Crisis social: en enero, la venta de leche en polvo cayó un 30% interanual

Un dato no mata relato, pregonaba habitualmente la profesora y colega Mariana Moyano. En enero, la venta de productos lácteos registró un descenso interanual del 17%. Los promedios también suelen ser engañosos. Detrás de un porcentaje o un dato, se esconden múltiples márgenes e historias vinculadas a esta crisis social con dimensiones económicas, políticas y culturales. Porque ese mismo mes, la venta de leche en polvo entera y semidescremada cayó mucho más, 30%, mientras que la leche en polvo descremada, otro 27%. 

La entrega de leche en polvo se encuentra entre una de las tradiciones más arraigadas de los ministerios de Desarrollo Social y Salud, ahora devenidos en meras oficinas del área de Capital Humano. El sanitarista Ramón Carrillo solía decir, recuerda cada vez que puede Jorge Rachid, que la mejor política de salud tiene que ver con la extensión de las redes de agua potable en los barrios, la alimentación y la prevención. La gestión de Milei se mira en el espejo del menemismo. A mediados de la década del ´90, el Estado empezó a entregar leche en polvo solamente a quienes demostraran su situación de desnutrición. Había que tener un certificado de hambre extrema para acceder a este alimento. Eran tiempos donde las “políticas sociales focalizadas” se diseñaban junto al Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Durante los doce años de kirchnerismo, en cambio, se promovió que los llamados controles de niños y niñas sanos estuviesen acompañados de la entrega de leche en polvo.

“Cuando venía la doña con sus pibes, se les daba la leche, además de hacerle los controles de rutina. Algunas venían solo por la leche; lo interesante es que se buscó llegar a todos los barrios del país con este tipo de abordajes”, explicó a El Destape un técnico sanitarista que se desempeña en el área de salud de la provincia de Buenos Aires. El gobierno de Milei dejó de licitar la compra de alimentos para comedores, organizaciones sociales y ministerios. Lo que no se come hoy, no se recupera.

Ajustar para exportar

Los datos duros fueron relevados por el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA). La caída en la comercialización de leche en polvo es sintomática de la crisis social que se vive. El ajuste por licuación de salarios e ingresos pega en todos los sectores. “El escenario actual, donde hay un fuerte deterioro de los ingresos reales de la población, hace que proliferen las ventas informales y además han crecido fuertemente productos que por precio sustituyen el consumo de lácteos, como rayados, bebidas con lácteos, margarinas y otros similares”, explicaron desde el Observatorio.

Nada es azaroso en el Gobierno de Milei. Su plan de miseria planificada avanza con un objetivo claro: llevar a su mínima expresión cualquier idea de mercado interno para favorecer, en cambio, la exportación. En parte, también se estaría configurando un escenario anhelado por los empresarios rurales. “La devaluación en el corto plazo afecta negativamente, pero en este caso es un sinceramiento de precios porque el precio del dólar es otro valor más de la economía. Es importante y clave llegar a un punto de estabilización y tener un único tipo de cambio. En el mediano plazo, es claramente beneficioso”, sostuvo Guillermina Más, presidente de la Cámara de Productores Lecheros de la Cuenca Oeste de Buenos Aires (CaProLeCOBa).

En enero, la leche común entera aumentó un 35% mensual pero en su comparación interanual, el salto fue del 288%: la leche en polvo incrementó su valor un 230%. Por otro lado, los yogures lo hicieron en un 346%. Según el Indec, la inflación interanual acumulada fue del 211% en el primer mes del año.

¿Qué pasó entonces en el mercado interno? Con la caída del consumo, se produjo una suba notable de las exportaciones. De acuerdo al OCLA, las ventas al exterior pasaron de representar el 22% del total en enero del 2023 al 29 por ciento en el primer mes del 2024.  “Con libertad de precios en el mercado interno y sin derechos de exportación y tipo de cambio competitivo, habrá notables cambios en el mercado. El mayor poder de compra por parte de la industria que empuja los precios en el consumo interno, sumada la inflación generalizada y la pérdida del poder adquisitivo de la población, se abre un gran interrogante respecto al comportamiento del consumo local”, concluye el OCLA en sintonía con el programa de La Libertad Avanza.

¿Qué sucede en un país cuando su Estado se retira de la regulación sobre la producción de alimentos? La pregunta no es retórica. El programa de Milei prescinde del mercado interno; tampoco luce interesado por el bienestar de su población.