Este 24 de agosto se cumplen seis meses desde que se desató la guerra entre Rusia y Ucrania, un conflicto bélico que generó una disparada en el precio de los commodities, especialmente en alimentos y energía. El impacto directo en el resto de las economías del planeta fue una alta inflación por escasez de productos y un estancamiento de la actividad en varios países, dado que Ucrania y Rusia son principales productores de trigo, petróleo, gas y fertilizantes, lo que provoca aumentos de sus precios en el mercado internacional y, por ende, en la Argentina.
El mercado más afectado en estos seis meses sin duda alguna fue el energético. Desde el 24 de febrero, el millón de BTU del gas en los mercados de commodities tiene un incremento de 100.17 por ciento. Esto pegó de lleno en el nivel de importaciones de ese combustible por parte de la Argentina, que perdió más de 2000 millones de dólares mensuales para adquirir el gas.
En Europa, el gas natural superó los 300 euros el MWh, un récord desde marzo. Los futuros de energía eléctrica para entrega en septiembre registran actualmente un aumento de 37,9 por ciento. Se le suma la compra de gasoil.
Según el INDEC, lo más importado por Argentina en los primeros siete meses del año fue justamente el gasoil: se realizaron compras por 1964 millones de dólares. Si a esto se le suman las compras de fuel-oil y gasolina, las compras superan los 4434 millones de dólares.
Tras la invasión, las importaciones fueron mayores a las exportaciones de productos argentinos, situación que se mantuvo durante el trimestre marzo-abril-mayo. En marzo pasado, el principal producto comprado a Rusia fue gasoil, por 39 millones de dólares, mientras que desde estas tierras se vendieron peras por poco más de un millón, lo que deterioró el balance comercial argentino con ambos países. En mayo y junio, el intercambio se normalizó pero sigue negativo su resultado.
En lo que respecta al petróleo, el precio registró en el semestre una alta volatilidad. La cotización del crudo WTI reporta una variación positiva de apenas 1 por ciento. Pero, durante los últimos seis meses, el barril tocó un máximo de 119.4 dólares, lo que en su momento representó un incremento de 28,6 por ciento.
Muchos países dependen de las exportaciones de trigo de Ucrania pero Rusia bloqueó los puertos ucranianos desde febrero. Seis meses después, se ha llegado a un acuerdo que permite a Ucrania reanudar sus exportaciones. Sin embargo, otro commodity impactado fue el mercado de granos, siendo Ucrania es uno de los principales productores de granos como trigo y maíz.
El arroz tiene un aumento de 65 por ciento desde entonces, el maíz se ha disparado 72 por ciento, el sorgo 61 por ciento, la soja 79 por ciento y el trigo prácticamente 90 por ciento. Los mercados de commodities en general, es decir de materias primas, se dispararon en sus precios, según cifras de la FAO.
El alza sin precedentes de los precios de los alimentos ha provocado una crisis mundial que empujará a millones de personas más a la pobreza extrema, aumentando el hambre y la malnutrición, y amenazando con eliminar los avances en materia de desarrollo logrados con tanto esfuerzo. "La guerra en Ucrania, las interrupciones en la cadena de suministro y las continuas repercusiones económicas de la pandemia de COVID-19 están revirtiendo años de logros en el ámbito del desarrollo y empujando los precios de los alimentos a máximos históricos", señala el Banco Mundial.
Los mayores precios de los alimentos afectan más a la población de los países de ingreso bajo y mediano, que gasta en alimentos un porcentaje mayor de sus ingresos que la de los países de ingreso alto.
A esto se sumaron los bloqueos comerciales y financieros que potenciaron la ola inflacionaria y el estancamiento económico. En su más reciente revisión de perspectivas económicas, publicadas en julio, el Fondo Monetario Internacional (FMI), fijó nuevamente a la baja el PIB global para 2022 al ubicarlo en 3.2 por ciento, y en 2.9 por ciento para el año próximo.
"Los riesgos para las perspectivas apuntan a la baja. La guerra en Ucrania podría paralizar las importaciones de gas ruso en Europa; la inflación podría ser más difícil de reducir de lo que se esperaba, ya sea porque la rigidez de los mercados de trabajo es mayor de lo previsto, o porque se desanclan las expectativas de inflación", señala el Fondo.