El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) señaló hoy que, tras un rebote económico mejor del esperado en 2021, América Latina y el Caribe se encaminan a una desaceleración en sus perspectivas de crecimiento a causa de la guerra entre Rusia y Ucrania.
La invasión de Rusia en Ucrania junto con las subas en las tasas de interés en países como Estados Unidos posiblemente reduzcan el crecimiento en América Latina y el Caribe entre 2022 y 2024, lo cual subraya la urgencia de establecer políticas que permitan un mayor y más inclusivo crecimiento, subrayaron en su informe macroeconómico de la región correspondiente al año en curso.
De acuerdo con el BID, el crecimiento económico en la región fue más fuerte de lo esperado en 2021, pero el mismo comenzó a menguarse a principios de este año.
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El organismo señaló que si bien el repunte en los precios de los commodities por la guerra impulsará las exportaciones, al mismo tiempo impondrán costos significativos a los imputadores y empujarán la inflación de los diversos países.
Para mitigar lo que considera que son riesgos significativos provocados por la guerra, el BID recomendó a los diversos gobiernos medidas urgentes y ambiciosas para mitigarlos e impulsar el crecimiento.
Asimismo, en vista a una posible interrupción del comercio, el BID destacó que, a comparación de otras regiones, America Latina y el Caribe poseen relativamente pequeños vínculos comerciales con Rusia tanto de exportación (con excepción de algunos productos de Jamaica, Ecuador y Paraguay) como de importación (salvo los fertilizantes).
En el caso de la Argentina, las exportaciones totales a Rusia son sólo del 1,3% focalizadas en lácteos y frutas.
Según las proyecciones, de un promedio de crecimiento de 2,4% para la región para los próximos tres años, se espera que la coyuntura internacional reduzca el mismo en 1,5 puntos por cada año.
De esta forma, el Producto Bruto Interno (PBI) del conjunto de la región en el peor escenario crecería 1,2% este año (en lugar de 2,1%), se contraiga 0,4% en 2023 (en lugar de crecer 2,4%), y avance 1,3% en 2024 (en lugar de 2,2%).
Recién en 2025 la región volvería a un escenario de crecimiento que promedie el 2,5% por año a largo plazo.
El BID, entre otros factores, tuvo en cuenta el recorte previsto en el crecimiento del PBI para este año en otras economías como la de la Eurozona (-1,4%) y Estados Unidos (-1,0%).
Pese al escenario negativo, el presidente del BID, Mauricio Claver-Carone, se mostró optimista ya que la región ya mostró su resiliencia con un rebote más fuerte del proyectado originalmente en 2021.
Estoy confiado de que podemos hacerlo de nuevo, dejando atrás a la Covid y enfrentando los nuevos desafíos geopolíticos aprovechando las oportunidades de intercambio y realizando reformas críticas, sostuvo Claver-Carone.
El reporte, entre otros puntos, recomendó reforzar las redes de exportaciones a través de mejor infraestructura y logística, lo cual permitiría incrementar la participación regional en el intercambio global.
Además, recomendó a los Gobiernos continuar construyendo acuerdos de comercio a lo largo de la región y con el resto del mundo.
Muchos países van a vivir una lluvia de commodities que no debería desperdiciarse, aseveró el economista en jefe del BID, Eric Parrado, quién instó a que los gobiernos construyan una nueva arquitectura fiscal que proteja la inversión publica productiva e incluya reglas fiscales inteligentes respecto a las metas de deuda y déficit.
Asimismo, el reporte recomienda la nivelación de los salarios públicos y privados, una mejora de las transferencias publicas con una mayor focalización y medidas para reducir la evasión fiscal y la informalidad laboral a través de la digitalización.
Con información de Télam