De continuar con esta dinámica de aumento de precios, la inflación de 2022 puede finalizar como la más alta desde 1991. Un informe del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav) advirtió por los problemas sistémicos de la economía y el impacto negativo que representa la guerra que se desató entre Rusia y Ucrania.
"El diagnóstico realizado por el gobierno frentista sobre las causas de la inflación se enfocó en la importación de precios de los alimentos, la alta concentración de la economía local, la puja distributiva y las características de la estructura productiva que presiona a la depreciación del tipo de cambio", señaló el informe sobre la perspectiva que tiene el Frente de Todos. En ese sentido, sostuvo: "Si bien, la guerra entre Rusia y Ucrania provocó la aceleración de los precios de las materias primas que exporta el país, es menester señalar que la economía argentina tiene graves problemas sistémicos con respecto a la inflación".
MÁS INFO
En marzo, la tasa de inflación se ubicó en 6,7%, registró la mayor cifra de los últimos 20 años y, al mismo tiempo, se proyecta una tasa de inflación para el mes de mayo del a 5%. De igual modo, "los diferentes programas llevados adelante por la actual gestión, como +Precios Cuidados, Cortes Cuidados y el lanzamiento de una nueva canasta de productos para comercios de proximidad denotan la ausencia de un programa macroeconómico integral", remarcó el documento. De esta forma, se proyecta que la tasa de inflación para 2022 se ubique cercana al 70%.
Cómo terminará la inflación este año
De acuerdo a la Undav, los posibles escenarios que se pueden proyectar con respecto a la inflación para este año son tres. Por un lado, que la canasta del IPC experimente un incremento en términos interanuales del 55% como consecuencia de la desaceleración de la inflación a causa de los diferentes programas como +Precios Cuidados, Cortes Cuidados, el lanzamiento de una nueva canasta de productos para comercios de proximidad, del mayor control sobre los formadores de precios y de la intervención del Estado para evitar que los precios locales de las materias primas se acoplen a los internacionales y de un acuerdo entre todos los actores económicos y sociales a fin de evitar que la inercia inflacionaria continúe con su tendencia alcista.
En este escenario, los acuerdos paritarios no serían objeto de revisión. En contraposición, "una inflación mayor o igual al 70,0% erosionaría el poder de compra de los salarios reales, con sus consecuencias negativas sobre el consumo agregado y, por ende, sobre la actividad económica".
Cabe recordar que entre 2018 y 2019 el poder de compra del salario real retrocedió un 17,5%, lo que implicó una fuerte contracción de la demanda global como consecuencia de la caída del consumo. Por último, "es posible un escenario intermedio a los descritos", aseveró el informe.
En síntesis, desde la casa de estudios analizaron las causas que motorizan la suba sostenida de los precios de la economía: "La alta concentración en la producción y comercialización de alimentos resultan ser la causa principal de los continuos aumentos de los precios de los alimentos. Si bien la guerra entre Rusia y Ucrania aceleró el comportamiento alcista de los precios locales, la inexistencia de competencia impacta negativamente en los consumidores, ya que pocos oferentes de bienes pueden aumentar los precios a partir de su posición dominante en el mercado".
Y finalizó: "De igual modo, los beneficios extraordinarios de los sectores oligopólicos profundizan las desigualdades en la distribución del ingreso obstaculizando el desarrollo económico".