Primera quincena de Batakis: movimientos y expectativas con el dólar

El actual nivel del dólar es similar al primer año de Macri luego de la fuerte devaluación operada y por encima de cualquier momento del último gobierno de Cristina.

15 de julio, 2022 | 00.05

“Nos sentimos cómodos con este tipo de cambio", así se refirió la ministra de Economía Silvina Batakis en su primera conferencia de prensa el pasado lunes, añadiendo que el dólar ilegal, que cerró en 289 pesos, movía solo tres millones diarios en lugar de los 1.000 millones por día de los oficiales.

Los dichos de Batakis se vinculan con el hecho de que a nivel el histórico, la cotización actual de 135 pesos por dólar prácticamente iguala el valor que buscó la gestión de la alianza Cambiemos antes de que su megaendeudamiento y fuga le hiciesen imposible controlarlo, y se encuentra 26 por ciento encima del valor con el que lo dejó el gobierno de Cristina.

Estos guarismos y conceptos se desprenden del último informe del Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía, integrado por economistas ligados a la Universidad Nacional de Rosario  que especificó que a pesos constantes o actuales, el dólar valdría 106 pesos al finalizar el gobierno de Cristina, 164 al terminar el de Macri con la megadevaluación tras las PASO, y 160 en febrero de este año y tras la pandemia.

De esta forma, si bien los 135 pesos podrían no tener el nivel de competitividad producido tras fuertes devaluaciones que incentivaban la inflación y reducían el poder adquisitivo de jubilados y trabajadores, están igualmente muy lejos de los 289 pesos en los que cotiza el dólar ilegal. De hecho, uno de los referentes económicos de la alianza Juntos, Carlos Melconian, había solicitado a principios de mes un valor del dólar oficial más alto, pero no mayor a 150 pesos.  

Pero además, uno de los elementos que más inciden en la cotización de los dólares se vincula con la entrada y salida de los mismos al país. En este sentido, al despejado panorama de vencimientos de deuda con bonistas privados y el FMI, producto de la reestructuración con privados en 2020 y del acuerdo con el organismo multilateral para nuevos desembolsos que permitan afrontar sus vencimientos de deuda, se le suma el hecho de que la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA), afirmó en su último informe que la liquidación de granos de exportación llegó en junio de 2022 a los 3.815 millones de dólares, alcanzado el mejor junio de la historia y un 14 por ciento más que el mismo mes del año anterior, sumando asimismo un 15 por ciento más que en el acumulado a junio de 2021, el cual también había sido uno de los mejores semestres de la historia.

En este sentido, si bien el “Tipo de Cambio Multilateral”, es decir el valor del dólar en la Argentina frente al de nuestros principales socios comerciales, tiene un índice del BCRA de 93,8 que lo sitúa por debajo del promedio histórico pos convertibilidad, el mismo se encuentra aún por encima del último año de Cristina y los dos primeros del macrismo, y en un 30 por ciento por encima del último período del menemismo. Con todo, según el informe del Mirador, el precio del dólar sigue evolucionando por debajo de la inflación interna, pero lo hace a un ritmo cada vez más cercano. Y es que si durante el año pasado el peso se devaluó a un ritmo cercano al uno por ciento para evitar que la inflación se alimente también por la devaluación, hasta marzo de este año se devaluó al doble de esa cifra, para llegar a partir de abril a registros cercanos al cuatro por ciento de devaluación.

Así, con un dólar cuya cotización oficial se encuentra en niveles cercanos a su valor de equilibrio histórico, una proyección de vencimientos de deuda lejanos, un fuerte ingreso de divisas, y fundamentalmente una estrategia oficial de devaluación de la moneda que busca mantener la competitividad, todo hace prever que en efecto el gobierno siga sintiéndose “cómodo”, en este contexto, mucho más que efectuando saltos devaluatorios que provoquen situaciones disruptivas en la ya muy alta inflación y la economía en general.

La comodidad, sin embargo, pareciera hoy depender más de la política que de la economía.

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