Durante la semana entrante comenzarán una serie de reuniones para poder consensuar una política de precios en los sectores productivos de mayor transversalidad -alimentos, construcción y electrodomésticos-. Es que el Gabinete Económico ya tiene los objetivos de 2021 planteados y necesita, entre otras estrategias, un acuerdo de precios (y de salarios) para alcanzarlos: 29% de inflación, salarios dos o tres puntos por encima, depreciación cambiaria del 25% (dólar a $102,4) y crecimiento del PBI de 5,5%.
Por otro lado, también sabe que durante el año el nivel de inflación no cesó, tanto que en enero la canasta básica total ascendió a $56.459 y la canasta básica alimentaria a $23.722. Que, pese al ATP, las pymes pequeñas, representantes de más del 85% del país, fueron las más perjudicadas y que la recuperación de la actividad económica alrededor de Argentina es una realidad, pero heterogénea. Además, como si fuera poco, se arrastran tres años de recesión en la espalda y una pérdida de poder adquisitivo importante, por lo que la demanda agregada también está deprimida.
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Dentro de ese panorama se enmarca el informe del Instituto de Pensamientos y Políticas Públicas (IPYPP), dirigido por Claudio Lozano, director del Banco Nación que indica que, tras un fatídico segundo trimestre en 2020, el nivel de pobreza en Argentina inició un leve y paulatino proceso de recuperación. Según el organismo, al tercer trimestre del año anterior -julio, agosto y septiembre- 3,7 millones de personas salieron de la situación de pobreza y casi 800.000 de la indigencia.
De acuerdo a la estimación propia de la organización, basada en la última Encuesta Permanente de Hogares publicada, la pobreza al tercer trimestre alcanzó al 38,7% de la población (17,6 millones de personas) mientras que la indigencia representó al 10,6% de los habitantes (4,8 millones de personas). Estos resultados estiman un descenso de la pobreza de 8,3 puntos porcentuales (p.p) respecto del caótico segundo trimestre, y de 1,8 p.p de la indigencia.
Según IPYPP, la pobreza durante ese severo período, donde las restricciones eran prácticamente totales y los casos estaban en continuo ascenso, alcanzó al 47% de la población, o sea a 21.338.795 personas. Mayo fue el mes que registró una contracción del 20% en la actividad económica respecto a igual mes de 2019, caída récord de la producción, en tanto las pymes en junio eran 525.700, cifra que representaba una caída acumulada de más de 18.500 empresas desde diciembre 2019, según AFIP.
Como explica el informe, coordinado por Ana Rameri, luego de tocar el fondo del 20%, el nivel de actividad económica en julio comenzó a marcar un leve ascenso al marcar -12,7%, pese a que continuaba en valores negativos respecto de 2019. Para agosto el porcentaje alcanzaba el -11,5% y en septiembre un -6,2%. En consonancia, la flexibilización del ASPO permitió que, de los 3,7 millones de ocupaciones perdidas en el segundo trimestre, lograran recomponerse 1,7 millones, pero en su mayor parte correspondientes a la informalidad, indica el IPYPP.
Por otra parte, otra de las causas que impulsó el descenso de la pobreza es que durante el tercer trimestre se mantuvo vigente el IFE, la herramienta en materia de asistencia económica más importante junto con el ATP. Cabe aclarar que también se registró el cobro del aguinaldo, aunque para los trabajadores estatales que cobraron un salario de $65.000 de bolsillo aproximadamente, el pago fue hasta en cuatro cuotas, por reglamentación del decreto 547/2020.
De todos modos, a excepción del tormentoso segundo trimestre, los niveles de pobreza e indigencia de julio, agosto y septiembre fueron los más altos de los últimos años, incluso por encima de los elevados valores alcanzados hacia fines de 2019. Es que la pobreza se posicionó 5,6 p.p por encima del porcentaje del tercer trimestre del último año de gestión macrista, (33,1%), mientras que la indigencia creció 3 p.p. Es decir, según el informe de IPYPP, entre un trimestre y otro 2.725.814 personas cayeron en situación de pobreza y 1.422.816 en la indigencia.
“En este marco, los límites que evidencia la recuperación económica frente a un mercado interno deprimido, expresados en la desaceleración del crecimiento del PBI, la discontinuidad del IFE y la aceleración inflacionaria de los últimos meses, con mayor intensidad en los precios de los alimentos, impiden augurar que la mejora de estos indicadores pueda sostenerse en los meses siguientes”, advierte el documento.
El Estado nacional terminó 2020 con un déficit fiscal de 2,2 billones de pesos, o sea el 8,5% del Producto Bruto Interno , el nivel de desequilibrio en las cuentas públicas más elevado desde 1975, lo que motorizó a reemplazar herramientas como el ATP y el IFE por otras de menor impacto como el Repro II, programa utilizado como complemento salarial de menor alcance y monto. Cuesta compatibilizar el desenfoque de la política de ingresos y la reducción de la pobreza con un proceso de reactivación de la economía. Respecto al nivel productivo, si se observa el panorama regional, el 69% de las ramas analizadas mejoraron su desempeño interanual entre octubre y noviembre, en tanto el resto de los sectores aún no logra repuntar o bien se encuentra en estado de emergencia, de acuerdo a los últimos datos del organismo CEP XXI, del Ministerio de Desarrollo Productivo. El proceso de reactivación aún es heterogéneo alrededor del país. De acuerdo a IPYPP, al cierre de 2020 la actividad económica todavía se encuentra 3,5% por debajo de los niveles pre-pandemia.
Además, el dinamismo de la actividad, impulsado por las reaperturas, impacta contra los límites de la demanda deprimida, no solo por el deterioro de los ingresos sino también por los niveles de inflación. Por un lado, el INDEC determinó que en diciembre los salarios crecieron 1,8% y a nivel interanual un 33%, tres puntos por debajo de la inflación. A la pérdida de poder adquisitivo generada en pandemia, hay que sumarle el arrastre de 20 puntos perdidos durante la anterior gestión que aún no lograron alcanzarse. Por el otro, la inflación de enero fue del 4%, donde la suba de los alimentos marcó mayor incidencia y para febrero se esperan resultados no tan disímiles. A nivel interanual la inflación se colocó en 38,4%. Desde diciembre 2020 que se cortó el proceso de continuo descenso de la inflación luego de haber tocado su pico máximo de 52,9%. En el medio, por qué no pensarlo, las elecciones legislativas, empresas del poder real que marcan la cancha con desabastecimientos en productos esenciales, sectores del agro que reniegan de una mejor distribución de la renta y el proceso de actualización de las tarifas.