Milei no la ve: las políticas activas de EEUU contra la inflación que contradicen a su aliado argentino

Un informe del Centro de Estudios Renacer Argentina analizó las políticas activas del Estado de Estados Unidos para combatir el alza de los precios de la energía. El rol clave de las políticas públicas. 

29 de febrero, 2024 | 18.17

Javier Milei se abraza efusivamente a Donald Trump. Le grita que ha sido un “gran presidente”. Pero un abismo los separa: la matriz proteccionista de su posible plan económico en caso de ganar las elecciones en Estados Unidos. La administración de Joe Biden también ensayó un programa que mira fronteras adentro, al conseguir la aprobación de la llamada Ley para bajar la inflación (Inflation Reduction Act – IRA). Con foco en las energías verdes y el cambio climático, el Estado norteamericano diseñó subsidios y exenciones para lograr el incremento en la producción de bienes con eje en su industria, como así también en los servicios asociados al cambio climático. Lo opuesto a la retirada y destrucción del Estado nacional mileista.

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Para Germán Palladino, director del Centro de Estudios Renacer Argentina, “en un escenario donde los costos de la energía global se dispararon por un conflicto bélico y no por la emisión monetaria asociada a la pandemia los países vuelven a tomar la senda del proteccionismo y del desarrollo industrial”. Esa es la clave de la norma sancionada en 2022. a contramano de la senda del programa de ajuste ideado por Javier Milei y los grandes fondos de inversión que apuestan a las privatizaciones de algunas empresas claves para el país.

¿No la ven?

El Centro de Estudios Renacer Argentino (CERA), bajo la dirección de Germán Palladino, elaboró un reciente documento titulado “Los yankees no la ven. Ley de reducción de la inflación: ¿más o menos Estado? El foco del texto está puesto en la salida que se propuso –o intenta proponer la administración Biden- a la suba inflacionaria ocasionada por la disparada en el precio internacional de la energía y los alimentos.

“Luego del aumento del gasto público para financiar a los sectores más golpeados por la pandemia, las autoridades del gobierno estadounidense se focalizaron en políticas contractivas, reduciendo el gasto público y aumentando la tasa de interés, medidas clásicas para bajar la inflación. Las medidas monetarias y fiscales no dieron el resultado esperado en el corto plazo, debido a que el núcleo de los aumentos de precio estaba dado por desajustes en el comercio mundial”, indicó el informe del CERA.

Al seguir este razonamiento, puede concluirse que la “energía es el costo de los costos”, definición que serviría para visualizar el escenario local, con una desregulación y quita de subsidios que elevaron exponencialmente este costo de costos.

“Si el valor de la energía aumenta y el sector productivo decide consumir menos, la producción de bienes y servicios caerá. Su correlato directo es la caída de puestos de trabajo, reducción del consumo y caída de la actividad económica”, agregó el informe citado. Una foto en vivo y directo de la Argentina actual.  Para Palladino, “el rumbo de las políticas económicas está en una etapa de cambio, donde los países líderes vuelven a tomar la senda del proteccionismo y del desarrollo industrial, de asegurar el autoabastecimiento de productos y servicios, y de enfocar su comercio exterior a la exportación y a la sustitución de importaciones”.

En agosto de 2022, el Congreso de los Estados Unidos aprobó la Ley de Reducción de Inflación (IRA, Inflation Reduction Act), que ponía al Estado como promotor principal del desarrollo económico con un fuerte énfasis en el combate del cambio climático. El gobierno destinó un monto de 369.000 millones de dólares para la transición energética, enfocado en los proyectos de producción de energías limpias.

De acuerdo a este análisis, las inversiones que podrían promocionarse desde el Estado deberían alejarse de la timba financiera y la emisión de los llamado bonos verdes auspiciados por fondos como BlackRock.

Dicha política podría entenderse como una forma de proteccionismo del Estado norteamericano y sus grandes corporaciones frente a los embates de ese capital financiero que esconde su rostro dentro de los grandes fondos de inversión, que, en algunos casos, tienen más peso político que los propios Estados. “Las inversiones para el desarrollo de la industria verde fueron por más de USD 100.000 millones, y se generaron 170.000 puestos de trabajo en este rubro. Además, según estimaciones del Departamento de Energía estadounidense, para 2030 las familias ahorrarían 33.000 millones de dólares en la facturación de luz”, puede leerse en el texto bajo análisis.

Palladino concluyó que un Estado debe tener la capacidad para impulsar su economía, desarrollar su industria con un objetivo y apuntar a la creación de nuevos mercados, innovadores, que generen los puestos de trabajo del futuro. “La riqueza de un país no la generan la especulación y el libre juego de la oferta y la demanda. Las políticas económicas que ejerzan los gobiernos nacionales son de trascendencia para el desarrollo y bienestar de la población”, sentenció.

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