Durante junio de 2024, la variación mensual de la canasta básica alimentaria (CBA) fue de 1,6%, mientras que la de la canasta básica total (CBT) fue de 2,6%. En la comparación interanual, la CBA – utilizada para medir los umbrales de indigencia- y la CBT (usada para medir la pobreza) registraron alzas de 277,4 y 275,7 por ciento, respectivamente.
De esta manera, una familia tipo, integrada por dos adultos y dos menores de edad, necesitó reunir ingresos por 873.169 pesos para no caer bajo la línea de la pobreza. En el caso de la indigencia, una familia necesitó ingresos por 393.319 pesos para no pasar hambre.
“Con estos datos y la simulación de los microdatos de la EPH del primer y segundo trimestre de 2024 se proyectó la tasa de pobreza. El nowcast estima una tasa de pobreza de 50.5% para el semestre Ene24Jun24 con un intervalo del 95% de confianza entre [49.0%, 52.1%]”, indicó el Departamento de Economía de la Universidad Torcuato Di Tella.
Esta proyección sugiere que alrededor del 50% de las personas viven en hogares urbanos pobres. La EPH es una encuesta representativa de una población urbana que en el semestre de referencia se estimó en 29.3 millones de personas lo que implica que alrededor de 14.8 millones viven en hogares urbanos pobres.
El contexto
El desempleo del primer trimestre del año se ubicó en el 7,7 por ciento, una aceleración de la pauperización social post devaluación mileista. De acuerdo al análisis realizado por el CEPA, los puestos laborales destruidos –entre noviembre de 2023 y marzo de este año– llegaron a los 136.160 casos.
“Cuando se analiza la caída del empleo registrado por tamaño de empresa se observa que durante los primeros meses de la gestión de Milei, la expulsión de trabajadores se concentró en las empresas de mayor porte: 83% de la pérdida de empleo (-112.529 trabajadores registrados) se focalizó en empresas de más de 500 trabajadores”, indicaron desde CEPA. A su vez, se redujo la cantidad de empleadores en 3.559 casos.
La destrucción de puestos laborales fue mucho más acentuada para los trabajadores no formales, según un estudio realizado por el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP), bajo la coordinación de Claudio Lozano.
“La tasa de empleo pasó del 45% al 44,3% que resultó en una reducción de la población ocupada de 114 mil. Esta destrucción de empleos se debió especialmente a la caída de formas no asalariadas (mayoritariamente explicada por la menor cantidad de trabajos por cuenta propia) y por la destrucción de puestos de trabajo asalariados no registrados”, puede leerse en un reciente trabajo del IPyPP.
En total, entre trabajadores formales e informales, la reducción de la población ocupada habría alcanzado a 592.511 personas. Milei lo hizo.