(por Victoria Ojam).- Con una última gran aventura espacial cargada de emoción y sus esperados pasos de comedia, los "Guardianes de la Galaxia" se despiden de la pantalla grande con la tercera entrega protagonizada de manera exclusiva por el inesperado equipo de héroes, que se estrenará mañana en salas locales como cierre de un arco iniciado hace casi diez años con su llegada al Universo Cinematográfico de Marvel.
Se trata de la película número 32 de ese titánico entramado que los estudios inauguraron en 2008 con "Iron Man", pero más que un avance en la nueva fase narrativa inaugurada por la reciente "Ant-Man and the Wasp: Quantumania", la cinta dirigida por James Gunn es prácticamente una capitulación definitiva de aquellas historias que convocaron y afianzaron al séquito de fans de la franquicia, que hoy, 15 años más tarde, intenta retenerlos a veces con aciertos y a veces con tropiezos.
Quizás por poner en el centro a personajes queridos hace tiempo, que colaboraron codo a codo con los famosos Vengadores en las primeras etapas del Universo de Marvel (UCM), la producción se acerca más a lo primero y da en la tecla al sacar provecho de la nostalgia por un pasado no muy lejano y de haber sido la primera en utilizar el humor -uno que oscila entre lo simple y lo atrevido, en los términos de la casa Disney- por sobre la solemnidad, en tiempos en que la saga despertaba inéditas expectativas frente a cada título que se agregaba a su lista.
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"Ya habíamos hecho trilogías antes, pero siempre pensé por qué esto se sentía tan diferente y tanto como una especie de pasaje. Y es porque 'Guardianes...' fue la primera película que estaba completamente fuera del mundo, se enlazaba con Thanos, pero los Vengadores no estaban en ella. Fue nuestra manera de decir que no queríamos hacer sólo películas de superhéroes, queríamos hacer una gran película espacial, y funcionó de una manera muy loca", consideró en conferencia de prensa el presidente de Marvel, Kevin Feige, de cara al lanzamiento de la cinta.
Junto al particular estilo pop y muy bien musicalizado de Gunn y el aceitado trabajo de un elenco casi coral, los Guardianes vieron la luz por primera vez en 2014, luego repitieron en "solitario" en 2017, y ahora vuelven para una misión final que deberán enfrentar cuando todavía están adaptándose a las consecuencias de las imponentes batallas contra el todopoderoso Thanos vistas en cines cuatro años atrás.
Pero la cinta también inyecta un poco de frescura en el panorama al poner en segundo plano la centralidad que usualmente tienen en estas tramas la fórmula del villano-a-derrotar: en esta ocasión, el equipo que empezó como un rejunte de inadaptados de distintos orígenes se moviliza a partir de la necesidad de salvar a uno de ellos, Rocket, llevado a la pantalla con la voz del reconocido Bradley Cooper.
Es que el intempestivo e ingenioso mapache modificado con ingeniería genética es un tesoro perdido para el Alto Evolucionador (Chukwudi Iwuji), que lo había creado como parte de sus experimentos para producir una "raza especial y mejorada" en una Tierra alternativa, y en su intento por recapturar a la más brillante de sus criaturas, lo deja herido y al borde de la muerte.
Chris Pratt, Karen Gillan, Pom Klementieff, Dave Bautista y Vin Diesel se ponen una vez más en la piel de sus compañeros, quienes en un rapto de desesperación salen en busca del dispositivo que sanaría a su entrañable amigo, con la ayuda de Gamora (Zoe Saldaña), Kraglin (Sean Gunn) y Cosmo, una perrita astronauta soviética y parlante (Maria Bakalova), a lo largo de las casi dos horas y media de metraje intercaladas por flashbacks que resignifican a Rocket al develar, finalmente, su traumático origen.
Así, proponiendo un desvío -pequeño, pero desvío al fin- del molde popularizado por Marvel, esta entrega se construye desde el sentimiento y no tanto desde la acción para decirle adiós a los Guardianes de la Galaxia tal como el público los conoció desde su presentación.
Pratt, quien durante estos años encarnó a Peter Quill/Star-Lord, el líder del equipo, comentó por su lado que "lo que querés evitar es el arrepentimiento, la idea de ver hacia atrás algún día y pensar por qué permití que esto pasara de largo sin siquiera intentar disfrutar de cada momento": "En este caso, fui consciente de eso desde el vamos, así que nunca pensé que no estuviera presente, y todavía se siente como un torbellino. Durante la mayor parte del tiempo, los sentimientos que estaba registrando sobre la experiencia, aunque suene trillado, eran de gratitud", añadió el actor.
"Voy a extrañar a los personajes, porque realmente amo a todos ellos. Voy a volver a ver a toda esta gente otra vez, son mis amigos, pero no a los personajes. No voy a escribirlos otra vez, al menos no en un futuro cercano, y eso es de verdad lo más triste", dijo Gunn sobre el que además es su último paso por Marvel, luego de que en octubre del año pasado asumiera la dirección de los proyectos de DC en el conglomerado Warner Bros. Discovery.
"Hice bien no sólo en no contratar a idiotas, sino a personas que son realmente positivas, compasivas, cariñosas, buena gente. Nos volvimos muy cercanos entre nosotros, los adoro, y hacer películas así es una experiencia mucho más agradable. Mis principales recuerdos no van a ser los de las premieres o las ruedas de prensa, sino los de estar en el set y compartir pequeños momentos", concluyó.
Con información de Télam