La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) estimó este miércoles que la economía global seguirá en un periodo de "bajo crecimiento" el año próximo debido a la alta inflación, el ajuste monetario de los principales bancos centrales y la falta de confianza, según su último informe de Perspectivas Económicas. Para Argentina, previó que el PIB se contraiga un 1,8 por ciento este año, un retroceso de 1,3 por ciento en 2024 y recién un eventual crecimiento de 1,9 por ciento en 2025. El informe asegura que el “nuevo gobierno” a partir de diciembre de 2023 necesitará consolidar las finanzas públicas para reequilibrar la economía.
“Los estrictos controles de capital, el aumento de la inflación y la elevada incertidumbre política limitarán aún más el consumo y la inversión en el corto plazo. Se espera que las exportaciones se recuperen en 2024, tras una grave sequía en 2023. La inflación ha superado el 100 por ciento y seguirá aumentando en el corto plazo debido a las expectativas de una devaluación de la moneda”, señala el apartado de la organización.
La OCDE apuntó que el crecimiento “continuará modesto” en el corto plazo debido al impacto del ajuste monetario de los principales bancos centrales, la debilidad del intercambio y una menor confianza entre empresas y consumidores. La entidad prevé un crecimiento del PBI global de 2,9 por ciento en 2023 (una décima menos que la anterior proyección), 2,7 por ciento en 2024 y 3 por ciento en 2025, con Asia representando la mayor parte de esa expansión: entre los países del G20, el crecimiento del año próximo estará liderado por India (6,1 por ciento), Indonesia (5,2 por ciento) y China (4,7 por ciento), según las proyecciones de la OCDE.
En el apartado argentino, la Organización considera que “será necesaria una consolidación fiscal sustancial para resolver los graves desequilibrios macroeconómicos”. La producción se contrajo en el segundo trimestre de 2023, debido principalmente a una sequía devastadora que redujo las exportaciones. Tras una recuperación del sector agrícola en el tercer trimestre, los indicadores de corto plazo apuntan a una nueva contracción a partir del cuarto trimestre de 2023, debido principalmente a una mayor incertidumbre política y al impacto de la alta inflación en el poder adquisitivo.
“Un mercado laboral aún resistente, con un desempleo del 6,2 por ciento en el segundo trimestre de 2023, ha respaldado la confianza del consumidor hasta ahora. Sin embargo, la informalidad ha aumentado, acercándose al 40 por ciento de la fuerza laboral. La inflación general aumentó al 143 por ciento en el año hasta octubre, la tasa de inflación más alta desde la era de la hiperinflación de 1991”, detalla el informe.
“El reciente aumento de la producción de petróleo y gas en el campo Vaca Muerta podría convertir a Argentina en un exportador neto de energía en el corto plazo. Los sectores de productos básicos atraerán inversión extranjera directa, aunque las entradas de capital siguen limitadas por estrictos controles de capital, tipos de cambio múltiples e incertidumbre política. Por el momento, la financiación proporcionada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) será la principal fuente de financiación externa. Las reservas de divisas agotadas están ejerciendo cada vez más presión sobre las finanzas públicas, la cuenta externa y la economía en general”, asegura el documento.
El informe asegura que el nuevo gobierno a partir de diciembre de 2023 necesitará consolidar las finanzas públicas para reequilibrar la economía. “Un plan de apoyo fiscal lanzado recientemente contenía una combinación de subsidios para los trabajadores, mayores exenciones del impuesto sobre la renta y alivio crediticio, en un esfuerzo por proteger a los hogares contra la alta inflación. Esta expansión fiscal temporal debilitará aún más las finanzas públicas, ya presionadas por los débiles ingresos por impuestos a las exportaciones”, agrega el informe de la OCDE.
Por último, dada la reciente aceleración de la inflación, supone que la tasa de política monetaria se mantendrá alta hasta 2024, cuando comenzará a caer gradualmente. “Las reducciones continuas y decisivas del financiamiento monetario serán clave para estabilizar la economía, y esto también requerirá una mayor restricción fiscal”, concluye el documento de la Organización.