En pleno rebrote de casos de coronavirus y con un lockout patronal de tres días, el complejo granario ya liquidó en la primera quincena de enero el 80 por ciento del promedio habitual del primer mes del año. Según pudo saber El Destape, en las primeras dos semanas el sector agroexportador ingresó 1.285 millones de dólares, un abultado volumen si se toma en cuenta que en todo enero del año pasado se habían liquidado 1.613 millones de dólares.
La mejora responde al aprovechamiento del sector de los precios internacionales de oleaginosos y cereales, que se encuentran en sus máximos en más de un lustro. Esta mayor oferta de divisas, que se registra desde mediados de diciembre, le permitió al Banco Central acuñar una seguidilla de intervenciones compradoras, absorbiendo los dólares en plaza, que se tradujo en un aumento de reservas.
Los meses de mayor nivel de liquidación suelen ser a mediados de año, cuando ingresan los dólares de las cosechas que se levantan en marzo para los diferentes cultivos. Enero del 2020 había sido particularmente bajo, dado que los productores y exportadores anticiparon buena parte de sus ventas en noviembre y diciembre de 2019, para anticiparse al cambio de gobierno y un eventual ajuste en el nivel de retenciones.
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En el primer mes del año pasado el sector liquidó a un ritmo diario de 73,3 millones de dólares. Luego se desplomó a 45,2 millones de dólares diarios en febrero. Diciembre último, cuando se afianzó la suba de precios de las materias primas, el ritmo de liquidación finalizó en 80,5 millones de dólares diarios.
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La cámara aceitera y cerealera dejó hace dos años de publicar sus estadísticas diarias con el periodicidad semanal y sólo informa el resumen mensual. No obstante, de acuerdo con los datos oficiales a los que accedió este medio, en los primeros diez días hábiles del año ingresaron 1.285 millones de dólares, que implicaría un promedio simple de 128,5 millones diarios, un ritmo que suele verse en meses de alta liquidación (abril, mayo, junio y julio). Habrá que ver si el promedio se mantiene o responde al anticipo de operaciones en la primera parte del año.
El ritmo más elevado del año pasado fue en junio, con 123,3 millones de dólares diarios de la mano de los exportadores granarios. El récord histórico había sido en junio de 2018, con 191,6 millones de dólares diarios, en respuesta a la eliminación total de derechos a la exportación de materias primas, con la excepción de la soja, a la cual se le redujo su arancel escalonadamente hasta su mínimo ese año.
En ese momento el sector también adelantó sus ventas porque el Fondo Monetario Internacional, que volvía a dictar la política económica en el país, exigía una suba de retenciones. En ese momento los derechos de exportación sobre la soja habían tocado el piso de 26 por ciento y Cambiemos --o mejor dicho: el Fondo-- los elevó al 30 por ciento. En enero del año pasado se ajustó a 33 por ciento.
A pesar de la baja temporal en los derechos de exportación durante el último trimestre del año pasado, la oferta de divisas del sector agroexportador continuó siendo escasa. Fue recién a mediados de diciembre, cuando las presiones cambiarias que los sectores concentrados ejercían sobre la divisa se disiparon y los precios internacionales iniciaban una escalada de precios vertiginosa, fue que comenzó a notarse un cambio en la tendencia. La medida para cuantificar ese cambio de escenario es la operatoria del BCRA, que evidenció 27 jornadas consecutivas de absorción de divisas.
Tal como informó El Destape, la semana pasada, en la cual hubo tres días en que el principal oferente de divisas impuso un cese de comercialización, el Central compró ni más ni menos que 486 millones de dólares, más de 90 por ciento de las adquisiciones del organismo en lo que va de enero. En el último mes y medio, la autoridad monetaria conduce Miguel Pece incrementó en 1180 millones de dólares en su stock de reservas, la mayor recuperación del último año.
Continuar esta tendencia dependerá de los precios internacionales, pero también de una mayor regulación sobre el sector. El primer componente de la ecuación encontró esta semana un techo por las mejoras climáticas en las áreas cultivables sudamericanas, lo que generó fuerte recortes en las cotizaciones en el Mercado de Chicago.