El primer trimestre del año batió un récord en ingresos corrientes por exportaciones, totalizando 19.352 millones de dólares, gracias a la suba de un 21,8 por ciento de los precios y de 3,2 por ciento en las cantidades exportadas. Sin embargo, de acuerdo a la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo – FIDE, en este mismo período el Banco Central registró compras netas de reservas por solo 70 millones de dólares, cifra que, además, fue significativamente menor a los 5.480 millones de dólares que había adquirido en el primer trimestre de 2021.
Este cuadro posiblemente haya llevado a las críticas de la vicepresidenta Cristina Kirchner, quien el pasado 6 de mayo afirmó que “si soy de exportación y producción, si además tengo bajos salarios y además me faltan dólares, bueno, hay que revisar algunas cosas porque algo, alguien o algunos están fallando”. Asimismo, esta situación pone en riesgo el cumplimiento de una de las metas acordadas con el FMI, pues las reservas se encuentran actualmente 2.000 millones de dólares por debajo a la meta comprometida con el FMI para el segundo trimestre de este año.
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Con todo, del último informe de FIDE se desprende que existen aún perspectivas de modificación del actual panorama, debido a que, por un lado, las reservas podrían sumar un refuerzo cercano a los 1.300 millones de dólares a partir del “Fondo de resiliencia del FMI”, constituido con los Derechos Especiales de Giro inmovilizados en la pandemia, así como también por el hecho de que las condiciones climáticas podrían modificar el ingreso de dólares. En este sentido y citando a la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, desde FIDE señalaron que debido a las lluvias y sequías existió un retraso en la cosecha de trigo y soja, con lo cual en el corto plazo deberían liquidarse ventas que no pudieron efectuarse en los meses previos. Así, sostuvieron que “hacia adelante, las perspectivas indican que durante los próximos dos meses el desfaje se acomodará y el BCRA podrá acumular reservas como lo hace durante esta época del año”.
Lo que viene
Sin embargo, no menos real es que el actual esquema de control de las divisas plantea interrogantes para lo que viene. Sucede que, en relación a las importaciones, las del primer trimestre fueron las más altas de la historia en precios corrientes, pues se introdujeron bienes por 17.958 millones de dólares, es decir una suba cercana al 40 por ciento en relación al 2021, que incluyen 910 millones de dólares extras al año pasado para la importación de energía, cuyos precios se dispararon tras la guerra. Este record importador es igualmente virtuoso ya que en su mayor parte está destinado a continuar con la reactivación económica el año pasado. De hecho, tras la energía, el segundo ítem en el podio de las importaciones fueron los bienes de capital o maquinaria para la producción, con un aumento del 34 por ciento en el valor de las importaciones, debido en gran medida a una suba del 27 por ciento en las cantidades importadas.
Menos necesario para el desarrollo del país pero altamente negativo para la acumulación de reservas, es, ya en la cuenta de servicios, el turismo emisivo. De acuerdo a FIDE, en el primer trimestre los viajes de argentinos al exterior implicaron una demanda extra de 970 millones de dólares en relación a 2021, llegando solo en marzo a los 517 millones de dólares de erogación, es decir un 280 por ciento más que en el mismo mes de 2021 y en línea con el mismo mes de 2019.
Sin embargo, antes que por los viajes y mucho menos que por los insumos industriales, el problema pasaría fundamentalmente por la cuenta capital, es decir por los dólares financieros, así como por los pagos de intereses.
En este sentido, las últimas estimaciones del Centro CIFRA de la CTA dan cuenta que, pese a que desde enero de 2020 hasta febrero de 2022 ingresaron al país el record de 25.780 millones de dólares como saldo favorable entre las exportaciones y las importaciones, las reservas internacionales del Banco Central perdieron hasta entonces 7.831 millones de dólares (sin contar los últimos giros del FMI para su repago de deuda), producto en gran medida de la venta de dólares a precio oficial, es decir a cerca del 50 por ciento del valor de los dólares financieros, para sostener el pago de deudas privadas por 19.762 millones de dólares, (12.906 millones por vencimientos de capital y 6.856 por intereses).
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El escenario se presenta así altamente desafiante para el gobierno, pues al mismo crecimiento económico que promueve la necesidad de contar con dólares para abastecer a una industria altamente dependiente de maquinaria e insumos importados, se suma el compromiso asumido con el FMI de acumular 5.800 millones de dólares de reservas para este año.
Frente a estos escenarios, una respuesta habitual en el país fue la devaluación del peso, es decir el encarecimiento del dólar para frenar su demanda. Sin embargo, los actuales bajos salarios y la alta inflación parecieran eliminar esta posibilidad, por lo que la actual dinámica que impide acumular reservas deberá modificarse desde otro ángulo. “Revisar algunas cosas”, fue, en definitiva y más allá de las lecturas políticas, lo que solicitó la vicepresidenta.