El Gobierno de Francia advirtió este martes a las grandes empresas alimenticias que tomará medidas si éstas no alcanzan nuevos acuerdos de precios con los comercializadores, en los cuales reduzcan sus valores de venta. El ministro de Finanzas, Bruno Le Maire, cuestionó que las empresas continúan aumentando sus márgenes de ganancias, y les reclamó que renegocien con las grandes cadenas distribuidoras.
“Hoy vemos que los precios del trigo caen al igual que los costos del transporte. Me gustaría ver lo mismo en las canastas del supermercado”, dijo Le Maire en diálogo con BFM TV. Si las negociaciones entre las firmas y las cadenas no se reinician para fines de mayo, el ministro anticipó que llamará a ambas partes a una reunión.
El funcionario recordó que recientemente el gobierno tomó medidas para reducir los márgenes de ganancias de las firmas eléctricas –frente a las altas subas de tarifas- y no descartó hacer algo similar con las firmas productoras de alimentos. "Analizaré todas las soluciones disponibles para traer a las grandes compañías industriales a la mesa de negociación y que reconozcan la reducción en los costos de producción”, dijo Le Maire en declaraciones difundidas por la agencia Bloomberg.
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Según datos oficiales, la canasta alimenticia de los franceses registró grandes subas en el último año. Como ejemplo, el mes pasado las zanahorias subieron 33,5 por ciento anual, la manteca 23,9 por ciento, pollo 18,1 por ciento, cebolla 15,8 por ciento, hongos 14,6 por ciento y vino 8,4 por ciento. El Gobierno de Emmanuel Macron, en ese marco, firmó un acuerdo con las principales empresas de distribución minorista un acuerdo para limitar el precio de varios productos durante un trimestre.
El costo de la operación, en la que participarán cadenas como Carrefour, será de "varios cientos de millones de euros" y se financiará con los márgenes de los minoristas.
Las perspectivas económicas para la zona del euro mejoraron y la inflación seguirá cayendo, pero el escenario global sigue siendo dominado por la “incertidumbre”, afirmó hoy la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, durante las reuniones de primavera (boreal) del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial que tuvieron lugar la semana pasada.
La titular del BCE señaló que en los últimos meses las perspectivas económicas globales mejoraron de la mano de “un alivio gradual en los cuellos de botellas de la oferta, menores precios en la energía y la recuperación de la economía china tras el levantamiento de las medidas de contención vinculadas con la pandemia”, al igual que una caída en la inflación.
No obstante, advirtió ante el Comité Monetario y Financiero Internacional del FMI en Washington, que las “perspectivas de recuperación siguen siendo frágiles”. En particular, Lagarde hizo hincapié en la “continua incertidumbre, motorizada por la guerra injustificada de Rusia hacia Ucrania, y la posibilidad de que reaparezcan las presiones en los mercados globales de energía y alimentos”, revirtiendo los descensos en la inflación.
No obstante, la funcionaria, si bien mantuvo su cautela por las presiones inflacionarias subyacentes, se mostró optimista por la desaceleración de los precios, y dijo que esta tendencia se mantendrá “a medida que disminuyan las presiones sobre los precios y la política monetaria frene cada vez más la demanda” Del mismo modo, mencionó otros factores que podrían acelerar este proceso como “las elevadas tensiones en el mercado financiero, la caída de los precios energéticos y el debilitamiento de la demanda”.