La industria manufacturera coronó el 2021 con una marcada reactivación, que estuvo entre las más destacadas del mundo. La producción fabril acumuló el año pasado una suba no sólo contra 2019, un 7,1 por ciento, sino que también se ubicó levemente por encima del 2018 (0,3 por ciento superior). El desempeño industrial argentino frente a 2019 se destaca en la comparativa internacional. "El mencionado 7,1 por ciento de crecimiento fue superado por China (12,8 por ciento, pero fue mayor al de Brasil (-0,5 por ciento), Chile (+2,8 por ciento), España (-2,8 por ciento), Francia (- 5,5 por ciento), Italia (-0,4 por ciento), India (-0,9 por ciento), México (-1,8 por ciento), Alemania (-5,8 por ciento), Estados Unidos (-0,6 por ciento) y Japón (-5,1por ciento)", detalla el último informe del Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI), dependiente del Ministerio de Desarrollo Productivo.
En el relevamiento por sector, de once rubros comparados, Argentina tuvo mejor desempeño internacional en diez, destacándose el sector automotriz, el de maquinaria y equipos, el textil, indumentaria, calzado y cuero y el farmacéutico. La mejora no alcanza a todos los sectores y tampoco derramó toda la actividad económica, golpeada no solo por la pandemia sino también por el deterioro de cuatro años de políticas macristas. Sin embargo, fue la piedra basal para la recuperación económica, con un crecimiento del Producto superior al 10 por ciento. Lejos está todavía el derrame esperado a toda la población. El problema sigue siendo la inflación que deteriora los ingresos de los hogares y es una barrera que ralentiza la recuperación del consumo interno.
“Hay dos maneras de que el crecimiento genere mejoras tangibles en los hogares. La primera es creando empleo, ahí el efecto es clarísimo, la persona que estaba desocupada y hoy tiene un empleo, la persona que estaba con un plan social y hoy tiene un empleo ahí el impacto es fuertísimo porque hay más ingresos y más dignidad, ahí el efecto ya se está viendo. El segundo elemento es el salario, mejorar los ingresos de la gente que ya está ocupada para que se vea la mejora en los hogares. En este punto venimos bien, pero mucho más rezagados. En 2021 el salario del sector privado formal le ganó a la inflación pero le ganó por muy poco”, explicó a este medio el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas.
La mejora se presenta como una buena señal teniendo en cuenta dos factores, la industria, al igual que la construcción, es un sector que tracciona el empleo. También colabora en la creación de empleos de calidad en una economía con alto nivel de informalidad. Pero también abre la posibilidad de sustituir importaciones en un marco de falta de dólares. La mejora se da no solo frente al inicio de la pandemia, sino del piso que dejó el macrismo, lo que evidencia que el cambio de política empieza mostrar resultados recuperando buena parte de la capacidad ociosa que había hasta 2019 y que, una vez superado cierto umbral, tracciones inversiones para ampliar esa capacidad.
La mejora responde principalmente a ese cambio en la política industrial, donde se impulsó la sustitución de importaciones (con el objetivo de aliviar la restricción externa) y se destacaron ramas como la automotriz, maquinaria agrícola, textil y calzado. El crédito en pesos a las pymes superó el 53 por ciento del total a las empresas, siendo la cifra más alta desde que se tenga registro. "La reactivación industrial no fue magia, sino producto de más de 150 políticas de desarrollo productivo que hemos implementado. Varias de ellas tienen que ver con el financiamiento PyME", explicó el funcionario. El resultado es que de los 22 sectores industriales en el país, 14 produjeron más que en 2019 y algunas ramas incluso tuvieron récords históricos, como el caso de minerales no metálicos, a partir del impulso que le dio la recuperación de la construcción.
La recuperación de la industria permitió una leve mejora en los ingresos reales del segmento industrial, aunque lejos de lo perdido en los últimos años, e impulsar el crecimiento del Producto. Los datos adelantados de diciembre -de industria, construcción, petróleo y gas y comercio exterior- anticipan que el año habría terminado con una cifra de crecimiento acumulado del PIB levemente superior al 10 por ciento, y con el cuarto trimestre de 2021 operando 3,7 por ciento por encima del mismo período de 2019 y 1,7 por ciento por arriba de fines de 2018.
Si bien la reactivación ha sido generalizada, dado que la mayoría de los sectores productivos está hoy por encima de fines de los últimos meses de la pre pandemia, también ha sido muy heterogénea. No obstante, varios sectores se destacaron con niveles récords o cercanos a sus máximos históricos. La producción de alimentos y bebidas tuvo en 2021 el segundo mayor registro histórico, solo detrás de 2015. ramas como molienda (cereales con récord histórico), lácteos, galletitas, productos de panadería y pastas, alimentos para animales y productos para infusiones (té y café). La producción de maquinaria agrícola en 2021 fue la más alta desde 1996. Este sector detenta hoy hoy el mayor nivel de empleo en ocho años.
La heterogeneidad también se explica por distintos puntos de partida y el impacto de la pandemia en cada actividad. Es así que se evidencian tres grandes grupos. Por un lado, aquellos sectores que tuvieron un moderado impacto en el peor momento de la pandemia, y que hoy están por encima de los niveles de 2019. Por ejemplo, las finanzas y, en menor medida, ramas como el agro y electricidad, gas y agua.
Otro grupo, que tuvieron un fuerte impacto en el peor momento de la pandemia, pero que lograron recuperarse rápidamente y superar los niveles de 2019. El caso emblemático aquí es la construcción (que tras caer más de 40 por ciento cerró el año más de 10 por ciento por encima del nivel prepandemia), aunque también sectores como la industria, petróleo y minería, comercio, servicios inmobiliarios y profesionales y ramas con elevada participación del sector público como administración pública y defensa, enseñanza y salud.
Por último, lo que sufrieron un altísimo impacto y todavía no han logrado superar los niveles de 2019: hoteles y restaurantes y servicios personales y culturales. Otro sector muy afectado y de lenta recuperación (aunque menos crítico que los anteriores), fue el transporte, que a fines de 2021 todavía se ubicaba 5 por ciento por debajo de su nivel de prepandemia.
En el cotejo interanual sectores, de los 10 sectores en los cuales Argentina tuvo mejor desempeño que el resto, sobresalió el automotriz (que en Argentina creció 18 por ciento respecto a 2019, mientras que en el promedio de los países analizados fue 10,2 por ciento inferior, con países como Francia, Alemania y España anotando caídas de 25,5 por ciento, 28,1 por ciento y 20,1 por ciento respectivamente por los faltantes globales de los
semiconductores).
Otro sector en donde Argentina se destacó notoriamente fue maquinaria y equipo (27,4 por ciento contra 2019 frente al 5,3 por ciento en el promedio de los países analizados). Argentina también se destacó en textiles, indumentaria, calzado y cuero: mientras el sector cayó en todos los países relevados frente a 2019, en nuestro país logró superar la producción de dicho año (3,7 por ciento versus 2019). Si bien la mejora industrial argentina fue generalizada, vale apuntar que los ritmos de subas y los puntos de partida fueron muy disímiles, dando lugar a sectores que actualmente están en máximos en varios años y otros que todavía no terminaron de recuperar lo perdido en 2020.
La rama de alimentos y bebidas, anotó en 2021 el segundo nivel máximo de producción de la historia (1,1 por ciento por debajo de 2015). La mejora de alimentos y bebidas tuvo varios motores, siendo uno de ellos la molienda, que fue el nivel más alto de la historia en el caso de cereales, y el más alto de los últimos cinco años en oleaginosas. Además de la molienda, traccionaron la producción alimenticia rubros como lácteos, galletitas, productos de panadería y pastas, y otros productos alimenticios.