El realizador Christoph Behl aseguró a Télam que las grandes movidas culturales que revolucionan todo generalmente se generan de las crisis, al conversar sobre su película Panash, protagonizada por los raperos Homer El Mero Mero, Real Valessa y Lautaro R, y ambientada en un futuro cercano y distópico de una Buenos Aires al borde del estallido social.
La película -que hoy hace su estreno en salas en el Complejo Gaumont luego de su debut en el Festival de Mar del Plata- cuenta también con la participación de otros freestylers y referentes de la escena urbana como Dani Ribba, Peke 77, G Sony, Massi Nada Más, Fili Wey, además de cameos de C.R.O, Trueno, Replik, Zaina y Stuart, entre otros.
Dentro de ese contexto convulsionado y de opresión -que el director refuerza con imágenes de las represiones del 2001 y del 2017- se desarrolla un triangulo amoroso inspirado en la historia de Cyrano de Bergerac del dramaturgo francés Edmond Rostand.
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Ciro (Homer El Mero Mero), un referente barrial venerado por los suyos y temido por los narcos, escribe rimas improvisadas para declararle su amor a Panash, pero es ISI quien se lleva los créditos, y ella, sin saberlo, termina enamorándose de dos hombres.
Behl, quien estudió en la Universidad del Cine de Buenos Aires y en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, reside en Argentina con idas y vueltas desde el 2000.
En 2003 debutó con su cortometraje Public/Private en la Berlinale, donde recibió la mención especial del jurado, y en los años siguientes realizó varios documentales para cine y televisión, hasta la llegada en 2014 de su ópera prima de ficción El Desierto, aclamada dentro del género de películas de zombies.
Las ideas a veces no sé de dónde vienen; un día me hizo un click en la cabeza que quería hacer un clásico de raperos y, de pronto, estaba ahí, resumió Behl, en una charla con Télam sobre este largometraje que ilumina sobre la manera como la resistencia se transforma en rimas y las rimas en lucha en las calles a partir de una ficción que elude constituirse como una historia oficial del rap en Argentina.
Aliado con los músicos del mítico grupo de rap Fuerte Apache, con quienes colaboró en 2008, empezó a darle forma varios años atrás a esta película, al calor de la explosión de las competiciones de freestyle callejero y del meteórico crecimiento de la escena urbana argentina.
Télam: ¿Cómo es trabajar con músicos no actores? ¿Cuánto de verdad les aportó a los personajes?
Christoph Bell: El casting estuvo pensado para que los personajes fueran lo más cercanos a lo que son ellos mismos. O sea, Homer es un poco Ciro, Valessa es un poco Panash, una piba de barrio. Los personajes se parecen bastante a los músicos y viceversa.
T: ¿Fue importante haber rodado en Fuerte Apache como epicentro de esta historia?
CB: Tuvimos la suerte de que los chicos mismos de Fuerte Apache nos abrieron las puertas y entramos con mucha onda en el barrio. Recibimos una bienvenida muy linda, con mucha buena onda de parte del barrio hacia nosotros. Ellos admiran mucho al grupo; eso es interesante. Obviamente aportaron mucho a las estructuras, y nos integramos muy bien con el barrio. Y eso se siente en la película.
T: La película presenta imágenes de algunos capítulos negros de nuestra historia
CB: Son de dos años específicos. Las manifestaciones contra la reforma previsional del 2017 y otras imágenes del 2001. Ahí hubo un paralelo emocional de cómo viví ese momento, de lo que viví y sentí. Las imágenes fueron aportadas por distintas cooperativas que se dedican a registrar ese tipo de imágenes. Son increíbles los materiales que tienen.
T: ¿Cuál es el punto de contacto que encontraste entre esta expresión artística que surge en las calles como el rap con ese contexto social que reprime y a la vez alimenta esas rimas?
CB: Es complejo. De hecho, es complejo cómo se generó esa generación de rap de Argentina o de trap también. Primero pienso que las grandes movidas culturales que revolucionan todo se generan generalmente en las crisis. Quizás el surgimiento de los primeros referentes del rap y del trap no fue tan político, pero sí salió de una especie de crisis aunque no fue dirigida directamente ahí. Se ve mucho en las letras, ¿no? Pero, bueno, yo fui muy fanático de Public Enemy, que tienen letras muy filosas y políticas. La película fue un intento de acercar estos mundos. Ver qué pasaba cuando se buscaban letras más concretas sobre esos temas. La película va un poco por ahí, y de hecho los temas los hicieron los mismos artistas. Se armó un grupo de compositores muy lindo, y les di mucha libertad para escribir.
T: ¿Aportaron ellos con sus vivencias personales? ¿Cómo fue el intercambio con ellos?
CB: Escuché cosas de ellos para el guion y les di esa libertad con la escritura de los temas. Nos sentamos, decidimos en qué más o menos se tenía que basar la letra y después se armaban estos procesos de escritura donde armaban estos temas. Fue un proceso continuo de varios meses con productores musicales, músicos y guionistas. Ahora estamos por hacer un adelanto del disco de tres o cuatro temas y cuando la película se estrene en Prime Video vamos a sacar el disco.
T: ¿Cómo trabajaste esta figura del mártir que se revela sobre el final?
CB: Lo del mártir es algo que generalmente está en la cultura latinoamericana, en la narración histórica, política y militante, que necesita que se construyan ciertos personajes. De hecho, siento que fueron reforzadas ciertas teorías de una manera mucho más clara que en la de otro tipo de narraciones históricas. En los pueblos ves caras, como la Difunta Correa, y esa concepción de personajes. En los barrios pasa lo mismo: las personas que necesitan su relato lo celebran en canciones y paredes. Hay un culto alrededor de eso que está bueno; es parte de la cultura del barrio.
T: ¿Y que ese personaje sea una mujer le aporta otra épica a esta construcción?
CB: Es un poco eso. Ella en la película es la más inteligente, la que tiene las letras más comprometidas y eso está presente, pero también quería darle una vuelta final a lo que es la obra original. En la obra original muere Cyrano y ella queda viva en un monasterio, pero tenía ganas de cambiarlo.
T: ¿Y de dónde viene el nombre Panash?
CB: La historia de Cyrano es similar: dos personas enamoradas de una mujer, uno escribe la letra y el otro pone la cara, después uno fallece y Cyrano la sigue visitando muchos años, pero ella no se entera nunca de la verdad de la historia. En la última escena, Cyrano llega malherido y ella le pide que le lea las últimas cartas del personaje de Christian; lo hace, pero lo hace en la oscuridad y ahí se da cuenta de que era Cyrano el que escribió las cartas. Hay un monólogo en la obra original que dura como 10 o 15 minutos, donde se despide y hay una frase muy linda que es yo no me llevo el oro ni los laureles, solo mi panaché y panaché es una palabra francesa rara, que es una especie de coraje pero medio loco, desenfrenado. Es muy corajudo, pero por ahí se le pasa un poco, esa es la palabra. Después estábamos pensando títulos y surgió nombrarla Panash y escribirla distinto.
Télam: ¿Cómo fue el trabajo con Homer El Mero Mero? ¿Y cómo llegaste a él para el protagónico?
CB: Homer hizo un trabajo impresionante. Realmente interpreta las escenas, se mete a fondo y quiere entender las intenciones de los personajes en cada momento. Lo interpreta, es un buen actor. Antes de dar con él, me junté con mucha gente de esa época del rap para buscar, pero un día no me acuerdo cómo cayó en la productora y sentí que era él. Lo había visto en videos, pero fue muy intuitivo: era él. A Homer le gusta mucho el cine sobre la mafia y también es muy tanguero, tiene cosas muy interesantes.
Con información de Télam