Al final del primer año de Milei, las familias siguen sin llegar a fin de mes: compras más chicas, cambio de marcas y correr detrás de promociones

Compras chicas y más frecuentes, control del gasto día a día, cambio de marcas, búsqueda de precios, uso de diferentes medios de pago y restringirse a lo más necesario: cómo hacen los hogares argentinos para sobrevivir a la recesión con ingresos golpeados y absorbidos por los aumentos en servicios públicos.

09 de diciembre, 2024 | 00.05

En una semana en la que se conocerá el dato oficial de inflación del penúltimo mes del año -las proyecciones varían entre leve baja, estancamiento o algo de aceleración- y se cumple un año del inicio del gobierno de Javier Milei, la preocupación central de las familias sigue siendo cómo llegar a fin de mes. El golpe al bolsillo, se traslada al momento de comprar los productos de consumo esencial: un relevamiento mostró que el 40% de las y los consumidores considera que la economía personal/familiar es el principal problema diario, seguido del contexto general del país (20% de encuestados), así como su salud mental y física (22%). Lo mismo se evidencia cuando son consultados sobre su situación financiera: el 50% indicó en noviembre que le "cuesta financieramente llegar a fin de mes” y solo el 11% dijo vivir “cómodamente”.

Como consecuencia, seis de cada 10 redujo sus gastos al momento de comprar productos de consumo masivo dando cuenta de un fuerte ajuste en los presupuestos domésticos. En la diaria, las familias dejaron directamente de comprar ciertos productos, cambiaron por otras marcas, y modificaron hábitos ya que se registra mayor cantidad de compras mensuales pero por montos de tickets cada vez menores y en diferentes lugares, esto vinculado también a que más de la mitad dijo que buscaba ofertas antes de comprar. Así, el 60% aseguró que revisa precios en diferentes tiendas antes de decidir en cuál hacer la compra. La razón principal del cambio en el consumo de la población tuvo que ver con el 53% aseguró que “los precios están más caros que hace un mes”. 

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Sobre las expectativas para el cierre del año se destacó que la incertidumbre sigue siendo el sentimiento predominante en Argentina a la vez que crece el cansancio. En consecuencia “el consumo masivo sigue en un contexto restrictivo” al mismo tiempo que “crece el endeudamiento de los hogares”. 

Ajuste familiar: menos gastos y cambio de marcas

El impacto de la devaluación de diciembre pasado, con ingresos que vienen en caída libre desde al menos la última década, sumado a la pérdida de fuentes laborales y el ajuste estatal en partidas sociales generaron que, para la mayoría de las familias argentinas, sea prácticamente imposible llegar a cubrir el costo de vida básico. 

Más de la mitad de los hogares señaló que viene recortando gastos esenciales a lo largo del año y el 25% indicó que seguramente siga recortándolos en los meses que vienen. En relación, más de un tercio sostuvo que llega a cubrir gastos esenciales del mes solo a través de financiarse vía el pago en cuotas mientras que un 19% solo tiene ingresos para pagar una parte y deja saldos pendientes al cerrar el mes. Esto no solo afecta la subsistencia material de las familias, sino que el 46% afirmó que se siente “estresado o muy estresado” por los problemas que atraviesa en su capacidad de pago frente a los gastos mensuales. 

Los datos surgen de un relevamiento nacional que elabora la plataforma ShopApp y dan cuenta de que para el 73% de las y los encuestados su situación actual le genera preocupación sobre la imposibilidad de tener ahorros suficientes para el futuro. Según se indicó, la mayor parte de los consumidores está dispuesto a cambiar de marca -entre el 70 y 80% según los productos- siendo la categoría más afectada por los cambios los productos de almacén y de limpieza (79% de los casos). Le siguen con el 78% los productos de higiene y cuidados personal, con el 72% las marcas de galletitas y golosinas y los lácteos, y luego el 66% para compras de bebidas sin alcohol y pañales, y bebidas con alcohol (61%).

Dadas las condiciones más precarias de subsistencia cotidiana y el incremento de precios en bienes de carácter esencial, la mayoría de los hogares se vieron en la necesidad de buscar otras opciones de compra. Entre el 40% y 50% de las y los encuestados aseguró que cambió de marca habitual, manteniendo mayor “fidelidad” en el caso de panificados y algunos productos de higiene personal. Se agrega que, en el contexto de recesión económica, el 53% dijo que los precios están más caros que hace un mes y apenas el 5% indicó que están más baratos que el mes pasado. 

"Uno hace toda una ingeniería para ir a comprar", se destacó en el informe respecto de las peripecias de las familias argentinas para intentar sobrellevar la crisis de ingresos y el mayor peso de gastos fijos (alquileres, expensas, servicios públicos) en los recursos disponibles. Al respecto, entre los hábitos de consumo se destacaron compras pequeñas y frecuentes, control del gasto día a día, búsqueda previa de precios, uso estratégico de medios de pago, planificación por descuentos al punto de que “si no encuentran promociones, compran solo lo necesario y esperan ofertas”, y cambio de marcas.

Sobre esto último, se resaltó que “en una sociedad históricamente marquista como la argentina, los consumidores han comenzado a explorar nuevas opciones, con crecimiento de ‘marcas alternativas’”. Así, el 83% está dispuesto a comprar marcas propias de los lugares de venta. 

En busca de algún descuento o promoción

Un aspecto clave tiene que ver con el rol de las promociones y descuentos ya que la mayoría de las y los encuestados aseguró que presta particular atención a las promociones, siete de cada 10 las considera antes de elegir un medio de pago. De hecho, el 60% indicó que va mirando especialmente dónde están las ofertas para ir a comprar allí, ello “aunque tenga que ir a diferentes lugares y salir más veces”. De esa manera, las compras se dividen en el mes entre tres o cuatro lugares que incluyen supermercados, verdulerías, carnicerías, almacén, mayoristas, entre los principales. 

En relación, las y los consumidores realizan compras para el hogar aproximadamente entre dos y tres veces por semana (28%) y solo el 3% dijo que puede hacer una única compra mensual. El escenario se complementa con que es clave el seguimiento a través de las promociones online (62% de los casos) antes de decidir dónde hacer un gasto de consumo básico. Un dato no menor tiene que ver con el el 52% dijo que mientras está en una tienda física, utiliza aplicaciones móviles para comparar precios o buscar información adicional de productos. La dinámica más destacada fue el descuento con billeteras virtuales y con tarjetas bancarias. 

Con respecto a la llegada de productos importados de la canasta básica a partir de la apertura importadora que promueve el gobierno nacional, sólo 4 de cada 10 encuestados mencionó haberlos visto en las góndolas. En líneas generales, los que vieron productos importados, destacaron que son más caros que la oferta nacional.

Las familias no la ven

Las y los consumidores lejos están de ver una mejora en su situación económica en el corto plazo, por el contrario, hay una percepción en general pesimista, especialmente porque si bien se evalúa “una recuperación gradual de ingresos formales” al mismo tiempo su impacto se centra en “niveles socioeconómicos altos” y para 2025 “se espera una recuperación parcial de lo perdido en 2024”, según planteó la consultora. 

De acuerdo con el informe al que accedió este medio, entre los “factores que limitan la recuperación” aparecen el hecho de que la mejora de ciertos ingresos reales es “absorbida por gastos en servicios públicos” a la vez que “crece el endeudamiento de los hogares”, sin lograr revertir el desplome en el nivel de consumo masivo. 

Al tiempo que las respuestas de la población evidencian que lo que más preocupa de la economía personal/familiar es, en un 31% de los casos, la reducción de los propios ingresos, lo que sumado a la suba de la inflación -aparece como segundo temor principal- llegan a casi el 60% de las respuestas. Se agrega tener que ajustar el nivel de vida y la posibilidad de perder trabajo y/o de no conseguir empleo. En lo que respecta a ingresos, la expectativa es a la baja ya que un 59% consideró que seguramente su salario cerrará este año por debajo de la inflación.