Acuerdo con FMI: ¿aumentará la oferta de dólares?

28 de agosto, 2021 | 19.00

No hay aún documentos oficiales de los posibles trazos del acuerdo con el FMI para afrontar la deuda de u$s 45.000 millones que legó el macrismo en el lapso 2018/2019. El plazo para cerrar el convenio tiene una fecha límite en marzo de 2022, cuando opera el primer vencimiento fuerte en torno a los u$s 3.600 millones conforme al cronograma original pactado por el gobierno “amarillo”.

Algunas certezas se conocen. El crédito reprogramado ingresará dentro de la línea de Facilidades Ampliadas a plazo de 10 años, probablemente con una reducción del servicio de intereses respecto del préstamo vigente. Este tipo de reestructuración suele incluir condicionalidades que superan el mero cumplimiento de metas fiscales y monetarias, incorporando reformas de fondo de distintos aspectos del funcionamiento estatal de la actividad en torno al sistema previsional, la legislación laboral y el esquema tributario.

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La contracción de la economía en el lustro nefasto de macrismo + pandemia (2015-2020) se aproximó al -14% del PIB

Los países que recibieron asistencia dentro del programa de Facilidades Ampliadas en fechas recientes por un monto superior a los u$s 25.000 millones son tres de las economías menos desarrolladas de la Unión Europea: Portugal (u$s 38.000 millones), Grecia (u$s 36.400 millones) e Irlanda (u$s 29.700 millones). En todos los casos y con resultados disímiles se aplicaron recetas de reformas estructurales.

Argentina afronta el desafío en el tope del ranking de magnitud del crédito con los ya mencionados u$s 45.000 millones contraídos por el expresidente Mauricio Macri y traspasados como presente “griego” (demasiado precisa la metáfora) al Gobierno del Frente de Todos.

La contracción de la economía en el lustro nefasto de macrismo + pandemia (2015-2020) se aproximó al -14% del PIB. Las proyecciones de crecimiento para el 2021 auguran una cifra del 7%, reduciendo la caída a la mitad. Completar el proceso de recuperación total dentro del actual esquema macroeconómico demandará al menos un bienio más. Recién al final del actual mandato del Gobierno del Frente de Todos, y sin mediar alteraciones graves, la economía habrá vuelto al tamaño que tenía en el 2015, momento en que asumió el Gobierno Juntos por el Cambio.

Las restricciones impuestas en las metas fiscales y monetarias por el acuerdo con el FMI pueden complicar los estímulos a la demanda interna: por ende, la reconstitución de los niveles de actividad previos al macrismo más pandemia se demorarán.

Pero la pregunta más relevante a formularse, contenida en el título, es si el acuerdo con el FMI cierra las cuentas del sector externo y hace descender el nivel de riesgo país favoreciendo el ingreso de capitales con permanencia en el mediano plazo.

El orden externo, derivado de una ampliación de la oferta privada de divisas, permite laxitud monetaria y fiscal. A la inversa, una fuerte rigidez monetaria y fiscal no garantiza la estabilidad de la balanza de pagos, salvo por un descenso de la actividad hasta rangos intolerables políticamente. 

Un ejemplo de ello es la crisis que atraviesa la Unión Europea como resultado de los planes de austeridad aplicados, o el crack de la Convertibilidad en el 2001 con rebajas nominales de salarios y jubilaciones perpetrados por ministros de entonces que en la actualidad intentan ejercer liderazgos políticos.

La reestructuración de deuda pública con el sector privado realizada en septiembre del 2020 no consiguió hacer descender el riesgo país, que en el presente oscila en los 1500 puntos básicos. Para que se produzca un ingreso fuerte de divisas no proveniente de las exportaciones -es decir, “dólares financieros”, como se denominan en la jerga- el riesgo país debe fluctuar por debajo de los 700 puntos básicos, de modo que el ingreso de capitales por proyectos de inversión pueda alcanzar una rentabilidad superior a ese número. Cualquier aplicación de fondos que pretenda obtener un beneficio mayor a los 1500 puntos básicos sólo puede tener como destino la compra de activos financieros de corto plazo por el riesgo implícito.

Ahora bien, si el acuerdo de Facilidades Ampliadas con el FMI no produce la arista virtuosa de aumentar la oferta privada de divisas con el ingreso dólares vehiculizados por diferentes proyectos de inversión de mediano plazo, sólo queda arriba de la mesa el ajuste fiscal y monetario.

Las divisas provenientes de la exportación, los “dólares comerciales” en la jerga, son insuficientes para sostener el funcionamiento de una economía en expansión y a la vez asumir el pago de los servicios de deuda con el sector privado y los organismos multilaterales. Si bien esa restricción se expresará con fuerza recién en el 2025.

En columnas pasadas señalábamos cómo la tensión entre exportadores y tenedores de bonos de deuda disputando los dólares disponibles puede condicionar severamente el equilibrio macroeconómico. 

El escenario, como siempre ocurre en estos casos, aparece planteado como carente de alternativas. Sin embargo, habría que sopesar adecuadamente los problemas que se pueden dar en el balance de pagos, la experiencia de las naciones europeas y las opciones que brinda el nuevo contexto global atravesado por la pandemia.

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Roberto Feletti

Actualmente es secretario administrativo del Senado de la Provincia de Buenos Aires. Desde 2015 hasta 2019 se desempeñó como secretario de Economía y Hacienda del Municipio de La Matanza. Anteriormente ha ocupado diversos cargos y funciones, entre los que se destacan: diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires y presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara baja (2011-2015);  viceministro de Economía de la Nación (2009-2011); vicepresidente del Banco de la Nación Argentina (2006-2009); ministro de Infraestructura y Planeamiento de la Ciudad de Buenos Aires (2003-2006) y presidente del Banco de la Ciudad de Buenos Aires (200-2003). Además es docente en la materia Administración Financiera en la Universidad Nacional de Moreno, tarea que ha desarrollado en otras universidades.