En medio de las discusiones sobre modelos económicos para salir del atolladero económico actual que disparó pandemia y se potenció con la guerra en Ucrania, se presentan dos proyectos bien diferenciados que plantean salidas contrapuestas. Un ejemplo de ello es la forma de encarar una política de emergencia. En los primeros cien días, un lapso en el que se suele evaluar la dirección que tendrá un gobierno, el Frente Todos enfrentó la situación de emergencia heredada del macrismo con una política de ingresos, de recuperación de paritarias libres, de administración cambiaria y de freno a los precios regulados. La pandemia interrumpió el proceso y todavía no se retomó con éxito. La propuesta de la "derecha" ahora es encarar un modelo de "emergencia económica" pisando salarios, desregulando la cuenta capital, dolarizando la economía (o liberando el tipo de cambio), eliminando retenciones, flexibilizando las condiciones laborales y elevando la edad jubilatoria.
La definición de modelo da cuenta de una estructura rígida de ecuaciones y proyecciones matemáticas que, al menos en las planillas de Excel, ofrecen resultados teóricos que luego se pretenden implementar como políticas económicas, sin importar las condiciones sociales y los poderes fácticos donde se aplican. Básicamente, lo que plantea el Fondo Monetario es un modelo. En contraposición a esta idea se encuentran los proyectos político-económicos, que son los que marcan el rumbo de un gobierno y definen las medidas que se necesitan en pos de ese objetivo. A medida que se acerque la fecha de las elecciones presidenciales del año próximo se conocerán infinidad de modelos, pero lo cierto es que habrá, como siempre, dos proyectos en disputa.
El economista Carlos Melconian es uno de los principales exponentes que aglutina las ideas que subyacen en los discursos de esa derecha que se envalentona a medida que suma nuevos exponentes. En los últimos días, el ex funcionario del macrismo, uno de los litigantes contra la Argentina en la causa de los fondos buitre y asesor de los principales oligopolios del país viene presentando en distintos foros empresarios sus propuestas para las elecciones del 2023.
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Melconian, quien asumió este año la presidencia del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral) de la Fundación Mediterránea, el think tank que se creó en 1977 y tuvo a Domingo Cavallo como su primer y principal exponente, inició hace una semanas un road show con una propuesta económica que busca sentar las bases de un proyecto unificado para la derecha, con un abordaje de ajuste fiscal, con régimen bimonetario institucionalizado, eliminación de planes sociales, congelamiento de salarios para ganar en "competitividad" internacional, supresión de los derechos de exportación, una apertura del comercio exterior (léase permitir el ingreso irrestricto de importaciones al país) y reforma laboral y tributaria.
El programa integral
El paper "Agenda de Trabajo Rumbo al 20/12/2023" lo paseó por distintos medios "amigos", como LN+, radio Mitre, Rivadavia, TN, CNN y diario La Voz, entre otros; y en convenciones organizadas por la propia Fundación Mediterránea en Salta, Córdoba, Mendoza y Misiones, en el foro empresario en el hotel Llao Llao, en el evento empresario Pulso Económico y el organizado por la Universidad Católica. En todos estos convites fue dejando algunos títulos sobre los que se plantea una "batalla cultural". “Estamos trabajando en un programa ambicioso con visión federal y productiva que instale a la Argentina en el mundo que es capitalista, occidental y progresista. No se trata de un programa macroeconómico para estabilizar, sino de reformas para crecer, crear empleo y mejorar la calidad de vida. Es cien por ciento 'apartidario' y no estamos trabajando para ningún candidato electoral", sostuvo Melconian en su exposición en la Bolsa de Comercio. Allí estuvieron presentes empresarios de la talla de de Eduardo Eurnekian, Cristiano Rattazzi, José Urtubey, Martín Cabrales, Rodolfo D´Onofrio, Miguel Acevedo, Guillermo Stanley y Mario Grinman.
A grandes trazos, el ex titular del Banco Nación, desplazado al poco tiempo de asumir por Mauricio Macri, sostuvo que el país necesita un replanteo del federalismo, empleo de calidad e inclusión social. Para ello, considera imprescindible aplicar reformas profundas, principalmente en materia previsional, tributaria, subsidios, infraestructura, acuerdos comerciales y regímenes cambiarios y de mercado de capitales.
"Tenemos que definir si queremos ser capitalistas, modelos y formar parte del mundo versus seguir en el ostracismo", sostuvo en la presentación que realizó en cada una de las oportunidades. También sostuvo que "se requiere de definir el vínculo entre lo privado y lo estatal, entre desregular y regular, entre dejar libre al mercado e intervenir". Para lo cual se necesitan "reformas estructurales, de las instituciones económicas, del Banco Central, del Presupuesto y del régimen previsional y laboral", de acuerdo con el PowerPoint que exhibe en cada presentación.
En el menú se destaca también la promesa de eliminar las retenciones al campo de manera gradual. "Las retenciones hay que bajarlas gradualmente y eso puede llevar entre siete y diez años, no es algo que puedas hacer de un día para el otro", afirmó el analista en la charla en Córdoba. "Hay que hacer una reforma tributaria en el próximo gobierno y, a mi juicio, tiene que estar cerrado a un elemento pro-inversión y pro-trabajo y tiene que ser de reglas generales. Una vez que pasemos el peine, empezaremos a mirar más sectorialmente", dijo en esa oportunidad. En ese sentido, la iniciativa de quien lidera al grupo de economistas de derecha es bajar los subsidios, elevar la edad jubilatoria, reducir el costo de la administración del Estado, revisar los organismos descentralizados --con en Aerolíneas Argentinas-- y reformular el gasto social.
Las medidas pro-inversión suelen estar vinculadas a una baja de lo que la derecha considera "costo laboral". Aún, cuando la Fundación que él mismo conduce, sostuvo que en la comparación de precios realizada para abril de este año, Argentina es un 75 por ciento más barata que en otros 15 países relevados. En cuanto a la reforma laboral, sostiene que podría bajarse en el corto plazo la informalidad en un 50 por ciento.
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"El gasto público es la madre del borrego. Aumentó un 50 por ciento desde 2008 y es 'infinanciable'. La contracara es la deuda y la inflación. Si te cobro barato el colectivo y la electricidad te tengo que cobrar 60 por ciento inflación", aseguró y propuso una guía para una reforma del gasto público. "No va más el subsidio", sentencia en cada una de sus exposiciones. En línea con lo que fueron los cuatro años de macrismo, el planteo de la quita de subsidios busca justificarlo en "poner prioridades en la inversión pública, bajar el costo de la administración del Estado y profesionalizar y mejorar la asistencia social".
Dolarización o convertibilidad
Por estos días volvió a sobrevolar la idea de una dolarización de la economía para anclar la inflación, con el economista Javier Milei a la cabeza de esa iniciativa; algo que haría perder autonomía en la administración monetaria y fiscal del país y que, además, técnicamente es casi imposible. Sólo convertir los billetes en circulación (4 billones de pesos) con las reservas actuales del Banco Central (7000 millones de dólares), dan un tipo de cambio que supera los 620 pesos, lo cual implicaría una licuación de salarios e ingresos sin precedentes.
La presentación de Melconian incluye un capítulo para el régimen monetario, el cual tiene como objetivo "abatir la inflación, recuperar una moneda, canalizando la bimonetareidad". "Todos los que tienen un proyecto dolarizador deberían llamar a David Copperfield para arreglar el balance del Banco Central", sostuvo el economista. "Esto es un impedimento para un plan de estabilización serio e inmediato", aseveró. No obstante, abogó por una formalización del bimonetarismo, lo que implica el libre cambio entre pesos y dólares. "Lo que hay que saber es si querés moneda local o no, el resto es todo irrelevante, cambiarle el nombre o agregarle ceros. Argentina tiene que ir a un escenario de libertad de elegir con la moneda que sea", aclaró.
La propuesta concreta es "reconocer legalmente la bimonetariedad de la economía argentina". Considera que cualquier régimen cambiario libre con apertura a la movilidad plena de capitales es un punto de llegada, no de partida. “Hay que ir a un nuevo régimen cambiario. Yo le dije al expresidente Mauricio Macri que no sabía si había que hacer eso el 10 de diciembre, ni bien asumido, y me costó caro. Pero hay que pensar alternativas sin estupideces. Sin reservas en el Banco Central hablar de dolarización es un disparate. Pero sí hay que dar la libertad de elegir y reconocer legalmente la bimonetariedad”, fue parte de otra de sus exposiciones.
La dolarización parcial, que consiste en permitir el uso del dólar como moneda a la par del peso, emularía lo que ocurre en Panamá, donde tanto el balboa como el dólar tienen curso legal. En este esquema, el público decide la utilización del peso o del dólar y el Banco Central mantiene su rol de prestamista de última instancia, pudiendo suministrar liquidez a bancos solventes que puedan atravesar situaciones transitorias de estrés financiero. El problema es aquí también que las personas físicas y empresas busquen dolarizarse apenas se liberen las restricciones al acceso, algo que, con el actual nivel de reservas, el Banco Central no está en condiciones de abastecer.
Mirá quién habla!
El economista resaltó que hay "una batalla cultural" que dar. "Para quien trabaja en forma decente, honesta y transparente es saludable tener rentabilidad y ganar plata. Y eso es lo que da empleo", es la frase con la que suele terminar sus ponencias. Sin embargo, Melconian buscó favorecerse de un litigio iniciado por un grupo de fondos especulativos contra la Argentina, que mantuvo al país fuera de los mercados internacionales hasta que Macri pagó en efectivo todo lo reclamado, y algo más, por los buitres. El ex presidente del Banco Nación fue uno de los bonistas que demandó a la Argentina ante el juez Thomas Griesa en Nueva York, luego del default, junto con los fondos buitre, a los que denominaba "tipos con buena voluntad".
El titular del Ieral demandó al país como tenedor de 772.268 dólares en bonos emitidos en 1997 y 2001. Tiempo después, ya siendo funcionario del gobierno de Cambiemos, fue uno de los elegidos por Macri para negociar el pago de los fondos buitre en el juzgado de Griesa.
Su relación con el endeudamiento argentino no se limita a esa demanda. En 1986 Melconian ocupaba el cargo de Jefe del Departamento de Deuda Externa del Banco Central. Desde ese puesto firmó y envió al directorio de la entidad el informe 480/161, donde se pedía anular la investigación de la deuda privada contraída en el exterior a principios de los ochenta, paso previo a la estatización de esos empréstitos del sector privado que llevó a cabo Domingo Cavallo. Los auditores del Central habían detectado autopréstamos, créditos ficticios y otras maniobras dolosas por 6000 millones de dólares. Sin embargo, esas operaciones cuestionadas fueron registradas como legítimas y cargadas a la deuda pública argentina. Entre los principales beneficiarios se encontraron las mayores compañías del país, entre ellas el grupo Socma, de la familia Macri.
El economista cordobés se desempeña como asesor de numerosas cámaras empresarias y grandes empresas como Celulosa, Arcor o el Grupo OSDE. Su arribo y el de los economistas de su estudio privado a la Fundación Mediterránea, impulsada por el sector empresario, pretende convertirse en la plataforma económica para la opción que se presente con más chances en el entramado de la derecha.
La Fundación Mediterránea es una asociación civil creada en la ciudad de Córdoba el 6 de julio de 1977, en plena dictadura cívico-militar, por iniciativa de 34 empresas de la provincia, desde donde surgieron varias de las regresivas transformaciones estructurales que aún persisten. Sobre el final del gobierno militar, Cavallo, entonces titular desde los inicios de la Fundación se desempeñó como subsecretario legal y técnico del Ministerio del Interior (1981) y como presidente del Banco Central (1982). Luego, durante el gobierno de Carlos Menem se desempeñó como canciller (1989-1991) y ministro de Economía (1991-1996). Durante su gestión, en especial en Economía, designó a una gran cantidad de técnicos de FM-IERAL en el área económica del gobierno.