Por la guerra en Ucrania, los granos escalan a precios récord y el mundo crecerá menos

El conflicto tendrá un impacto internacional negativo, pero será mixto en Argentina, aunque con perspectivas que pueden modificarse.

13 de marzo, 2022 | 00.05

El escenario económico que genera la guerra en el mundo se modifica a medida que escalan las acciones bélicas y las sanciones que aplican los integrantes de la OTAN contra Rusia, una de las mayores potencias y socio comercial clave para gran parte de las naciones. A nivel global, el impacto económico será negativo, a excepción de los países petroleros. En Argentina tiene un efecto negativo por el lado fiscal y por el momento optimista por el lado externo, aunque con perspectivas que pueden modificarse.

La soja se acerca al máximo histórico, una de los golpes directos del conflicto. Su cotización en Chicago subió 2,4% el miércoles y así se ubicó por encima de los US$ 641 la tonelada. Con esto quedó a menos de US$ 10 de su valor máximo de US$ 650,74 alcanzado en septiembre de 2012.

El trigo superó el lunes su máximo histórico, alcanzado en marzo de 2008. Se negoció en Chicago a 523 dólares por tonelada.

En el cierre de la semana, el petróleo volvió a escalar, en un mercado que sigue sostenido por los temores de perturbación de la oferta de crudo. El barril de Brent del mar del Norte terminó con alza de 3% a US$ 112, en tanto el barril de West Texas Intermediate (WTI) escaló 3% a US$ 109.

El precio del crudo había bajado el jueves después de que el presidente ruso, Vladimir Putin, aseguró que mantiene sus entregas de hidrocarburos a pesar de las sanciones occidentales. Con esto resaltó que su país no es el responsable de la suba.

“El mundo tendrá una mayor inflación por el impacto de la suba en el precio de los alimentos y la energía. Se amplifican así los problemas económicos que dejó la salida de la pandemia”, analizó el último reporte de Synthesis. Prevé una inflación mínima del 10% en los países desarrollados para 2022, lo que representa un 50% de aumento respecto a 2021.

La mayor inflación en alimentos provocará un aumento de la pobreza en la mayoría de los países de Asia, Medio Oriente, África y de Centroamérica y el Caribe. Estos países tendrán presiones devaluatorias ante el mayor déficit externo que provocará la guerra.

“Existen serios riesgos de abastecimiento, que se iban solucionando muy lentamente en materias primas e insumos”, alertó la consultora económica de Alejandro Vanoli. Por ejemplo, el aceite de girasol en un 80% es exportado por Rusia y Ucrania. Menor oferta de hierro para acero dificultará el abastecimiento para la industria asiática (China, Japón, Corea del Sur y países del sudeste). Alemania también depende de autopartes de Ucrania y hasta Brasil importa fertilizantes rusos.

Para Vanoli, los países desarrollados deberán promover distintas fuentes de energía. En el corto plazo la mayor demanda de buques de gas licuado disparó de US$ 8 a US$ 52 el costo por la mayor demanda de China y la Unión Europea por fuera de la alta demanda que ya tenían países como Argentina.

La energía más cara augura una mayor inflación con estancamiento como en los años 70 y principios de los años 80 donde hubo restricciones energéticas con cortes que afectaron la producción. “La transición productiva y energética puede acelerarse y ser más rápida que en esos años, pero 2022 y 2023 serán años con bajo crecimiento global”, postuló Synthesis.

¿Y en Argentina?

La guerra tiene un efecto negativo por el lado fiscal y puede darse uno positivo en el comercial con el resto del mundo si se mantienen las variables como ahora. De acuerdo a la consultora PxQ de Emmanuel Álvarez Agis, el saldo entre el mayor ingreso de divisas por los granos y las erogaciones superiores por la balanza energética dará un positivo de US$ 3.101 millones.

La mayor inflación internacional será el impacto más obvio que puede golpear a Argentina. Esto abre el debate en el Gobierno sobre la necesidad de imponer mayores retenciones ante los fuertes aumentos en el trigo, maíz y en la energía. “Si se mantienen los precios elevados, el Gobierno deberá hacerlo por razones fiscales más allá de la sensibilidad política del tema”, esgrimió Vanoli.

“La proyección inflacionaria del 38-48% se queda corta en el nuevo contexto, pero será clave que no suba demasiado, más allá del FMI, para evitar riesgos de todo tipo. Ciertamente hoy no está el ancla cambiaria y habrá que trabajar la ‘multicausalidad’ especialmente expectativas, márgenes, administrando la compleja puja distributiva, conteniendo precios sin mayores pérdidas salariales, ya que el componente inercial no podrá bajar los próximos meses. Y los componentes de alimentos y energía presionarán indirectamente en la inflación núcleo”, planteó Synthesis.

Por el canal comercial, los mayores precios de granos aumentarán recaudación, aunque la suba en la energía aumentará peso de subsidios. El efecto combinado podría resultar negativo.

En el ámbito externo, el mayor costo del gas y petróleo aumentará el valor de las importaciones, pero el mayor precio de los granos aumentará las exportaciones. Hasta el momento, esta balanza da un verde a favor de Argentina.

El mundo crecerá menos por la guerra en Ucrania

El Fondo Monetario Internacional recortará su previsión de crecimiento mundial por la guerra en Ucrania, debido al aumento del precio de los alimentos y la energía. Su directora gerente del, Kristalina Georgieva, sostuvo que un default de Rusia ya no es "un evento improbable".

La funcionaria señaló en Washington que "tenemos un impacto trágico de la guerra contra Ucrania, tenemos una contracción importante en Rusia y vemos el impacto probable en nuestras perspectivas para la economía mundial". La funcionaria del FMI agregó que "el mes próximo (durante las reuniones de primavera boreal) tendremos una revisión a la baja de nuestras proyecciones de crecimiento mundial".

Con la economía mundial aún sin reponerse de la pandemia de coronavirus, "una crisis diferente a otras", atraviesa ahora "un territorio aún más chocante", destacó Georgieva. "Lo impensable se produce: tenemos una guerra en Europa", resumió.

Sobre el impacto en la economía rusa, la dirigente del Fondo destacó que las sanciones impuestas por los países aliados, a las que calificó como "sin precedentes", conducen a "una contracción brutal de la economía rusa y una profunda recesión". "Los efectos sobre los países vecinos son igualmente importantes, en particular en los países más integrados a las economías ucraniana y rusa", explicó, mencionando a los países de Asia central, Moldavia o los países bálticos.

Brasil busca reducir su dependencia a los fertilizantes del exterior

El Gobierno de Brasil lanzó un plan nacional que busca aumentar la producción local de fertilizantes y disminuir así la dependencia de las importaciones. Se trata de una necesidad creciente debido a la guerra en Ucrania.

El plan, formalizado por decreto, contempla incentivos fiscales, créditos y otras medidas para estimular la apertura de fábricas y aumentar la explotación de minerales para los próximos 28 años. Brasil es actualmente el cuarto consumidor mundial de fertilizantes, siendo el potasio el principal producto utilizado por los productores brasileños.

El 85% de los fertilizantes que utiliza son importados, mientras que la soja, el maíz y la caña de azúcar son los tres cultivos que más fertilizantes demandan. Según la hoja de ruta del plan, Brasil pretende disminuir de 85% a 45% la dependencia en 2050.

Las sanciones económicas adoptadas contra Rusia, así como las que pesan sobre Bielorrusia, dos de los principales proveedores de fertilizantes para Brasil, podrían comprometer las ventas. Por esto, el gobierno de Jair Bolsonaro ha comenzado a explorar alternativas para suplir una posible escasez.