La guerra en Ucrania disparó el precio de las commodities y genera un peligroso beneficio para Argentina

La suba del valor de las materias primas por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania plantea oportunidades para el país en Vaca Muerta y por las exportaciones. Alerta por importaciones y encarecimiento de los alimentos.

24 de febrero, 2022 | 18.25

La escalada de la guerra que se desató en Ucrania tras el ataque de Rusia impacta en todo el mundo. Esto no excluye a Argentina por la vía de las materias primas, que ya vieron disparar sus precios en las últimas semanas y aún más desde la madrugada del jueves, cuando Rusia tomó medidas militares con su país vecino.

En el contexto de afinar el lápiz en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por el préstamo de US$ 44.500 millones que le dieron a Mauricio Macri para las elecciones de 2019 esto beneficia al Estado. El petróleo aumentó por encima de los US$ 92, la soja arriba de los US$ 615 y el trigo superó los US$ 321 en la tarde del jueves.

“Para Argentina tiene impacto en el sector externo como fiscal. Va a ser un ingreso extra, lo que facilita la posición frente al FMI”, analizó Martín Burgos, coordinador del departamento de Economía Política del Centro Cultural de la Cooperación. “Sube el precio de los commodities y es probable que siga por algunas semanas. Esto nos agarra justo al inicio de la cosecha, lo cual es bueno para Argentina”, razonó ante El Destape. Si bien esto puede tensionar el precio de los alimentos, el economista evaluó que el Gobierno cuenta con suficientes herramientas para hacerle frente. “El efecto inflacionario se puede controlar porque es una suba del precio internacional, no de los costos internos”, planteó el economista.

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Además, destacó el efecto positivo por el lado de Vaca Muerta. “Para que empiecen a haber inversiones tiene que haber un precio mínimo de 70 dólares. Mientras más alto esté hace más rentables esas inversiones”, apuntó. El barril WTI cerró el jueves en torno a los US$ 92.

Sobre el impacto que pueda llegar a recibir Rusia, Eduardo Crespo, profesor de la Universidad Federal de la Río de Janeiro y de la Universidad Nacional de Moreno, ponderó los cerca de 630.000 millones de dólares que posee en sus reservas internacionales. “Eso la inmuniza de problemas en lo inmediato. No veo que haya grandes riesgos de una gran devaluación o inestabilidad general”, templó. El hecho de que China sea el mayor socio comercial y continúe sus operaciones amortigua también cualquier sanción.

Las sanciones que le aplicaron o puedan imponerle, por esto, tendrán un efecto más diluido. Incluso una potente como quitar a Rusia del SWIFT oficia como arma de doble filo. Esto implica sacarlo del sistema bancario mundial que nuclea Estados Unidos. “Genera un incentivo para operar por fuera de la estructura. Es un arma de la que no se puede abusar”, remarcó Crespo. Así sucedió con Irán, que sí le golpeó duramente a su economía, pero aún en este caso Washington debió flexibilizarlo después por no poder sostenerlo. “Rusia sufrirá un golpe económico, pero no lo veo letal por la cantidad de reservas y lo conservador que es con su política fiscal”, concluyó.

De vuelta con Argentina, Crespo coincidió en que el incremento de los commodities favorecen al país porque aumentan las exportaciones, pero eso también empuja al precio de los alimentos. “Si hacemos un saldo, la suba siempre es bienvenida porque puede ser compensada para que no perjudique a los salarios”, balanceó.

No compartió ese optimismo Mara Pedrazzoli, economista integrante de Paridad en la Macro, respecto del aumento en las materias primas, el gas y de algunas importaciones. “Un aumento en el precio del gas complicaría aún más la balanza comercial en un momento en que las importaciones vienen creciendo mucho”, opinó. En concreto, en 2021 Argentina registró un déficit energético de US$ 2.000 millones.

“La proyección de que puede escasear el petróleo a nivel mundial por la provisión de Rusia, esto puede ser un peligro para el precio”, planteó la economista. Esto tiene en cuenta que el país acostumbra comprar del exterior gas durante el invierno. “El precio de las importaciones energéticas argentinas subió 67% en el segundo semestre del año pasado”, esbozó.