Estados Unidos va a las urnas con la economía en su mejor momento, pero con la percepción negativa de muchos votantes que siguen reclamando una recuperación de sus ingresos tras la inflación de los últimos años. Este reclamo podría ser determinante en el resultado electoral y su correlato, impactar sacudiendo el veranito cambiario que disfruta la administración de Javier Milei.
“En 2024, la percepción que tienen los ciudadanos de su propia situación económica es alta, pero su estimación del desempeño de la economía en general ha sido notablemente negativa. En los comentarios económicos se suele dar por sentado que la economía era más fuerte antes de la pandemia. Esta impresión es profundamente errónea”, sostuvo un trabajo del Instituto de Política Económica (EPI, por su sigla en inglés).
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Esa percepción sobre la economía del país desalineada de la situación personal es la que impulsa en varios estados el voto por la propuesta del candidato del Partido Republicano, Donald Trump, cuya campaña está centrada en prometer la recuperación de los puestos de trabajo que se trasladaron a las factorías en el extranjero. Trump promete el uso y abuso de la política de aranceles al comercio exterior para proteger al empleo de la competencia internacional y forzar el regreso de plantas industriales al país. Esa política económica proteccionista podría provocar un nuevo proceso inflacionario por el traslado a precios de los mayores costos de producción (por la importación de insumos) y de los bienes finales importados.
“La economía actual es extraordinariamente fuerte en casi todos los parámetros históricos, incluso en relación con los años inmediatamente anteriores a la pandemia. El descontento con el desempeño de la economía es en su mayoría una resaca inducida por los shocks externos y las secuelas de la pandemia y la invasión rusa de Ucrania”, sostiene el trabajo del EPI.
Esos shocks provocaron lo que EPI define como un “pronunciado efecto látigo” primero con el colapso de la demanda agregada por la pandemia, lo que llevó a un aumento repentino del desempleo (durante el final de la administración Trump) y luego con la ruptura de las cadenas de suministro, lo que generó un repentino incremento de la inflación (durante el comienzo de la administración Biden).
EPI compara los números actuales de la economía con el último ciclo económico completo antes de la pandemia y el final de la expansión de ese ciclo económico que coincidió con la administración Trump y llega a siete conclusiones:
- Los salarios ajustados por la inflación han alcanzado un máximo histórico y han crecido más rápidamente.
- El crecimiento del producto interno bruto (PIB) ajustado por inflación está aumentando más rápidamente.
- La tasa de desempleo ha sido más baja en promedio, incluso para casi todos los grupos de trabajadores.
- La proporción de adultos en edad productiva (entre 25 y 54 años) que tienen un empleo es mayor en promedio.
- El crecimiento del empleo ha sido más rápido tanto en general como sólo en el sector privado.
- La tasa de creación de nuevas empresas es mucho mayor.
- El mercado de valores, ajustado por inflación, está más alto y ha crecido mucho más rápidamente.
Hay un indicador de la economía que “un poco peor” y es el nivel promedio de inflación desde fines de 2022. “Desde entonces se produjo una desaceleración de la inflación históricamente rápida, mucho más rápida que en cualquier período anterior”, consideró el trabajo. Pese a este contexto económico, la percepción individual es que los ingresos no se recuperaron, la inflación no retrocedió y la culpa la adjudican a la competencia externa, una visión sombría sobre el estado de la economía que fue el punto más vulnerable de la candidata demócrata a la presidencia, Kamala Harris.
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En una carta firmada por 23 Premio Nobel de economía, difundida hace una semana, se advierte que el programa económico de Harris es superior al de Trump al que le adjudican riesgos inflacionarios.
Las políticas arancelarias e impositivas de Trump son inflacionarias y probablemente aumentarán el déficit federal, sostuvieron los firmantes junto con una dura advertencia. “Entre los determinantes más importantes del éxito económico están el estado de derecho y la certeza económica y política, y Trump amenaza todos ellos”, dice el texto. A pesar de las advertencias y pronósticos de economistas de todo el espectro político, Trump se mantuvo firme en su promesa de utilizar las amenazas de aranceles radicales como piedra angular de su agenda económica.
De concretarse el triunfo de Donald Trump en las elecciones generales del próximo martes y de llevar adelante los anuncios de política económica, el temor es a un rápido repunte de la inflación tanto por el incremento de costos como por políticas defensivas de los formadores de precios que forzaría una sobreactuación de la Reserva Federal para frenar el proceso inflacionario antes de que se generalice. La FED combate la inflación con la suba de las tasas de interés que provoca internamente un enfriamiento de la economía por la menor demanda de los consumidores pero que tiene además un efecto global atrayendo el flujo de divisas desde los países periféricos.
América Latina es particularmente sensible a la reversión de los flujos de capitales, provocando devaluaciones y recesión en los países. Argentina suele estar al margen de esos movimientos por la vigencia del cepo que limita el ingreso y egreso de fondos de inversión golondrinas.
El presidente Milei dejó de pronunciarse sobre sus preferencias en las elecciones presidenciales de Estados Unidos después de que en un primer momento apoyó abiertamente a Trump y en ese cambio de estrategia influyó tanto la necesidad de contar con el apoyo de la administración de Joe Biden en el FMI como la convicción de que solo con la continuidad de los demócratas Argentina tendrá chances de acceder a los mercados financieros para iniciar el nuevo ciclo de endeudamiento público.