En qué sectores la inflación pega más duro y cómo impacta en el consumo

Los sectores de menores recursos económicos destinan una mayor proporción de su ingreso al consumo de alimentos y bebidas y tienen los peores salarios.

01 de junio, 2023 | 00.05

Dada la composición de las canastas de consumo y la inserción en el mercado de trabajo, el impacto de la inflación y de la evolución de los ingresos laborales varía a lo largo de la pirámide social, dañando en distinta medida sobre cada sector. Por ejemplo, un informe privado aseguró que los más pobres gastan el doble en alimentos y ropa en comparación con los más ricos de la Argentina. 

Según la consultora Ecolatina, los sectores de menores recursos económicos destinan una mayor proporción de su ingreso al consumo de alimentos y bebidas: Dentro de la canasta del 40% de los hogares más pobres, los alimentos representan en promedio el 32% del consumo, mientras que para el otro 60% de las familias de mayores ingresos este rubro explica el 21% del gasto, donde los deciles de ingresos más altos consumen una mayor proporción de sus ingresos en artículos para el hogar, educación, esparcimiento o salud. Por este motivo, el crecimiento dispar de algunos rubros del IPC del Indec respecto a otros puede profundizar la regresividad que tiene por definición la inflación (afecta en mayor medida a quienes destinan una mayor proporción de sus ingresos al consumo) o, por el contrario, o darle un carácter menos regresivo.

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Lo mismo ocurre con los ingresos laborales: en los sectores más pobres hay una mayor proporción de asalariados informales y cuentapropistas (en el 10% de los hogares más pobres, 7 de cada 10 trabajadores corresponden a una de estas categorías), mientras que, en contraste, en los más ricos la mayor parte de los trabajadores son formales (75% para el 10% más rico). Entre 2019 y 2022, más del 70% del nuevo empleo generado por la economía fue informal y cuentapropista.

¿Cómo evoluciona la inflación entre los distintos sectores sociales?

El informe utilizó la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo) que publicó el Indec y el Índice de Precios al Consumidor, a fin de estimar la inflación que enfrentan los distintos sectores sociales según la canasta de consumo de bienes y servicios de cada uno de ellos. Se divide a las familias en deciles (10%) según su nivel de ingreso, siendo el Decil 1 correspondiente a las familias con menores ingresos y el Decil 10 el conformado por los hogares de mayores ingresos.

Mientras que el gasto en alimentos y bebidas e indumentaria representa casi la mitad (44%) del gasto del 10% de los hogares más pobres, en el 10% de los hogares más ricos estos dos rubros explican menos de un 20%, menos de la mitad. Pese a la notable aceleración que tuvo la inflación en 2022, el proceso inflacionario no profundizó su sesgo regresivo, presentando una dinámica homogénea para los distintos niveles de ingresos de los hogares. El primer semestre del año impactó relativamente más sobre los más pobres (acumuló 36,8% para el decil 1, un punto por encima del decil 10), y en la segunda mitad el efecto se revirtió, alcanzando 43% para el decil 1 y 44,1% para el decil 10. 

En lo que va de 2023 la dinámica se alteró: En cada uno de los primeros cuatro meses del año la inflación mensual para los deciles más bajos fue mayor que para los de mayores ingresos, acumulando un 33,1% para el decil 1 y 30,7% para el decil 10, una diferencia significativa. De esta forma, el proceso inflacionario se volvió aún más regresivo en lo que va del año: la inflación de los hogares más pobres es mayor que la de aquellos hogares con mayores ingresos.

¿A qué responde esto? Principalmente una mayor dinámica relativa de los precios de los alimentos: mientras que el Nivel General del IPC trepó 32% en los primeros cuatro meses del año, los alimentos y bebidas aumentaron más de 41% (+9 puntos). Por esta razón, los alimentos y bebidas explicaron casi la mitad de la inflación de los hogares más pobres (48,3%) en lo que va del año, mientras que para el decil más rico la incidencia fue de 20,4%.

En igual sentido, la actualización en las tarifas de servicios públicos (gas, electricidad, agua y transporte público) que se viene efectuando desde finales de 2022 tiene un componente regresivo en materia de precios: su consumo es ineludible y representa un porcentaje mayor del gasto de los hogares de menores recursos (explica 15% de la canasta del primer decil y 10% del décimo). Si bien la tarifa social está operativa, protegiendo a las familias de los primeros deciles, los hogares que no se inscriben genera un problema adicional.

¿Y los ingresos laborales?

Pero no sólo la inflación por decil se movió de manera dispar, sino que también lo hicieron los ingresos laborales. En el primer trimestre, el salario nominal asociado a hogares de menores ingresos creció 1,1 punto por debajo de aquellos vinculados a los de mayores ingresos. Al observar la variación interanual, la diferencia es de más de 13 puntos.

Cuando se lo compara con la inflación del primer trimestre, los ingresos laborales reales llevan una pérdida real para el 60% más pobre, mientras que los últimos cuatro deciles crecieron en términos reales. Este resultado más favorable para las familias de mayores ingresos está explicado en gran medida por la dinámica de los trabajadores públicos. Si su desempeño hubiese sido igual al de los trabajadores registrados ese mes (+7,9%), en el primer trimestre todos los deciles hubiesen sufrido una pérdida real de los ingresos laborales.

De esta forma, los hogares de menores ingresos no solo se vieron relativamente más golpeados producto de la aceleración de precios, sino que también fueron los que peor resultado tuvieron respecto al salario.