Esta semana el Ministerio de Economía realizará una licitación de títulos públicos en dólares por un monto de hasta 750 millones. Con esta emisión, que se realizará este lunes y martes, el equipo económico comandado por Martín Guzmán buscará absorber la liquidez en pesos de grandes fondos de inversión que apostaron al macrismo, perdieron y ahora presionan en el mercado financiero por dolarizar sus activos e irse del país. Es la puntada final a una estrategia que pretende quitarle presión a los valores del dólar financiero, en su variante contado con liquidación o MEP, y así reducir la brecha de precios respecto a la cotización oficial de la divisa. La segunda etapa deberá enfocarse en administrar el comercio exterior y la cuenta capital para estabilizar el tipo de cambio.
Si bien las operaciones de comercio exterior se realizan al tipo de cambio oficial, las expectativas de devaluación que genera la brecha con el paralelo comenzaron a impactar en los precios internos. Esta transferencia se da por la vía de dos canales. Por un lado se exhibe una remarcación en ciertos eslabones de la cadena comercial hasta la góndola tomando en cuenta el precio del segmento informal. El otro canal es el desabastecimiento que, a fuerza de escasez, también termina convalidando aumentos de precios para anticiparse al esperado salto cambiario.
Mientras se trabaja en detectar estas maniobras especulativas y se ordena el comercio interno y externo, la tarea de Guzmán se centró en las últimas semanas en intervenir, jugar de igual a igual, en el mercado financiero con el objetivo de bajar ese precio de referencia de la divisa.
El precio del dólar bursátil se compone de la compra de un bono en pesos y su venta en otro mercado en dólares. En esas compraventa influyen distintos factores que impactan en el precio final de esa transacción. La estrategia oficial fue intervenir en los valores de los bonos que se utilizan, dando liquidez al mercado en esas series, para bajar el precio final al que se dolarizan empresas e inversores.
El resultado fue una caída en el valor del contado con liquidación de 34 pesos, desde el pico de 181 pesos, hasta cerrar este viernes en 147 pesos. En el dólar blue se exhibió un retroceso en sintonía, de 38 pesos respecto del tope de 195 al que llegó a cotizar, y se estabilizó en 157 pesos. El traslado inmediato de la intervención oficial en el blue tuvo que ver con otra medida que se había lanzado un mes atrás y que habilitaba a cualquier ahorrista de manera simplificada la posibilidad de acceder al dólar financiero; es decir, hacer contado con liquidación, lo cual desincentiva a pagar más en el segmento ilegal algo a lo que se puede acceder por el circuito legal.
También contribuyó en esta estrategia de ganar tiempo y evitar una devaluación de la moneda el acuerdo con grandes fondos de inversión, como Pimco y Templeton, que atizaban los precios del dólar financiero al dolarizar sus tenencias en deuda en pesos que tomaron con el gobierno de Cambiemos, los denominados bonos BOTES y BOPOMO. Estos inversores se mantuvieron al margen de las operaciones esta semana, dándole respiro a la estrategia oficial.
Esta semana, tal como se acordó con estos inversores, se licitará los títulos en dólares con los cuales se buscará compensar a los inversores y tentar también a otros fondos de invertir en un título en dólares con legislación local. La Secretaría de Finanzas licitará bonos en dólares por un total equivalente a 750 millones, un volumen que estiman mantienen como remanente los fondos que acompañaron la gestión Cambiemos y que se quieren ir del país. En el Palacio de Hacienda anticipan (está previamente hablado con los fondos) una colocación exitosa y no descartan la posibilidad de hacer una segunda licitación en diciembre más enfocada a captar fondeo en el público en general.
Esta colocación tiene nombre y apellido. La operación comienza este lunes con la conversión de siete títulos de deuda pública en pesos, que serán tomados a sus valores técnicos, por dos bonos en dólares con vencimientos en 2030 y 2035. Estos últimos bonos nacieron con la exitosa reestructuración de deuda bajo legislación local, la madre de todas las batallas financieras, junto al posible acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, la otra herencia que dejó el macrismo.