Marcó del Pont y la necesidad de acelerar la regulación del Hidrógeno Verde: "El riesgo es darle al capital extranjero ventajas a cambio de nada"

Entrevista exclusiva con El Destape a la secretaria de Asuntos Estratégicos, Mercedes Marcó del Pont, sobre el proyecto de hidrógeno.  

17 de septiembre, 2023 | 00.05

El Gobierno, en el marco de la Mesa Intersectorial del Hidrógeno, presentó esta semana un programa y un proyecto de ley para articular una estrategia nacional capaz de desplegar una economía del hidrógeno en escala en el marco de las oportunidades y desafíos que representa para la Argentina el proceso de cambio climático.

El programa prevé que hacia 2050 Argentina tendrá una producción doméstica total de al menos 5 millones de toneladas anuales de hidrógeno de bajas emisiones. El 20 por ciento estará destinado al mercado local, tanto para la descarbonización de los usos actuales del hidrógeno (industrias del acero, petroquímica y  refino) como para atender los nuevos usos (principalmente combustibles sintéticos). El 80 por ciento restante estará destinado a abastecer, a través de exportaciones,  el mercado internacional de vectores energéticos de bajas emisiones. 


"Si no hay decisión política e intervención del Estado, políticas industriales, tecnológicas y coordinación entre sector público y privado y nacional y provincial no se va a poder avanzar. El mercado no va a en ese sentido, necesita una clara intervención del Estado orientando ese proceso como está ocurriendo en todas las economías del mundo", explicó a El Destape la secretaria de Asuntos Estratégicos, Mercedes Marcó del Pont. "El riesgo es darle al capital extranjero ventajas impositivas y cambiarias a cambio de nada. Ese es el riesgo y por eso hay una propuesta y el apuro y el consenso", agregó.

 -El Destape: ¿A qué mercados apunta el desarrollo de hidrógeno?
- Todo el desarrollo en torno a la producción de hidrógeno de baja emisión constituye un desafío enorme en dos frentes: uno, porque tenemos un trabajo enorme en la descabonización de varios sectores, lo cual nos abre un mercado interno potencial para avanzar  en este proceso y cumplir con los acuerdos internacionales. Pero el desafío más grande es como nos insertamos en esta movida en la cuestión energética potenciando la generación de valor agregado y de calidad y desarrollo científico tecnológico de acuerdo a nuestras potencialidades. Esto ubica a la Argentina en una situación privilegiada, que es algo a aprovechar y nos puede motorizar e impulsar el desarrollo industrial y la creación de empleo de calidad.

-¿Hay riesgos de primarización?
-Puede pasar que si nos integramos pasivamente a este proceso ocurra que nos lleve a una primarización de este desarrollo industrial, porque disponemos de recursos naturales indispensables para priorizar esa transición energética hacia el hidrógeno, como la cantidad y calidad de los vientos. O la capacidad de energía solar (fotovoltaica). Lo que muchos pauses desarrollados están viendo es que no van a tener capacidad suficiente para contener todas estas energías renovables; después vemos cómo se transporta esa energía, pero esa es otra discusión.

-Es decir, que pueden convivir ambos destinos
-Puede haber un modelo de desarrollo de hidrógeno sólo para la exportación o el mercado interno como objetivo. El objetivo es aprovechar en todos los encadenamientos que suponen desarrollos tecnológicos que todavía no están maduros a nivel internacional. Este es un punto importante. Es una tecnología en la que se puede competir. En otras es más difícil, como los paneles solares, donde China nos pasa el trapo. Pero hay todo un desarrollo de la cadena electrónica, como electrolizadores, que sólo producen algunas naciones europeas. Argentina ya está haciendo algunas experiencias de electrolizador para una gran usina que está produciendo Y-TEC.

-¿Además de las climáticas, cuáles son las ventajas argentinas?
-Tenemos ventajas y capacidades tecnológicas e industriales para meternos en parte importante en esta cadena: electrolizadores, la producción de aerogeneradores de energías renovables. Por suerte, hemos recuperado IMPSA y eso es una posibilidad que se había abandonado (todo lo que tiene que ver con reactores y servicios). Parte de esa de esa producción se puede disponer en las provincias donde se dispone de los recursos naturales. Lo que estamos viendo es que Argentina un actor privilegiado. En todo lo que se está moviendo en torno al desarrollo tecnológicos. Tenemos demanda y fuentes de producción, a partir de energías renovables. Pero también podemos hacer hidrogeno azul, porque somos una potencia gasífera. También tenemos capacidad y tecnología para el hidrogeno rosa, sacando ventaja de la tradición nuclear argentina y en especial el proyecto CAREM, un reactor pequeño modular que puede ser aplicado a la producción de hidrógeno rosa (proveniente de una fuente renovable).

-¿Cuál es el costo de producción?
-La competencia respecto al gas es difícil, porque es muy competitivo respecto al costo, pero lo estamos comparando con distintos costos que va a llevar a objetivos de 2030 y 2050. En esos años se va a recorrer una curva que va a convertir a la Argentina muy competitiva por la calidad de los recursos naturales, con ventajas en energía eólica.

-¿Cuántos puestos puede generar esa transición?
-Hay 82.000 empleos que se dan en el marco de esa estrategia; y  se da con el desarrollo de perfiles (industria química), donde Argentina tiene mucha tradición.

-¿Cuál será el rol de YPF?
-La estrategia es con el sector privado, donde múltiples actores, además de YPF que participa activamente. Pero hoy la transición energética hay que tomarla en serio. Se podrá discutir si es porque se tomó conciencia del desquicio que generó el cambio climático o si uno puede decir que lo que subyace es una pulseada tecnológica y productiva entre China y Estados Unidos. Lo cierto es que está llevando a todos los países centrales a destinar muchos recursos y políticas activas. 

-¿Qué se busca con el proyecto de ley?
-Lo que hicimos con esta estrategia y con la ley que presentamos en el congreso --y esperamos que se empiece a tratar prontamente-- es evitar crear una plataforma de exportación de recursos naturales, sino aprovechar esta oportunidad para desarrollar toda la cadena internamente. y lo que advertimos es que hay interés para participar en esos eslabones. Las características propias de esta actividad hacen que podamos ascender; si hay políticas tecnológicas e industriales y si se cuenta con bienes de capital para ello.

-¿Qué se ofrece a las empresas para invertir?
-El proyecto de ley le da a la inversión privada condiciones de previsibilidad de mediano y largo plazo en una actividad donde la inversión son muy importantes y de muchos años de maduración. Se le da previsibilidad en materia tributaria. Son reglas de juego para que se materialicen esas inversiones. 

-¿Qué usos tendrá en el mercado interno?
-Va a tener varios usos: combustibles, generador de energía. electrificación, industria química, siderúrgica, petrolera. Va a ser una parada en la huella de carbono.

-¿Se envió la ley para evitar una privatización?
-¿Qué quiere decir privatizar? Ningún Estado nacional puede asumir las inversiones que se necesitan. Lo que se requiere es que venga inversión nacional o extranjera directa para localizarse en esta actividad. A diferencia de lo que ocurría en otros sectores, donde la Argentina es más difícil que pueda participar de las cadenas globales de valor agregado. Lo que estamos advirtiendo en este proceso de desglobalización, son cadenas de más cortas, entre países y economías cercanas y amigables. Queremos participar y es ahora como algo más que un mero proveedor del recurso natural.  Lo que hay riesgo es darle al capital extranjero ventajas impositivas y cambiarias a cambio de nada. Ese es el riesgo que apuro la propuesta y el consenso. Un consenso en el que participó el sector privado y acompañó en la propuesta de generar encadenamientos internamente.

-¿Cuáles serán los primeros pasos?
-De cara a 2030, ahora la iniciativa es convocar al sector privado, y también a Y-TEC, para la generación de electrolizadores, parte importante en la producción de hidrógeno. 

-¿Hay un tipo de hidrógeno mejor que otro?
-La vedette a nivel de Europa es el hidrógeno verde, porque proviene de una fuente de energía que es absolutamente renovable. Ahora hay un auge de la energía nuclear, con construcción de centrales y ahí tenemos una ventaja muy fuerte también, donde se abre una oportunidad dentro de nuestro territorio para producir hidrogeno a partir de gas.

-¿Cuántos países están en carrera?
-Una cosa interesante es  que solo hay 22 inscriptos en desarrollo de hidrógeno. Argentina se sumó como el 23, contandon ya con un marco regulatorio. Hay algunas pruebas pilotos en Chile y Brasil, pero de baja producción.

Las ventajas competitivas que presenta Argentina posibilitan proyectar una participación relevante en el comercio internacional a partir de 2030 con 0,3 millones de toneladas anuales, alcanzando en  2050 a abastecer el 5 por ciento del mercado global proyectado al 2050, que representa una producción de al menos 4 millones anuales, según el informe de  Estrategia Nacional para el Desarrollo de la Economía del Hidrógeno que se presentó en la Casa Rosada.