincias de Corrientes y Chaco.

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“La utilización del humor absurdo es intrínseco a mi forma de escribir”, describe Kbal en cuanto al tono elegido para el relato.

Télam: ¿Cómo llegaste a elegir el tono de comedia junto al género de aventuras para “La luz mala”?

Carlos Kbal: En los ochenta, cuando era un adolescente, iba con mi papá a conferencias sobre ovnis y misterios del universo en el salón auditorio del diario "El Litoral" de Corrientes, en donde el periodista Francisco Villagrán, invitaba a figuras como Fabio Zerpa o Pedro Romaniux, dos especialistas en esos temas.

No lo sabía, pero evidentemente esas conferencias estuvieron en mi inconsciente hasta que se hicieron nuevamente presentes cuando hace unos años mi hijo afirmó durante un almuerzo familiar: “Pero pá, si algo nos enseñó el cine es que los ovnis solo caen en los Estados Unidos”. A partir de ahí, me propuse escribir una historia en que, justamente, los ovnis sean protagonistas.

Creo que la utilización del humor absurdo, es intrínseco a mi forma de escribir. No lo noté yo, me hicieron ver este detalle, personas que leyeron mi libro de cuentos “Caramelos sueltos” y luego vieron “La luz mala”.

T: ¿Cómo fue el trabajo con actores profesionales y otros que no lo son?

CK: Siempre imaginé en algunos papeles de la película trabajar con algunos conocidos que eran no actores, pero que los imaginaba perfectos para el papel porque no tenían que actuar, sino ser ellos mismos.

El problema es que como dice Jorge Román en su libro “Vivo el cine, apuntes para no actuar”, lo que pasa con los actores no profesionales es que una vez que se prende la cámara dejan de ser ellos y comienzan a actuar.

T: Al presentar la película hablás de “correntinidad” y de no caer en el costumbrismo. ¿A qué te referís?

CK: Definiría a la "correntinidad" como una forma de vivir, de hablar y de manejarse ante diferentes situaciones. Creo que viene de la influencia guaraní, que es bastante similar a la forma de ser chaqueña, formoseña y también paraguaya. Es decir, son similares, pero tienen sus propias particularidades.

Hay algo que mamé de chico y es que cada vez que se lo pinta al correntino en una película, sobre todo con directores foráneos, se cae en el costumbrismo con el gaucho, la casita de barro, etc., una mirada que nunca me gustó. Nosotros siempre estamos trabajando en el interior de Corrientes y eso lo que intenté reflejar en la película.

T: ¿Cuáles son las ventajas y las dificultades de rodar una película en Corrientes?

CK: La ventaja es la gente de toda la provincia. Filmamos tres semanas en el pueblo de Caa Catí y recibimos mucho afecto y apoyo de parte de sus habitantes y del municipio. Las desventajas las estamos viviendo hasta hoy día, en que estamos cerrando administrativamente la película. Todo el circuito del Incaa, sindicatos, etc., está centrado para el que hace cine desde la Capital, lo que nos obliga a trasladarnos constantemente y tener personal o amigues dispuestos a darnos una mano en Buenos Aires.

Por otra parte, está la falta de apoyo institucional que tenemos en la provincia. En este momento, con un grupo importante de realizadores, estamos reclamando una ley provincial que regule la actividad, que pueda beneficiar a la provincia impulsando la industria audiovisual en Corrientes. Misiones, que tiene la suya hace unos años, paso de prácticamente cero a estar estrenando 10 largometrajes, lo mismo en Entre Ríos, que está estrenando su flamante ley de cine y eso ya se nota en la organización del Ficer (Festival Internacional de Cine de Entre Ríos) y Chaco ya tiene el anteproyecto presentado y según prometió el presidente del Instituto de Cultura, estará en vigencia a partir de 2023. En este contexto Corrientes queda solita, en una zona gris, esperando la reacción del gobierno provincial.

Con información de Télam