El mercado no ve la apertura del cepo al dólar, pero saca cuentas de cuánto se podría llevar

La duda está en el stock de divisas atrapadas en el cepo. Liberar flujo ahora o esperar a un crédito que permita una apertura mayor.

23 de octubre, 2024 | 16.09

A partir de la declaración del presidente Javier Milei sobre la posibilidad de levantar las restricciones al flujo de capitales que se conocen como "cepo al dólar" en el mercado se empieza a calcular cuántos dólares quedaron atrapados fundamentalmente entre deuda impaga y giros de utilidades y cómo se podrían financiar si el Gobierno sigue sin poder colocar deuda en divisas en los mercados internacionales.

Milei afirmó que la apertura del cepo está “está mucho más cerca de lo que vos pensás". En declaraciones a Neura, precisó: "En realidad, hay una apertura del cepo con plata y otra sin plata. Si me ponen la plata, lo abro hoy. Estamos trabajando como si no la consiguiéramos. Para abrir el cepo sin plata necesitás es que desaparezca el exceso de oferta de pesos”.

La primera especulación en el mercado es si se puede hacer una apertura del flujo, esto es toda nueva operación que se realice queda por afuera de las restricciones vigentes y se pueden pactar libremente, mientras que el stock se seguiría administrando para evitar un “Puerta 12” donde todos los atrapados quieran acceder simultáneamente al mercado y provoque una disparada del tipo de cambio.

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Condiciones necesarias para abrir el cepo al dólar

Para la primera opción, no se necesitan nuevos fondos y se podría hacer en el corto plazo a un tipo de cambio parecido al que opera actualmente el mercado financiero. En cambio, para la segunda opción sería necesarios fondos frescos que puedan respaldar una demanda inmediata contenida. La estrategia del Gobierno fue hasta ahora hacer confluir el dólar financiero al oficial, y lograr una inflación neutra para provocar el levantamiento del cepo. La declaración del presidente parece indicar que se podría ir por la primera opción si antes de fin de mes vuelve a caer el ritmo de incremento de precios y los dólares del blanqueo ayudan a una primera etapa de demanda más contenida.

Los depósitos en dólares de privados crecieron US$ 121 millones el viernes pasado, sumando 4 ruedas consecutivas con subas diarias y acumulando US$ 374 millones en el período, mostrando un estancamiento en el ritmo de retiro de los ahorristas. El stock superó los US$ 30.800 millones y quedó apenas US$ 585 millones por debajo del máximo de fines de septiembre, cuando cerró la primera etapa del blanqueo.Además, el BCRA mantiene la posición compradora en el mercado de cambios y el martes compró US$ 174 millones, siendo el mejor registro desde el 25 de septiembre y acumulando US$ 957 millones comprado en lo que va del mes.

El banco de inversión CMF destacó que “luego del impasse de junio y julio, el BCRA retomó la acumulación de reservas, aun cuando todo indicaba que empeoraría su saldo diario en el MULC” y señaló que “incluso con la baja del impuesto PAIS y el cambio en el cronograma de pagos de importaciones, el Central se las arregló para comprar divisas y, actualmente, lleva 17 ruedas consecutivas con saldo positivo”.

Además, destacó que “todavía hay mucho espacio para seguir creciendo” en la colocación de deuda de las empresas que se convirtió en la principal fuente de divisas que compra el BCRA, “por lo que la autoridad monetaria podría seguir engrosando sus arcas”. 

Para tener una idea de la capacidad del sector privado de endeudarse, entre finales de 2015 y 2019, durante la gestión del presidente Mauricio Macri, las empresas incrementaron su endeudamiento financiero externo en más de US$ 20.000 millones, hasta alcanzar un volumen global de US$ 45.045 millones.

Esas deudas se colocan a entre dos y cinco años de plazo, por lo que durante la gestión de Alberto Fernández muchas que quisieron aprovechar el tipo de cambio para cancelar fueron obligadas a renegociar. Un informe de la consultora 1816 que circuló el fin de semana, empezó a especular la posibilidad ya no de que se levante el cepo sino de que el tipo de cambio considerado atrasado al mismo nivel previo a la megadevaluación de inicio de la gestión de Milei no lo esté y pueda ser sostenido.

“Todavía hay asuntos pendientes, pero es imposible no ser más constructivos hoy que hace 30 días y por eso pensamos que el rally (con la suba de los activos financieros argentinos) está bien fundamentado”, señaló. Explicó que “el nivel del tipo de cambio real puede ser el ‘cabo suelto’, pero si para 2026 Argentina ya tendrá superávit energético bien superior a los US$ 10.000 millones (consenso) y en 2025 se consigue un ‘puente’ con financiamiento al sector privado, quizás podríamos convivir con un turismo muy deficitario”, sumó.

El giro de utilidades y la Formación de Activos Externos (FAE) de las empresas suelen concentrar la mayor demanda de divisas, pero el turismo también se convierte en fuente de egreso de dólares que complica la balanza de pagos.

En el mejor año de la administración Macri, en 2017 con los mercados abiertos, la inflación en descenso, estabilidad política que le permitió ganar las elecciones de medio término, la demanda de dólares para FAE llegó a US$ 17 mil millones y la demanda de turismo otros US$ 7.000 millones. Esa demanda de dólares de la economía argentina es también la que enfrenta al modelo de Milei y Caputo con el programa que insiste el Fondo Monetario Internacional. 

Mientras para las autoridades argentinas, el camino es avanzar en lo que denominan “una dolarización endógena” por la falta de pesos de la economía vía la absorción con superávit financiero, el FMI propone una dolarización por competencia de monedas y puso de ejemplo a las economías de Uruguay y Perú, con un BCRA que se dedique a acumular reservas.

Mientras la discusión de modelos sigue abierta, el Gobierno optó por no someterse aún a la última revisión del acuerdo vigente con el FMI para evitar que los técnicos vuelvan a pronunciarse en el Staff Report con una opinión que cambie las expectativas de los mercados financieros y vuelva a instalar la idea de una devaluación que acelere el proceso inflacionario.