Daniel Veronese: "El material teatral se va revelando a medida que uno lo ensaya"

27 de abril, 2023 | 16.39

(Por Pedro Fernández Mouján).- Daniel Veronese es el director de "Los padres terribles", obra del dramaturgo y realizador cinematográfico francés Jean Cocteau, que bajo el amparo de una comedia negra y salvaje devela algunos de los peores infiernos de las familias escondidos bajo el manto del amor y la sobreprotección y que se estrena este viernes en la sala Caras y Caretas.

El autor de "Mujeres soñaron caballos" y "Open House" realiza particulares operaciones sobre esta obra que sufrió censura y prohibición en su estreno en París en 1938 y que en 1945 tuvo versión de Luchino Visconti en Roma, que en esta versión argentina tendrá protagónicos de Ana Katz, Sofía Gala Castiglione, Luis Ziembrowski, Ana Garibaldi y Max Suen.

Para conocer los modos de acercarse a un texto que hace explotar los cimientos de la normalidad de la familia burguesa y conocer los aspectos que guiaron esta puesta que se podrá ver viernes, sábados y domingos a las 20 en la sala de Sarmiento 2037, Télam dialogó con Veronese al final de uno de los últimos ensayos de la obra que mañana sube a cartel.

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Télam: Usted realiza algunas operaciones respecto del original, la más evidente es que intercambia los personajes de la madre y el padre, asignándole a uno o una las características de la otra o el otro.

Daniel Veronose: Puse un hombre (Ziembrowski) en el papel de la mujer y una mujer (Katz) en el papel del hombre, es un cambio de sexo porque el tópico de una mujer que apaña a su hijo, está metida en su casa y vive para su hijo y un marido desplazado que va a buscar placer afuera y encuentra una chica de la que se enamora ya fue muy recorrido en obras o series y en cambio el hombre que apaña de manera casi enfermiza a un hijo tiene ribetes como para problematizar un poco la paternidad y la maternidad. El de mi puesta es un padre con un filo muy maternal, que uno está más acostumbrado a ver en una madre, sentí que este corrimiento de cierta normalidad estándar producía una tensión interesante en la obra y en el escenario y además esa madre que sale a buscar afuera el amor y se enamora de la novia del hijo me pareció algo muy amoroso y tierno.

T: No es la primera vez que lo hace.

DV: Hice cambios de sexo en Chejov, en una obra todos los papeles que correspondían a mujeres los hicieron los hombres y los que correspondían a los hombres los interpretaron mujeres pero fue simplemente por cuestiones de producción, porque tenía una actrices mayores para personajes masculinos adultos y actores jóvenes para personajes femeninos jóvenes y funcionó perfectamente. Es cierto que esos signos tienen implicancias en la psiquis del espectador, aunque tampoco eso está bajo control por cuanto los espectadores son distintos y realizan lecturas distintas. Ingmar Bergman decía que la historia que nosotros contamos nunca es la historia que escucha el público, que, en definitiva, nunca sabemos cuál es. El público es heterogéneo en sexo, religiones, carácter social, gustos ni hablar, políticas, incluso personas muy parecidas que van al teatro el mismo día y escuchan lo mismo pero a una le robaron el celular y a la otra le dieron un premio ese día, van a ver la obra de manera distinta. Eso es algo que me parece maravilloso, porque no hay una sola obra sino tantas como espectadores.

T: Esta obra resalta el infierno íntimo y descarnado de lo que puede ser una familia, que es muchas veces el lugar de las mayores atrocidades, estén manifiestas u ocultas.

DV: Sí, pero también es el lugar de resguardo, estas personas se agreden pero se cobijan, en el caso de los tres personajes mayores, la madre, el padre y la hermana del padre (Garibaldi), donde un hombre está casado con la mujer que fue pareja de su hermana sucede que hay cosas entre ellos que deberían tener que ver lo sexual pero que casi no se ejecutan, entonces es un trío bastante parejo, parecen ser una familia parental de tres personas que hoy es muy moderno y reconocible.

T: Acá hay muchas cuestiones que se ponen en juego.

DV: Sí, es como que suceden todas, uno puede reconocerse en algún aspecto porque es un súmum de bestialidades, por algo se llama "Los padres terribles", porque son adultos terribles, donde hasta la hermana de él que tiene un rol de "inteligente" pero de una inteligencia muy estúpida, son todos muy idiotas pero lo único que quieren es amor y en la búsqueda de ese amor se vuelven maquiavélicos, perversos, manipuladores, son como tres infradotados llevados por su orgullo. La obra trata de cinco personas que quieren amar, dos de forma honesta (Castiglione y Suen) y las otras tres de una forma más cercana a la muerte.

T: ¿Estas cuestiones de puesta aparecen desde el principio?

DV: El material se va revelando a medida que uno lo ensaya, es ahí donde empieza la manera más efectiva de pensarlo, porque el material tiene secretos, cosas que están entre las palabras, cosas que están entre los personajes, que no son tan claras al leerlas y que se descubren en el trabajo de la puesta.

T: Y de hecho todo el trabajo actoral es central en la puesta.

DV: Para mí, el teatro es fundamentalmente de los actores, al actor no lo tengo que meter dentro de un personaje, para mí el personaje no existe si no que el personaje lo tengo que meter en el actor, tiene que ser algo que tiene que ver con la posibilidad de ser de ese actor. Siempre trato de que el encuentro del personaje con el actor sea a través de una veta verídica, no me sirve forzarlo a hacer algo que no puede o que no tiene que ver con él. Con estos cinco actores de esta obra pasan determinadas cosas y si tuviera otros cinco pasarían otras cosas, porque muchas de las cosas que pasan con la obra y con los personajes tienen que ver con los actores. Aprovechamos una obra de teatro para contar algo pero la energía de los actores es la que termina definiendo qué será contado y cómo será contado.

T: En "Los padres terribles" hablamos de una comedia negra pero podríamos hablar de una tragedia.

DV: La diferencia entre la comedia y la tragedia es una cuestión de tiempos, un accidente ralentizado te puede dar risa y en cámara normal es una tragedia. Todas estas situaciones que suceden en la obra según el grado de seriedad con que las tomes se transforman en comedia o en tragedia y de hecho me gusta la comedia con esos materiales. Los actores saben en este caso que se trata de una comedia pero saben también que no tienen que trabajar con comicidad, porque se trata de sentimientos de gente fuera de control y fuera del límite pero que a la vez necesitan amor, ellos tienen que sufrir las situaciones graciosas no tienen que actuarlas.

Con información de Télam

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