El presidente electo, Javier Milei, aseguró la semana pasada en declaraciones radiales que el futuro próximo de la Argentina estará marcado por “una estanflación” que podría extenderse por “uno o dos años”. De esa manera anticipó lo que sería un periodo de estancamiento de la actividad económica con fuerte suba inflacionaria y agregó en el mismo sentido que habrá “caídos” que sufrirán los efectos concretos del programa económico. Al respecto, especialistas consultados por El Destape coincidieron en señalar que cada vez que en nuestro país se intentó crecer por la vía del ajuste el resultado terminó por profundizar aún más la crisis, con un aumento del desempleo y mayor caída de los salarios no solo en lo inmediato sino sostenida a lo largo del tiempo. El objetivo, entienden, es que la sociedad argentina acepte un nivel de vida muy inferior al actual.
Las políticas que llevan al estancamiento de la actividad económica estarían por lo tanto directamente vinculadas con el ajuste fiscal señalado como eje central de la nueva administración nacional -con caída del gasto social de jubilaciones, asignaciones, y en la obra pública- así como con la desregulación de todos los precios y la devaluación también anticipada, todo lo que termina impactando en el nivel de empleo y en el poder adquisitivo de los ingresos, que inciden a su vez en una contracción del consumo interno, afectando la actividad productiva y derivando en el cierre de empresas, lo que perjudica en definitiva al conjunto de los trabajadores y al mundo industrial nacional. En ese marco, “el ajuste va a ser pagado por la gran mayoría de la sociedad”.
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En cuanto al endeudamiento y la política de privatizaciones también en la agenda libertaria, economistas consultados por este portal consideraron que es incierto aún el éxito de las negociaciones para tomar deuda externa en tanto que no sería sencillo el camino para aprobar leyes en el Congreso tanto para un mayor financiamiento como para la venta de empresas públicas. El ojo está puesto además en la reacción social, y los desafíos de la movilización popular ante un contexto fuertemente regresivo para las y los trabajadores.
Las políticas que derivan en una estanflación
“Va a haber una estanflación, porque cuando hagas el reordenamiento fiscal eso va a impactar negativamente en la actividad económica”, señaló el presidente electo en una nota radial realizada al regreso de su viaje a Estados Unidos junto con quien será el ministro de Economía de su mandato, Luis "Toto" Caputo. La definición técnica de estanflación refiere a un escenario donde coexisten una fuerte suba inflacionaria con estancamiento económico (caída de la actividad y crecimiento del desempleo), y tiene lugar por una serie puntual de políticas económicas que se implementan para llegar a tal situación. Entonces, ¿cómo y por qué se produce una estanflación?
“Tiene que ver por un lado con lo que representa la parte de ‘flación/inflación’, donde a lo que apunta el gobierno electo es a generar un recorte abrupto del salario y no solo eso, sino a mantenerlo en el tiempo. Acá aparece lo que se llama unificación cambiaria que en realidad es una fuerte devaluación, la retirada del Estado en términos de control de precios, porque ahí se juega un poco el éxito de lo que buscan que es consolidar un modelo exportador claramente ligado a producciones primarias, con lo cual la condición de posibilidad es apuntar al infraconsumo porque se busca establecer un piso salarial mucho más bajo que el actual, que es lo que necesita el modelo exportador para ser virtuoso. Por eso, la otra parte del concepto ‘estan/estancamiento’ tiene que ver justamente con un desdén a lo que es el mercado interno y todo lo que tiene que ver con el gasto público y el consumo que pueda mover la intervención del Estado, con lo cual lo que se dice de que ‘esto reactiva enseguida, en seis meses o un año’ es un planteo limitado, porque se entra en un círculo vicioso donde no se puede salir del estancamiento y de la crisis económica y, en todo caso, se puede contener un poquito la inflación por la propia recesión, pero tampoco se reduce”, explicó en detalle a este portal Martín Shorr, doctor en Ciencias Sociales por Flacso.
En esa línea agregó que “todas las veces que se intentó crecer por la vía del ajuste, lo único que se hizo fue profundizar la crisis” y ejemplificó: “Los años de Alfonsín son un ejemplo clarísimo donde se hizo un ajuste muy fuerte y se consolidó lo que se llamó erróneamente ‘la década perdida´ porque en realidad fue una década muy regresiva, por esto creo que es un planteo que tiene muy poca sostenibilidad económica y mucho menos en términos de lo que es la disputa social y política”.
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Entre mediados de la década del ‘70 y finales de los '80 el PBI industrial cayó 20 puntos, además bajó la participación de los asalariados en el producto pasando del 48% al 26%, la inversión bruta se redujo más de 9 puntos, la tasa de desempleo escaló del 4,2% al 7,6%, la pobreza del 9,6% al 47,3% y la deuda externa creció más del 400%, a la par que la tasa de incremento anual de los precios pasó de 24% a superar el 3000%.
“Una cuestión tiene que ver con el recorte del gasto público, la reducción de las transferencias a las provincias y el achicamiento de áreas del Estado que implican una primera acción que es francamente generadora de desempleo y de contracción económica. Una segunda cuestión se vincula con esta característica filosófica de que los precios tienen que estar donde los empresarios quieran, dado el contexto y el comportamiento tradicional de los grandes grupos empresarios argentinos, no hay ningún grado de responsabilidad o de límite, lo que en el corto plazo significa una caída importante del salario real. Se genera entonces caída del salario real, del consumo y de las ventas, de la actividad económica interna. Entonces la combinación de recorte del gasto público, el aumento del desempleo, la suba de los precios sin contrapartida en salarios, forman el cuadro completo para generar una profunda recesión”, detalló al ser consultado el economista Ricardo Aronskind y señaló que “después creen que viene la reactivación por sí sola, porque por ideología se descarta que el Estado intervenga, pero el problema es que los negocios que se van a propiciar no son generadores de puestos de trabajo masivo, por lo que la economía entra en contracción mientras sostienen un rechazo ideológico explícito al recetario keynesiano, fundamental para poder dar vuelta el ciclo económico”.
Para los especialistas no hay dudas de que si bien el objetivo de frenar la inflación puede llegar a ocurrir sería solo en parte y, sobre todo, a costa del estancamiento económico, un mayor desempleo y una crisis industrial y productiva. Además coindicen en que, con esos resultados, es difícil avizorar una reactivación en el año y medio o dos que señalan desde La Libertad Avanza.
“En el mejor de los casos que la inflación baje un poco, no va a ser producto de una política antiinflacionaria, porque desde el monetarismo plantean que si van a déficit cero y bajan la emisión monetaria se termina la inflación pero no es así, en realidad lo que se logra en términos de contención inflacionaria tiene que ver con la recesión, es por la crisis económica” analizó Shorr y planteó sobre las frecuentes comparaciones con lo ocurrido en la década de los noventa que “Menem tuvo una gran inyección de fondos externos vía las privatizaciones y la deuda pero, por lo menos en el corto plazo, nadie parece querer prestarle más deuda al país y además tiene que pasar por ley del Congreso algo que Macri no tuvo en su mandato tampoco, sumado a que lo que queda por privatizar es poco, entonces la gran apuesta es un modelo de ajuste que sí se acerca al industricidio del menemismo”. La agenda del viaje que el presidente electo Milei realizó la semana pasada a Estados Unidos junto al ex funcionario del macrismo Luis Caputo, incluyó reuniones con representantes del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Tesoro norteamericano en busca del visto bueno a su plan de ajuste que aseguran “es más fuerte” que el que proponía el propio organismo internacional, y a fin de concretar un mayor endeudamiento externo, aunque sobre esto aún no se conocieron novedades concretas.
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Sobre los posibles beneficiados del modelo de estancamiento e inflación, Aronskind consideró que “la recesión es funcional a un gran superávit comercial, pero Argentina debe dólares por todos lados, así que difícilmente quede mucho de ese superávit. La expectativa del campo es que el tipo de cambio sea elevadísimo con el supuesto de que la actividad económica interna demanda dólares, pero si destruís la actividad doméstica la demanda de dólares se reduce, las importaciones caen, la capacidad de los argentinos de clase media de irse al exterior también baja, entonces, yo creo que es una fantasía relativa porque la política de hundir el mercado interno es una política que objetivamente debilita la demanda de dólares. Y si al mismo tiempo van a entrar muchos dólares porque no va a haber una sequía como la de este año, es decir, no van a estar en un paraíso cambiario como sueñan”.
En síntesis, el estancamiento de la actividad económica está directamente vinculado con una caída en el consumo interno, con una menor producción de las empresas, con un aumento de los despidos y del desempleo de la población, en un escenario de fuerte ajuste fiscal -baja de jubilaciones, programas sociales, fin de la obra pública- donde los salarios no crecen y se contrae el poder adquisitivo por la persistente suba inflacionaria y los precios desregulados, todo lo que quita cada vez más poder de negociación a las y los trabajadores en un contexto de aumento de la pobreza y de las desigualdades sociales por la recesión económica.
El impacto en el bolsillo de los laburantes
“La única billetera que va a estar abierta es la de Capital Humano para dar contención a los caídos”, agregó el libertario Milei respecto del proceso de estanflación que anticipó como futuro próximo. En este marco, ¿quiénes van a ser los caídos a los que ‘auxiliará’ el nuevo gobierno?
“Los primeros que se van a ver afectados son aquellas personas que tienen sus ingresos relacionados con el Estado, esto implica sueldos y salarios de empleados públicos que van desde docentes universitarios hasta empleados de diferentes reparticiones, que posiblemente sufran un fuerte ajuste y podrían llegar a estar congelados durante un tiempo, pero además el escenario de estanflación implica también cambios importantes en los precios relativos por lo que se van a encarecer las tarifas y los servicios con una fuerte recesión que conlleva una caída del comercio y la pérdida de puestos de trabajo en todas las cadenas y, en ese sentido, van a ser muy afectados todos los asalariados en general, y además hay que considerar a todas las personas que reciben algún tipo de ingreso del Estado como una jubilación, una asignación, el Potenciar Trabajo, que efectivamente van a verse afectadas por el congelamiento del gasto”, dijo Lavih Abraham, economista del Mirador de Actualidad del Trabajo y la Economía (MATE) en diálogo con El Destape.
En ese mismo sentido, el especialista analizó que se trata de “un ajuste que va a ser pagado por la gran mayoría de la sociedad” es decir que “en definitiva el ajuste no lo va a pagar una ‘casta o una elite’ sino que justamente va a ser mucho más amplio porque además Milei dijo ‘se acaban los privilegios’ pero el problema es que el concepto que él toma no es al que habitualmente estamos acostumbrados, según Milei son privilegiados quienes tienen derecho a una indemnización, a cobrar aguinaldo, a vacaciones, todo lo que para nosotros son derechos de los trabajadores”, detalló en torno a lo que serían además los puntos centrales de la reforma laboral que La Libertad Avanza espera impulsar y que se focalizan en una mayor flexibilización de las contrataciones, reemplazo de las indemnizaciones por un seguro de despido que ya no paga el empleador y posible privatización de la Seguridad Social.
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Al ser consultado sobre este punto, Shorr, autor del libro El viejo y el nuevo poder económico en la Argentina evaluó que “como el ajuste del gasto público no se hace sobre los pagos de deuda, sino sobre transferencias a las provincias -principalmente obra pública- eso va a generar una gran merma en términos de empleo. A eso se suma el coletazo sobre todo el mundo del trabajo que va a ser castigado por el combo de caída salarial, apertura del mercado y ausencia de políticas de protección a la industria que lo planteó la propia Diana Mondino -futura canciller del gobierno- en la conferencia en la UIA, al señalar que el que no gana en eficiencia, asuma las consecuencias. Entonces las perspectivas de la clase trabajadora son muy complejas por el lado de los ingresos pero también por el lado del empleo por el impacto negativo en las micro, pequeñas e incluso medianas empresas y hasta grandes empresas, que no van a poder competir en ese escenario”. En correlato, el docente e investigador sostuvo además que se trata de un modelo de acumulación que beneficiará solamente “a unas 100 empresas, entre extranjeras y transnacionalizadas, que no mueven el amperímetro en términos de recursos fiscales, ni de creación de empleo, ni para inversiones que puedan diversificar la estructura productiva. Es un modelo para unos pocos que sobre todo tiene como gran condición de posibilidad los salarios miserables”.
Aronskind, docente e investigador en la Universidad Nacional de General Sarmiento, puso el ojo también en el impacto directo sobre las fuentes de trabajo y la posible quiebra de pequeñas y medianas empresas. “Un empresario no puede decir ‘cierro por dos años la empresa -por el tiempo de recesión fijado por Milei- y espero a que venga la reactivación’, es decir, estamos ante un cuadro de pronóstico muy reservado donde se ven negocios que están peleándose por cargos en el gobierno y una política cruel que apunta a la caída salarial y al aumento del desempleo, que ni siquiera es parecida a la de la dictadura militar que bajó los salarios pero con el límite de que no querían desempleo masivo, recién con Cavallo se hizo el primer experimento y la conclusión que sacaron es que disciplina mucho a los trabajadores, esta es una las cosas que Milei aprendió del menemismo”.
Para el economista de larga trayectoria, el objetivo de la política económica que se pondrá en marcha desde el 10 de diciembre próximo, “apunta a que la sociedad argentina baje uno, dos o tres escalones en materia de desarrollo económico y social, y que se adapte a esa situación, y se resigne a un nivel de vida claramente por debajo del actual. Si la sociedad acepta eso, habrá triunfado el modelo de Milei y Macri”.
El disciplinamiento y la lucha social
Los especialistas consultados por este portal se refirieron también a la posible reacción social a partir de las consecuencias que el programa económico libertario tendría sobre el conjunto de las y los trabajadores, considerando las coincidencias que aparecen con la década de los '90 y la repetición de los mismos funcionarios de entonces en cargos actuales, la política de seguridad y represión que podría desplegarse, el megaendeudamiento externo y el fuerte ajuste en todo el Estado, así como las diferencias respecto de hace treinta años atrás.
“Hoy estamos con una tasa de desempleo del 6%, es decir, mucha gente tiene razón en decir que los salarios son muy malos pero se cobra un salario, mañana sin salario y sin una masa de protección del Estado, será mucho más complicado, este es el escenario que se prefigura a partir de lo que vienen diciendo con mucha claridad desde los medios de comunicación”, analizó Ricardo Aronskind y cuestionó la la gestión saliente del Frente de Todos “porque generó un nivel de desaliento, de confusión, de escepticismo que desembocó en Milei, además el movimiento popular y sindical, está en una situación de falta de conducción política”. En la misma línea el entrevistado subrayó que “es urgente un recambio para que haya una dirigencia acorde a las nuevas demandas de la lucha popular”.
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"El programa económico del próximo gobierno fue apoyado por más de la mitad de la población, con lo cual no es tan sencillo el marco de disputa" alertó Martín Shorr aunque señaló también que “si bien Argentina está en una crisis económica hace diez años, no existen los niveles de disciplinamiento propios de un 20% de desempleo como ocurrió promediando los años ‘90 o el que generaba la hiperinflación terminando los '80". Para el especialista "si no hay movilización social vamos a un escenario muy complejo en lo económico desde la perspectiva de la clase trabajadora" por lo que "es muy factible que la dinámica social ocurra en las calles en los próximos meses y sea un periodo de mucho avance y retroceso de parte del gobierno, y también de represión que es la forma en la que cierra un programa económico de estas características”.