Los salarios de las tres ramas del trabajo (estatal, privado e informal) siguen combatiendo el arrastre inflacionario con nulos resultados. La reducción en la participación de los asalariados sobre el ingreso se profundizó en los últimos años y la dinámica regresiva se mantiene: bajan los costos para los empresarios pero aumenta la productividad.
Según las últimas cifras difundidas por el Indec, si se compara marzo de 2023 contra diciembre de 2019 los trabajadores registrados del sector privado le empataron a la inflación; los del sector público recuperaron un 3,2% y los no registrados perdieron un 19,6%. La aceleración de la carrera precios-salarios afecta mucho más a quienes no cuentan con mecanismos para ajustar rápidamente sus ingresos como las paritarias. Al mirar el espejo retrovisor, el panorama va en una misma dirección.
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La Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) elaboró un informe que repasa la situación del ingreso en Argentina. Del mismo se desprende que como resultado de la reducción en la participación de los asalariados en el ingreso, se advierte un incremento en la apropiación del excedente empresario, que va del 40,2% del valor agregado en 2016 al 42,2% en 2019, para luego elevarse al 45,8% en 2022.
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Una curva peligrosa y transferencia de ingresos
La regresividad distributiva que se asocia a la pérdida relativa de los asalariados y el aumento de los márgenes de ganancia se vincula con el hecho de que el costo salarial cayó 18,6% entre 2016 y 2022 en el marco de un descenso menor de la productividad (-5,5%). Este hecho se profundiza durante el gobierno del Frente de Todos, cuando el costo salarial se reduce 4,5% y la productividad crece 0,8%. Dado que el salario es directamente proporcional al aumento de la participación de los asalariados en el ingreso y la productividad es inversamente proporcional, "ambos factores -por distintas circunstancias en cada etapa- determinaron la reducción en el peso relativo de los asalariados en el valor agregado, más aún en una fase de expansión económica como la del bienio 2021-2022", resaltó el informe.
Considerando el período 2018-2022, cuando se desmorona la participación de los asalariados en el ingreso, la transferencia de ingresos del trabajo al capital alcanzó aproximadamente a 87.800 millones de dólares al tipo de cambio oficial. Medida en términos del tipo de cambio paralelo esa transferencia se reduce a 46.800 millones de dólares. Puesto que el diferencial entre el salario y la productividad ocurrió en un contexto de crecimiento económico, es que en 2021 y 2022 se registraron las mayores transferencias de ingresos. Considerando el tipo de cambio oficial, las mismas alcanzaron a 48.400 millones en tanto que medidas con el tipo paralelo fueron 25.800 millones.
"El mecanismo principal de transferencia de ingresos del trabajo al capital fue el elevado proceso inflacionario. Primero bajo los efectos de la crisis de la deuda y la consiguiente devaluación en 2018-2019 y luego en el marco de la post pandemia y la suba de los precios internacionales", remarcó Flacso. En ambas circunstancias el ritmo inflacionario se consolida en un nivel superior.
La competencia imperfecta se asocia a la capacidad diferencial en el ajuste de los precios por parte de las ramas oligopólicas y, en particular, "en las que predominan grupos económicos locales y conglomerados extranjeros ya que en esos casos se trata de una complejización de las estructuras concentradas dada la mayor capacidad de fijación de los precios relativos en las cadenas sectoriales en que operan en virtud de sus estrategias de integración vertical o diversificación horizontal", señaló el documento al que accedió este medio.
De allí que la puja distributiva que se desenvolvió en los últimos años definió un esquema de “ganadores” y “perdedores” que se puede expresar confrontando el salario real de los trabajadores con la evolución de los precios mayoristas de las ramas oligopólicas y los precios al consumidor. Es decir, se trata de comprobar cómo les fue a los trabajadores y a las empresas oligopólicas y grupos económicos respecto a la inflación minorista durante el gobierno de Cambiemos y en el del Frente de Todos.
Solo para ejemplificar el razonamiento: Los salarios reales (salario nominal versus los precios minoristas) se redujeron 12,1% entre 2016 y 2022, mientras que los precios de las ramas industriales altamente concentradas aumentaron 21,3% por encima del índice de los precios al consumidor. Si se examina la trayectoria de los precios mayoristas de aquellas ramas oligopólicas en la que predominan grupos económicos, sus precios se expandieron 34,9% por encima de los precios minoristas en el período 2016- 2022.