Pymes responsabilizan a los monopolios locales por los aumentos de precios

Un relevamiento de APYME señala que, en el actual contexto inflacionario, las grandes empresas proveedoras de insumos aumentan sus precios y afectan el normal abastecimiento de las pequeñas empresas, al tiempo que encarecen toda la cadena de valor.

22 de mayo, 2022 | 11.48

Entre las múltiples discusiones por las razones de la inflación argentina, que ya dejaron de dividir al oficialismo y a la oposición para incluso darse de manera interna en el propio gobierno, el debate sobre la inflación monopólica o de formadores de precios resulta una de las principales.

Sucede que un sector del oficialismo no niega que las grandes empresas locales tengan la capacidad de apropiarse de renta indebida gracias a su posición dominante, pero, señalan, ello no implica que influyan en la crónica y permanente suba de precios. Su explicación es que, tal como sucedió en los noventa, una vez que estos monopolios maximizan sus ganancias no tienen razón para volver a subir sus precios, salvo que la misma inflación los lleve, como al resto de los actores, a remarcar los mismos. Del otro lado, están aquellos economistas que sostienen que la inflación actual es también a causa de la permanente suba de precios de las empresas monopólicas y oligopólicas, pues afirman que en un contexto inflacionario, y gracias a la falta de competencia y regulación pública, pueden aumentar sus precios incluso por encima de lo que suben sus costos, De esta forma, su venta de insumos difundidos, es decir aquellos de los que dependen las Pymes para su producción, termina afectando los precios de toda la cadena de valor.

Estas últimas son de hecho las conclusiones que se deprenden del estudio “¿Quiénes nos aumentan los precios?” efectuado por la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (APYME) en base a una encuesta nacional a sus empresas asociadas en todo el país y al asesoramiento técnico del Instituto Argentino para el Desarrollo Económico (IADE).

El informe, al que tuvo acceso El Destape, señala que las condiciones externas bélicas que incidieron fuertemente en la inflación global “en modo alguno puede explicar los aumentos constantes y generalizados de los precios de los insumos básicos que se sostuvieron en el tiempo como un factor de apropiación de la renta incluso durante la pandemia”. En este sentido, retoman la idea que “toda visión retrospectiva del proceso argentino hecha con objetividad puede constatar nítidamente el paralelismo entre la monopolización y extranjerización de los sectores claves, por una parte, y el alza incesante y creciente de los precios, por la otra”, citada en el trabajo “Una política de precios para la liberación nacional” de 1973 elaborado por la Confederación General Económica de José Ber Gelbard.

En el último relevamiento trimestral que había realizado a sus pequeñas y medianas empresas, APYME detectó un freno en el ritmo de recuperación que se venía experimentando, junto con una leve caída de las expectativas tanto en los niveles de actividad como en las previsiones de inversiones y generación de nuevos empleos. Este cuadro, afirman ahora, “se condice con el alto nivel de preocupación del más del 80 por ciento de las Pymes encuestadas por los aumentos injusti­ficados de precios y el normal abastecimiento de los insumos difundidos”.

En este sentido, plantean que luego de relevar a más de 100 pymes distribuidas a lo largo del país, “es notorio que, si bien la inflación resulta de múltiples factores, lo que está pesando mayormente en el actual contexto se relaciona en gran medida con los constantes incrementos de precios derivados de aumentos en insumos para la industria que atraviesan todas las cadenas de valor hasta llegar a los consumidores finales”. De esta forma, concluyen que este tipo de inflación “parte de una estructura productiva fuertemente condicionada por la incidencia de grandes empresas monopólicas y oligopólicas que están en inicio de las principales cadenas de valor”. Incluso, agregan que estas grandes empresas no sólo cuentan con una gran concentración de los mercados sino que están fuertemente extranjerizadas y se independizan de los condicionantes locales, para tener un poder determinante en la fijación de precios. Así, concluyen que “al observar los principales productos de consumo e insumos industriales provistos por unas pocas empresas que concentran la mayor proporción del mercado, se ve claramente en qué contexto se origina lo que llamamos “infl­ación monopólica”.

Cuadro de situación

Según Apyme, la capacidad de fijar precios por encima de la inflación de costos, derivada también del contexto bélico internacional, se puede observar por la concentración de empresas proveedoras de Pymes en insumos difundidos. Así, señalan que en Etileno y Tolueno, Dow Chemical, provee la casi totalidad de materiales plásticos, en cuyo proceso de transformación intervienen luego pequeñas y medianas empresas. Por su parte, afirman que la chapa laminada en caliente es producida por una sola empresa de Techint, en un 84 por ciento, mientras que la laminada en frío también es producida por empresas de Techint, como Tenaris y Siderca, con lo cual sus aumentos influyen en los insumos esenciales para la Construcción, la Industria Automotriz y el Transporte, Maquinarias y Equipos, Electrodomésticos, Maquinaria agrícola y la Industria Petrolera. Por su parte, en relación a los aceros “no planos”, afirman que solo cuatro empresas los proveen, como Acindar, Aceros Bragado, Zapla y Cipar Gerdau, mientras que el Aluminio, es ciento por ciento producido por Aluar, y en Cemento, solo tres empresas concentran el 96 por ciento.

Entre sus conclusiones, desde Apyme señalan que la inflación argentina no puede pensarse por fuera del patrón de crecimiento que prevalece en nuestro país, “drásticamente modificado por las políticas neoliberales que comenzaron a imponerse con el golpe de 1976, con excepciones como el periodo 2003 – 2015, en que se buscó reconstruir las bases de un proyecto productivista y redistributivo”, mientras que en la actualidad “predomina una visión macroeconómica casi excluyente, según la cual se procura el ingreso de dólares sin discutir lo que sucede hacia adentro de las cadenas de valor”.

Las definiciones pueden también ligarse a las del fallecido economista Adolfo Canitrot, viceministro de Economía entre 1985 y 1989, quien en su trabajo “La viabilidad económica de la democracia”, sostuvo que la inflación era fundamentalmente “la manifestación económica de la resistencia de algunos sectores de la sociedad a las pautas de distribución que pretenden imponérsele”, más allá de que “como fenómeno se autoalimenta, adquiere autonomía y desdibuja la política económica”.