Aunque la sociedad aún se posterga un debate respecto al consumo de la marihuana, distintos sectores políticos coinciden en que la industria del cannabis es uno de los puntales del futuro para el desarrollo productivo del país. En el país ya funcionan asociaciones público-privadas que apuestan por el desarrollo y la investigación de la planta.
"El cannabis medicinal es una industria global naciente con perspectivas de crecimiento muy dinámico en los próximos años. Nuestra decisión es avanzar en una apuesta estratégica al desarrollo del sector en la Argentina a partir del diseño de un nuevo marco legal de regulación y promoción. Nuestro país tiene muy buenas posibilidades de posicionarse", afirmó el ministro de Desarrollo Productivo en la revista Apertura.
En el Gobierno todavía descansa un proyecto de ley que contempla la creación de la Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal, ente que controlará el uso de del cannabis, de semillas y de todos sus derivados. La agencia estará en el ámbito de la Jefatura de Gabinete, y desde ahí se coordinará con ministerios, secretarías e Institutos implicados en la nueva actividad.
Como manda el clima de época, la mirada conservadora del poder político está en proceso de deconstrucción. Es que el cannabis se expande cada vez más sobre la práctica medicinal y el potencial económico que conlleva es ilimitado, no solo para el campo de la salud.
Una introducción a la industria cannábica
A nivel mundial, el avance hacia la legalización del cannabis medicinal y recreacional generó gran interés no solo en académicos, hacedores de política y representantes de la sociedad civil, sino también en inversores y empresarios. Aunque el ritmo de crecimiento del mercado de cannabis medicinal ha estado por debajo de las expectativas generadas hace unos años, se observa una tendencia ascendente motorizada por el creciente número de países que habilitan su uso para el tratamiento de diversas patologías y la progresiva pérdida del estigma o prejuicio social respecto de su utilización.
Sin embargo, las oportunidades de expansión para esta industria no se limitan al mercado medicinal y recreacional. El cannabis puede ser utilizado con fines industriales y en horticultura, para fabricar diversos derivados (fibras, cosméticos, papel, materiales para la construcción, etc.), así como alimentos, bebidas e infusiones. Además, la industria genera repercusiones indirectas no solo por la compra de insumos y bienes de capital para sus distintas etapas y segmentos, sino también por la necesidad, por ejemplo, de servicios de análisis y testeo para garantizar atributos de calidad, trazabilidad, composición y potencial de la materia prima y derivados.
Las oportunidades más inmediatas para la Argentina estarían en el área medicinal -tanto con productos bajo prescripción como eventualmente otros que puedan ser autorizados para su venta, como suplementos dietarios u otras variantes-, y se concentrarían en el mercado doméstico y de países de la región. Otra vía que puede presentar una ventana de oportunidades está asociada al cáñamo (plantas que presentan muy bajos componentes psicoactivos), del cual se pueden obtener una extensa serie de derivados.
A la vez, existen no solo oportunidades para proyectos productivos, sino también para llevar adelante actividades de investigación y desarrollo, tanto en la etapa primaria. Por ejemplo, el desarrollo de variedades adaptadas a distintas modalidades de cultivo y áreas geográficas, o mejoras de procesos y nuevos productos.
La cadena de valor del cannabis incluye una larga serie de procesos y actores que van desde el desarrollo de insumos críticos –genética en semillas, fitosanitarios, equipamientos, etc.–, pasando por la producción propiamente agrícola, seguida de la cosecha, hasta la transformación de la biomasa según los usos que se le quiera dar (medicinal, recreativo o industrial). Un informe publicado por el Ministerio de Desarrollo Productivo sostuvo que hasta el momento, en los mercados donde el negocio tuvo un mayor desarrollo relativo no hay una clara predominancia de las empresas integradas frente a las que venden la biomasa por mayor.
Sin embargo, el hecho de que en la actualidad el comercio mundial de cannabis y sus derivados se encuentre muy restringido por razones regulatorias podría desalentar la división del trabajo, lo que llevaría a una mayor integración vertical.
Marco legal en Argentina
En el caso argentino, se adoptó un marco legal sumamente restrictivo para el cannabis medicinal, mientras que el cultivo de cáñamo sigue estando prohibido bajo los términos de la vigente ley de cultivo y tenencia de estupefacientes. En marzo de 2017 se aprobó la ley de “Investigación médica y científica del uso medicinal de la planta de cannabis y sus derivados”, que apunta a fomentar el desarrollo de investigaciones en torno al uso terapéutico del cannabis y sus derivados.
En términos generales, la ley está orientada a fomentar la investigación en cannabis –sin distinguir entre psicoactivo o no psicoactivo– con fines medicinales o terapéuticos, así como también garantizar su acceso a todos aquellos pacientes que requieran su utilización. Asimismo, dicha ley busca promover la generación de evidencia empírica (ensayos clínicos) sobre las propiedades de la planta del cannabis, los efectos secundarios de su uso, y las indicaciones terapéuticas según diversas patologías o padecimientos.
En relación con la producción, la ley ubica al CONICET y al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) como los dos organismos facultados para garantizar el aprovisionamiento necesario de cannabis, ya sea para investigación científica o para uso médico. A su vez, se menciona explícitamente el fomento a la producción a través de los laboratorios públicos nucleados en la ANLAP (Agencia Nacional de Laboratorios Públicos).
Las posibilidades del mercado argentino
El marco regulatorio implementado en 2017 para el cannabis medicinal fue tan restrictivo que casi no dio espacio al surgimiento de emprendimientos productivos, con la excepción de la empresa jujeña Cannava. Sin embargo, existe una serie de proyectos, con distinto grado de maduración, que podrían desarrollarse si se adoptan reformas que flexibilicen el esquema regulatorio vigente.
- Cannava Sociedad del Estado
Esta empresa estatal jujeña surgió en 2018 a partir del Programa Provincial de Promoción del Cultivo de Cannabis con Fines, Científicos, Medicinales y Terapéuticos, adoptado en mayo de dicho año en la provincia. En la actualidad, Cannava es la única empresa habilitada legalmente a producir cannabis en Argentina. La compañía dispone de un predio de 35 hectáreas de producción, de las cuales tres se encuentran actualmente en producción.
Para la puesta en marcha del proyecto, el gobierno de Jujuy invirtió el 100% del capital necesario, incluyendo no solo actividades agrícolas, sino también la construcción de un laboratorio piloto de extracción de aceite de cannabis y un complejo de biotecnología que estará operativo hacia julio de 2021. En la empresa trabajan 60 personas actualmente, y se prevé sumar aproximadamente a cuatro trabajadores más por cada hectárea adicional que pueda incluir en su producción.
- Agrogenética Riojana SAPEM S.A.
La empresa, con participación del estado provincial de La Rioja, tiene en marcha un proyecto productivo orientado al cultivo de cannabis y la elaboración de derivados para uso medicinal. Esta iniciativa, de la cual también forman parte el INTA Centro Regional Catamarca-La Rioja y la Universidad Nacional de La Rioja, tiene como objetivo, en una primera etapa, cultivar una hectárea bajo la modalidad outdoor, donde se piensa sembrar aproximadamente 5.000 plantas.
- Biofábrica Misiones S.A.
Es una empresa perteneciente al Estado misionero –en la cual también participa el INTA–, ubicada en la ciudad de Posadas, y cuyos objetivos incluyen poner en valor la biodiversidad de la zona, prestar servicios intensivos en conocimientos agronómicos y transferir tecnología a partir del desarrollo de capacidades en el área de biotecnología moderna.
La firma planea producir en una primera etapa, en un invernadero de dos hectáreas (al cual después se le podrían adicionar otras cinco), tanto variedades de cáñamo como de cannabis (con niveles más altos de THC).
- Cannabis Medicinal San Juan Sociedad del Estado
Su creación se aprobó en septiembre de 2019. En la actualidad la empresa realiza las solicitudes correspondientes para poder iniciar sus actividades productivas. Tiene como objetivo producir cannabis para investigación científica y uso medicinal de forma asociada a algún privado. A su vez, está avanzando también en un acuerdo con el INTA.
- Cluster Agroindustrial y Tecnológico de Cannabis
El proyecto consiste en crear un grupo de empresas interrelacionadas agroindustrial y tecnológico de carácter público-privado orientado de forma integral a la cadena de cannabis, y se ubicaría en la localidad de San Pedro, provincia de Buenos Aires. El emprendimiento Cluster Agroindustrial y Tecnológico de Cannabis estaría conformada por un grupo de inversores privados y la Municipalidad de San Pedro.
- INTA Centro Regional Patagonia Norte y asociación civil Ciencia Sativa
Se trata de una iniciativa conjunta de Ciencia Sativa, con sede en San Carlos de Bariloche, y el INTA Centro Regional Patagonia Norte, que se inició en 2019, cuando comenzaron a trabajar en un proyecto orientado a la producción del cultivo de cannabis en un predio de dos hectáreas propiedad del INTA. La iniciativa se propone interactuar con las distintas instituciones públicas involucradas en el tema cannabis con el fin de producir fitopreparados y aceites (finalidad terapéutica), así como llevar a cabo tareas de investigación a lo largo de la cadena, desde el mejoramiento genético del cultivo hasta el desarrollo de nuevos productos de uso medicinal.
- Pampa Hemp Pampa Hemp
Es un proyecto que tiene como objetivo inicial la producción de cannabis medicinal y la extracción del componente CBD de grado farmacéutico. La empresa, que todavía no recibió todos los permisos necesarios para poder pasar a fase operativa, es una sociedad anónima que apunta a especializarse en la cadena del cannabis con un alto grado de integración vertical. Según el plan de negocios, las actividades estarán enfocadas en tres áreas: producción primaria de cannabis; extracción, purificación y procesamiento de los principios activos; e investigación y desarrollo de variedades genéticas óptimas para uso medicinal.
En relación con las tareas de producción primaria, la firma busca recibir los permisos correspondientes que la habiliten a cultivar variedades de cannabis con alta concentración de CBD para su utilización en investigación y desarrollo y elaboración de productos de uso terapéutico.
- Municipios
Entre otros municipios, los bonaerenses de Tigre, General La Madrid, Hurlingham y San Vicente, y el cordobés de Villa Ciudad del Parque promulgaron diversas ordenanzas orientadas a promover el desarrollo productivo de cannabis medicinal en sus respectivas localidades, sea a través de modalidades comunitarias, o creando empresas públicas o mixtas según el caso.
Un ejemplo que muestra la potencialidad de la asociación pública-privada es el de la empresa Castelli Cultiva. En primera instancia, la meta es abarcar el mercado interno del Municipio para luego ampliar y poder abastecer otros mercados. Castelli destinará 27 hectáreas para el cultivo de cannabis y la producción será procesada e industrializada por un laboratorio, para finalmente llevar aceite con control de calidad y cuya producción estará estandarizada, cumpliendo con las normas internacionales para medicamentos herbales para el uso terapéutico.
La presidenta de la empresa que funciona en el partido bonaerense de Castelli, Laura Olguín, afirmó: "El Municipio de Castelli anhela ponerse a la vanguardia de la investigación médica, ya que hay poca evidencia científica con respecto al uso de aceite de cannabis en diversas patologías" debido a que hasta el momento, "no existe en el país un aceite de calidad certificada con la estandarización en cuanto a la concentración de THC y CBD", lo cual "contribuirá enormemente en desarrollo del conocimiento de la dosis necesaria en patologías en la cuales se está usando de manera empírica con el riesgo que eso conlleva en materia de salud pública".
"Considero que esta industria tiene un potencial increíble, es necesario el esfuerzo mancomunado de actores privados y públicos para provocar una sinergia que tenga como consecuencia el acceso a bienes y servicios, y la garantización de derechos, para toda la población", expresó Olguín a El Destape.