Sólo los trabajadores mejor pagos lograrán recuperar este año uno de cada casi tres puntos perdidos de poder adquisitivo en los salarios desde que asumió el gobierno de Javier Milei. En los últimos doce meses el salario mínimo cedió 28,4 por ciento en términos reales, mientras que las principales empresas del país estiman que cerrarán el año con un aumento en los ingresos de sus trabajadores –en el caso de aquellos en mejor situación en la escala— de 139 por ciento, doce puntos por encima de la inflación estimada por estas mismas firmas para este año (127 por ciento).
De este manera, los trabajadores mejores pagos tendrán un respiro este año, de no haber un ‘chicotazo’ en los precios en los últimos meses, pero no llegarán –incluso en el caso este segmento de la pirámide—a recuperar lo perdido con la devaluación de diciembre del año pasado. En el percentil de más bajos salarios no habrá recuperación de ingresos y apenas empardarán la inflación.
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Con la incipiente baja inflacionaria, los empresarios se envalentonaron a frenar los aumentos y el ritmo de ajustes salariales. De acuerdo con el último informe de Tendencias de Incrementos Salariales en Argentina (TISA), se observa que el presupuesto anual de incrementos salariales 2024 para el mercado general presenta una leve disminución, ubicándose en un 139 por ciento (mediana), dos puntos por debajo del informe de octubre.
Expectativa versus realidad
Las empresas que ya definieron sus presupuestos para 2025 (31 por ciento de las 488 encuestadas) proyectan un incremento salarial del 48 por ciento en la mediana para el mercado general. Las empresas anticipan una reducción en la cantidad de ajustes salariales, con un promedio de cuatro incrementos anuales, sugiriendo un enfoque más “planificado y menos reactivo”.
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“Si bien los aumentos salariales en 2024 en mediana de mercado superarán a la inflación para el mismo período, este recupero no resultará aún suficiente para compensar la fuerte pérdida del poder adquisitivo del salario de los últimos años, hasta de 2023 inclusive. Las organizaciones entonces buscan revisar otros aspectos de la propuesta de valor tales como los beneficios”, reconoce Mercedes Bernardi, gerente de Desarrollo de Clientes en Mercer. Hasta octubre, la inflación acumulada se ubica en 107 por ciento y la interanual (a doce meses) asciende a un 193 por ciento, según el INDEC.
La pérdida de poder adquisitivo de los salarios se acerca a la estimada por el Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (Cifra-CTA). El departamento de estudios de la entidad gremial calcula una pérdida acumulada por retrocesos en años anteriores. “En cada uno de los años 2018, 2019 y 2020 el salario mínimo vio disminuir más de 10 por ciento su poder adquisitivo. De este modo, en octubre de 2024 el poder de compra de este salario mínimo fue 39,9 por ciento menor que en noviembre de 2019, al final del gobierno de Cambiemos, y 54 por ciento menor que noviembre de 2015”, revela el documento de Cifra-CTA.
Sólo en los últimos doce meses desde noviembre del año pasado a la actualidad la caída del poder adquisitivo de los salarios más bajos fue de 28,4 puntos porcentuales. “El retroceso histórico es tan grande que el valor real del salario mínimo ya es inferior al vigente durante la mayor parte de la década de 1990 y en la crisis final del régimen de convertibilidad, cuando esta política se había abandonado como herramienta para determinar pisos salariales e impulsar una menor desigualdad salarial”, detalla el relevamiento de Cifra-CTA.
“La proyección de inflación privada para 2024 también ha disminuido, situándose en 127 por ciento (Latin Focus – noviembre 2024), en línea con las estimaciones de las empresas. Este ajuste refleja una cautela generalizada en el sector privado, mientras las compañías buscan adaptarse al panorama macroeconómico actual”, señala el informe TISA. Sin embargo, para la empresas las condiciones de incertidumbre económica y fluctuaciones en los costos continúan representando retos importantes para las empresas al planificar sus presupuestos salariales.
En el exterior no la ven
Las compañías nacionales con casa matriz en Argentina han demostrado una mayor flexibilidad y capacidad de respuesta en comparación con las subsidiarias de multinacionales. “Estas empresas ajustaron más rápidamente sus presupuestos salariales a la baja ante la perspectiva de una disminución en la inflación, con un presupuesto 7 por ciento inferior al de las empresas extranjeras”, describió el estudio, lo que evidencia que las firmas extranjeras no dan por segura la baja en la inflación.
“Las industrias que más se destacan en cuanto a su proyección de incremento salarial anual en 2024, encontramos a minería primero con 156 por ciento (17 por ciento más que la media), segundo Biotecnología con el 150 por ciento y tercero medios y entretenimiento con 147 por ciento”, señaló Mercer.
El informe destacó que la dispersión de incrementos entre las diferentes industrias sigue siendo significativa, con una brecha de 37 puntos porcentuales entre los máximos y mínimos. Esto indica que, “si bien hay sectores que otorgan incrementos mayores para retener talento clave, otros sectores con márgenes más ajustados muestran incrementos más conservadores”. En términos de frecuencia, la mayoría de las empresas optó en 2024 por seis o más incrementos al año, lo que les permite reaccionar rápidamente a la inflación.
Además de los incrementos salariales, las empresas han comenzado a incorporar beneficios adicionales como parte de sus estrategias para atraer y retener talento. Entre las medidas más populares se destacan capacitaciones presenciales y online (53 por ciento), subsidios para gimnasios (49 por ciento), cobertura de gastos de alimentación como almuerzos (43 por ciento), programas de bienestar financiero (37 por ciento) y mejoras en los planes de salud (31 por ciento). “Estas iniciativas buscan complementar los ajustes salariales y responder a las expectativas de los empleados en un mercado laboral competitivo”, sostuvo el informe de Mercer.