El índice de gastos de consumo personal de Estados Unidos (PCE) marcó 4,4% anual en abril, informó hoy el Departamento de Comercio de ese país, un incremento de dos décimas respecto al de marzo, lo cual abre un escenario de incertidumbre respecto a lo que hará la Reserva Federal (FED) el próximo mes con las tasas de interés.
La estadística, escogida por la entidad monetaria para monitorear la inflación, pese al alza, sigue ubicándose lejos del pico de 7% de junio pasado, el cual había implicado un récord desde diciembre de 1981.
Mientras tanto, el índice subyacente -que excluye los valores volátiles de los alimentos y la energía- fue del 4,7% anual, una décima más que en el mes previo y superando al promedio general.
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En ambos casos, los datos fueron superiores a los proyectados por los economistas, según indicó la agencia de noticias Bloomberg.
En la comparativa mensual, el dato también fue negativo para las aspiraciones de la FED de bajar la inflación, al marcar 0,4% en su dato general y en el subyacente, lo cual representa tres y una décima más, respectivamente, que en marzo.
Esto implica que la demanda sigue fuerte, pese a que el objetivo de las subas de tasas es, por el contrario, enfriarla: el gasto en consumo, ajustado en precios, subió 0,5% en abril, la mayor alza desde que inició el año.
Los estadounidenses, de todas formas, sufren la suba de precios y tienen que recurrir a sus ahorros, pues, según un reporte separado del Departamento del Comercio de hoy, la tasa de ahorro bajó 0,4 puntos porcentuales a 4,1% en abril, mientras que los ingresos efectivos ajustados a inflación- se mantuvieron sin cambios.
Entre los componentes del PCE, los alimentos subieron 6,9% mientras que la energía descendió 6,3%, en el cálculo anual.
Al contrario de lo que fue el inicio de la escalada de la inflación en 2021 y 2022, los aumentos de precios ahora particularmente se concentran en los servicios, con una suba anual de 5,5%, contra el 2,1% de los bienes.
La persistencia de la inflación plantea dudas sobre si la FED detendrá las subas de tasas de interés el próximo 14 de junio, algo que dejó entrever en la última reunión monetaria de este mes, siempre y cuando los datos marquen con claridad una tendencia a la baja de los precios hacia el 2% anual que posee como meta.
Desde marzo del año pasado, la FED subió las tasas en diez ocasiones, llevándolas de un rango de entre 0% a 0,25% a uno de 5% a 5,25%.
Tras la publicación del reporte, ahora el mercado le coloca más chances a una suba de tasas de 25 puntos porcentuales en junio con un 56% de probabilidad, según CME Group.
De todos modos, aún quedan pendientes de publicarse, entre otros datos claves, el reporte de empleo y el Índice de Precios al Consumidor (IPC), los cuales podrían inclinar la balanza hacia uno u otro lado.
También la FED tendrá en cuenta los efectos de la reciente crisis bancaria: la apuesta es que la restricción al crédito que genera podría hacer parte de la tarea sucia del organismo y evitar más subas de tasas, algo que algunos miembros de la entidad también buscan evitar para evitar más turbulencias en el sector.
Con información de Télam